Por una pulgada

19 marzo 2025 9:06 pm
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El sábado 14 de julio de 2024, a un día del final de la Eurocopa y de la Copa América, en Pittsburgh , condado del estado de Pensilvania , mientras el precandidato a la presidencia de Estados Unidos del Partido Republicano, Donald Trump, se encontraba dando un discurso en un mitin de campaña, la emoción de escuchar sus palabras entre los asistentes se convirtió, en cuestión de minutos, en gritos de terror, cuando, de un momento a otro, se le ve agacharse y, al segundo, los agentes del Servicio Secreto lo cubren mientras lo resguardan a una zona segura y evacuan el lugar rápidamente.

Lo que terminó por registrar el acontecimiento fue un curtido fotorreportero del New York Times, quien tomó una foto que se convirtió en el mejor registro de este atentado, donde se ve en la imagen a un Trump con rastros de sangre en su cara, levantando el puño en señal desafiante, imagen que terminó por darle la vuelta al mundo.

La confusión en el lugar, según registraron los principales medios de comunicación de Estados Unidos, fue total. Luego, mediante entrevistas y labores periodísticas de varios reporteros en el lugar, pudieron establecer que se trató de un atentado realizado por un hombre desde el tejado de un granero, armado con un rifle calibre .22, que disparó aproximadamente ocho veces. Como resultado, dos personas terminaron gravemente heridas y una persona falleció por los impactos de bala.

A los minutos de que se presentaron los hechos, las redes sociales comenzaron a llenarse de versiones basadas en teorías de conspiración; una de ellas fue replicada masivamente por los contradictores de Trump, quienes afirmaron que se trataba de un auto atentado para aumentar la popularidad de Trump y convertirlo en un mártir. Esta versión, aunque carente de evidencias que respaldara dicha afirmación, se impuso en un sector de la sociedad.

Por el contrario, a medida que pasaba el tiempo, los medios de comunicación serios empezaron a indagar y hacer labor periodística para observar el conjunto de los acontecimientos. Lo que pudo establecer Univisión Noticias fue que, al entrevistar a varios testigos presentes en el mitin, afirmaron haber visto a un hombre armado en un lugar elevado a 800 metros del sitio donde se desarrollaba el evento político. Varios alertaron a las autoridades sobre esto, y sorprendentemente no actuaron, evacuando a Trump del lugar. El tirador alcanzó a disparar; según el relato de Félix de Bedout, periodista de Univisión, pasaron 88 segundos desde que se denunciaron los hechos por la gente hasta los disparos, algo que sin duda muestra una clara negligencia por parte del Servicio Secreto. Justo cuando empezó el ataque, los francotiradores del equipo de seguridad de Trump dispararon en su contra, provocándole la muerte de forma inmediata.

Algo llamativo que sucedió minutos después de conocerse la noticia del atentado es que el prestigioso canal de noticias CNN informó de forma preliminar que Donald Trump se había retirado de un mitin después de haberse caído. Fue quizás esta noticia apresurada de CNN, que sin confirmar lo que había pasado, obvió las cinco W, base fundamental del trabajo periodístico; y fue por ello que la versión quizás del auto atentado cobró tanta fuerza entre los conspiranoicos.

La agencia de noticias EFE, citando a funcionarios de seguridad, informó que los francotiradores del Servicio Secreto avistaron al autor del intento de asesinato de Trump, un joven de 20 años llamado Thomas Crooks, a las 17:52 de la tarde. El tiroteo, sin embargo, ocurrió a las 18:12. Este incidente pone de manifiesto una clara falla en la seguridad, especialmente para un equipo tan experimentado en la protección de figuras políticas en los Estados Unidos.

Resulta sorprendente que, en Estados Unidos, un candidato presidencial haya sido víctima de un ataque, a pesar de estar protegido por el Servicio Secreto. Este ex presidente contaba con un esquema de seguridad adicional, propio de su condición de precandidato a la presidencia. Lo que desconcierta a muchos es la falta de resguardo en la zona del granero, desde donde operó el tirador. Parte de las responsabilidades de un esquema de seguridad es identificar puntos de riesgo, especialmente en un país donde cualquier persona puede adquirir un arma de asalto y donde ya se han registrado numerosos casos de tiroteos masivos. Esta situación plantea serias interrogantes sobre la eficacia de las medidas de seguridad implementadas.

Posibles razones

Trump, había manifestado en varias ocasiones que, de alcanzar la presidencia, pondría fin a la guerra de Ucrania, argumentando que no veía correcto destinar los recursos de los contribuyentes estadunidenses a financiar un conflicto en el extranjero. Al mismo tiempo, adopto una postura moderada en sus relaciones con Rusia, y no se declaró abiertamente enemigo del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin.

Una vez se presentaron los hechos, prestigiosos analistas internacionales, desde sus cuentas y programas en YouTube, emitieron sus hipótesis. Es el caso de Alfredo Jalife Rahme, autor de varios libros de geopolítica y profesor de posgrado en la UNAM, columnista del prestigioso diario Sputnik. Desde el principio afirmó: «Se trató de un atentado y no cabe duda de que intentaron asesinarlo «. Esto fue lo que publicó este prestigioso analista en su red social de Facebook:

Súper exclusiva: el giro de cabeza de Trump lo salvó milagrosamente. La bala iba directa a la base de su cráneo. El tirador fue liquidado instantáneamente, estaba programado a ser despachado… OTAN-, globalización de los atentados: Roberto Fico Eslovaquia, Donald Trump… peligra Orban…

Metástasis de derrota de la OTAN en Ucrania.

Pablo Iglesias, ex vicepresidente de España y uno de los fundadores del Partido Podemos, en su programa online » La Base», título: «Trump sobrevive a un intento de asesinato durante un mitin». Posteriormente, entrevista a un experto que analiza la información disponible al momento de la emisión del programa, y este dijo lo siguiente: «En el caso de Trump, hay que dejar en claro que, según las informaciones y las pruebas gráficas, ninguna de las teorías de la conspiración parece clarificar qué es lo que pasó. Tampoco hay indicios de que haya sido un auto atentado. Es un ataque de un joven en el contexto de polarización política extrema, y que, sumado a la facilidad para la tenencia de armas, genera un cóctel de violencia y peligro para cualquiera que haga política en Estados Unidos«.

El coronel (r) Pedro Baños, excomandante del Ejército Español en Tierra, compartió en su canal que, al parecer, se escucharon varios disparos provenientes de un rifle calibre. 22, lo que resultó en múltiples heridos y algunas víctimas mortales. Es probable que, tras los disparos, el atacante haya sido neutralizado por francotiradores del Servicio Secreto. En relación con la herida en la cara de Trump, el coronel Baños explicó que, desde un enfoque balístico, parece ser que la bala del rifle impactó en el vidrio del teleprompter, que fue destruido en el tiroteo. Los fragmentos de vidrio, al volar, fueron los que causaron la lesión en la cara del expresidente.

Frente a la versión de que un tirador experto apunto a la oreja de Trump para realizar una operación de falsa bandera, el mismo Baños, dijo: “ese tipo de tiro es prácticamente imposible debido a que basta que la persona se mueva unos grados para que le impacte en la cabeza, por eso desde su experiencia militar, descarta de plano esa afirmación tan descabellada”. Por lo tanto, lo que es claro ante la evidencia y los testimonios que salieron una vez sucedieron los hechos, es que, si se trató de asesinar a Donald Trump, y el tirador fue identificado como un joven de 20 años de nombre Thomas Croocks, el cual apareció meses atrás, en un video promocional del fondo de Inversiones Black Rock.

Todo esto parece parte del guion de un thriller de Hollywood, y hace inevitable recordar la historia del asesinato de Jhon Fityerald Kennedy, retratada magistralmente en la película de Oliver Stone, titulada, JFK, Caso revisado, una película dramática de 1991, donde este director, se hace preguntas y pone en juego distintas hipótesis de quienes ordenaron ese crimen, que a la fecha la justicia estadunidense de forma extraña no ha resuelto.

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