LOS RITUALES HABLAN DE LO QUE SOMOS Y PENSAMOS

5 marzo 2025 9:38 pm

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¿Cuántos rituales hace Usted y por qué lo hace?

Antes de responder, identifiquemos qué es un ritual. Muchos creen, erróneamente, que es una práctica cercana a la brujería o a religiones. Y si bien dichas expresiones recurren a ceremonias o a la reiteración de conductas bajo los mismos parámetros, como ritual también se entiende toda aquella conducta que realizamos y repetimos periódicamente, en ciertos momentos o fechas específicas, y siempre con el mismo orden, para lograr distintos objetivos, bien sea de familia, trabajo y personales, entre otros.

Son muchos los ejemplos de rituales. Desde los propios de la expresión religiosa (como el bautizo de los hijos, la unión familiar, la comunión con un ser superior…), aquellos de creencia popular (como los de comer uvas a medianoche del 31 de diciembre) y los de hábitos propios (como madrugar al gimnasio, seguir un orden estricto para consumir alimentos, prepararse para dormir, arreglarse y maquillarse, celebrar de una forma muy particular algún acontecimiento, y hasta la manera de empacar una maleta), entre otros muchos.

Y en todos los momentos y escenarios de la vida hay ritos: Cuando experimentamos algo trascendental (nacimiento o muerte, matrimonio o separación…), cuando entramos en una etapa diferente (un nuevo trabajo, el desempleo, ser aceptado en un grupo…), cuando celebramos algo (aniversarios, grados…), cuando buscamos sanar algo (una herida física, un alma atormentada…) o cuando juramos cumplir algo a cambio de resultados (una promesa, una penitencia, una confesión…).

Incluso hay rituales ajenos e incomprensibles para nuestra cultura, que pueden ayudarnos a ver otras dimensiones del mundo. Por ejemplo, en Tailandia, se hace un banquete en honor a los monos para agradecerles la cosecha; en México, una vez al año las familias llevan alimentos a las tumbas de sus muertos y pasan la noche con ellos; en la India, se dice que atrae buena suerte el casarse con un árbol, y en algunas tribus del Amazonas se piensa que comer las cenizas de los difuntos da más fuerza física y espiritual.

Independientemente de nuestro origen, ubicación socioeconómica, formación académica o creencias, todos vivimos rituales. Lo hacemos porque creemos en algo: En un orden superior, ser, religión, mantra o fuerza indescriptible, o en la disciplina y método como forma de control y esfuerzo, o simplemente porque es costumbre y así nos han enseñado.

Lo que hacemos y como lo hacemos es reflejo de lo que somos y lo que pensamos. Quien madruga a llevar a sus hijos al colegio está comprometido con la familia; quien recurre al esoterismo entrega su vida a misterios indescifrables para él; y quien compra la lotería todos los días, se ilusiona principalmente en la suerte.

Los rituales nos acercan a lo que creemos o no, a quienes confiamos, a aquello con lo que nos sentimos seguros, y reflejan qué cosas e ideas son aquellas a las que damos más valor.

Nadie puede juzgar la bondad o maldad de los rituales de otros, salvo que estos sacrifiquen la inocencia, la dignidad o la integridad (como los rituales satánicos o de violación, o los de autoflagelación, entre otros). Así no les hallemos sentido a los rituales de otros hay que reconocer que son muy importantes para ellos. Respetarlos y analizarlos nos ayudará a comprenderlos mejor y seguramente también nos ayudará a aprender y a crecer como personas.

Eso sí, debemos hacer un escrutinio de nuestra conducta y evaluar qué tanto nos aportan dichos rituales al crecimiento propio. ¿Ese ritual realmente me enriquece?, ¿se justifica el dinero, los materiales, el tiempo o las relaciones que empleo en dicho ritual?, ¿qué tanto me acerca o me aleja de los seres queridos u otras culturas la forma como vivo algunos rituales?, ¿qué pasaría con mi vida, comodidad, salud, estabilidad y confianza si refuerzo o elimino dicho ritual?, y, sobre todo, ¿qué tanto hago depender mi vida de esas acciones?

¿Ya revisó sus rituales? Hacerlo no solo le resultará un entretenido ejercicio, sino que también le ayudará a cuestionarse si debe reforzarlos o, por el contrario, eliminarlos. Y esa reflexión de por sí ya es un gran paso en la vida.

*Rector UNAD

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