Los sesgos cognitivos son atajos mentales que el cerebro utiliza para procesar información de manera rápida, aunque no siempre precisa. Estos sesgos pueden influir profundamente en la manera en que las personas perciben la realidad, interpretan eventos y toman decisiones. Cuando estos atajos refuerzan creencias preexistentes sin permitir el análisis crítico, pueden convertirse en un factor clave en la radicalización ideológica, el sectarismo y el fanatismo.
¿Cómo los sesgos cognitivos fomentan el sectarismo?
El sectarismo es una postura de lealtad extrema a una ideología, religión, grupo o partido, que a menudo impide la apertura al diálogo y la tolerancia. Existen varios sesgos cognitivos que favorecen este fenómeno:
- Sesgo de confirmación: La tendencia a buscar, interpretar y recordar información que confirme nuestras creencias previas mientras ignoramos o descartamos datos que las contradigan. Esto refuerza la visión de que solo nuestro grupo tiene la verdad absoluta.
- Pensamiento de grupo: Un fenómeno en el cual los miembros de un grupo priorizan la cohesión y el consenso sobre el pensamiento crítico, lo que puede llevar a la toma de decisiones irracionales y extremas.
- Efecto de falso consenso: La creencia errónea de que la mayoría de las personas comparten nuestras opiniones y valores, lo que puede intensificar la percepción de que los disidentes son una minoría equivocada o incluso peligrosa.
- Sesgo de atribución hostil: La tendencia a interpretar las acciones o palabras de quienes piensan diferente como hostiles o malintencionadas, fomentando sentimientos de animadversión y aumentando la polarización.
Del fanatismo a la agresividad y la polarización
El fanatismo es una manifestación extrema del sectarismo, caracterizado por una devoción inquebrantable a una causa y una actitud de intolerancia hacia cualquier perspectiva divergente. Bajo su influencia, los individuos pueden volverse más conflictivos, reacios a la autocrítica y dispuestos a justificar la hostilidad o la violencia contra quienes consideran adversarios ideológicos.
En este contexto, la intolerancia y la agresividad crecen debido a:
- Deshumanización del opositor: Los rivales ideológicos dejan de ser vistos como personas con puntos de vista distintos y se convierten en enemigos a los que hay que combatir.
- Retroalimentación de la polarización: Los discursos extremistas se refuerzan en espacios cerrados, como redes sociales y comunidades afines, donde las opiniones contrarias son rechazadas o ridiculizadas.
- Reacciones emocionales intensas: El sesgo de atribución hostil y la sobreidentificación con una causa generan respuestas emocionales exacerbadas ante cualquier crítica o contradicción.
Evidencia académica sobre sesgos cognitivos y fanatismo
Diversos estudios han explorado la relación entre el pensamiento sesgado, el fanatismo y la violencia ideológica:
- Tajfel y Turner (1979) en su teoría de la identidad social demostraron cómo las personas tienden a favorecer su propio grupo y a discriminar a los grupos externos, contribuyendo al sectarismo y la polarización.
- Van Prooijen y Krouwel (2019) en su investigación sobre extremismo político encontraron que las creencias rígidas y la falta de pensamiento crítico están fuertemente asociadas con actitudes de intolerancia y comportamientos agresivos.
- Haidt (2012) en «The Righteous Mind» explicó cómo los sesgos cognitivos refuerzan divisiones ideológicas y cómo el pensamiento moral influenciado por la emoción puede aumentar la radicalización y el odio hacia quienes piensan diferente.
Estrategias para mitigar el impacto del sesgo cognitivo
Para contrarrestar la influencia de los sesgos cognitivos en el sectarismo y el fanatismo, es fundamental fomentar el pensamiento crítico y la apertura al diálogo. Algunas estrategias incluyen:
- Exposición a diversas perspectivas: Consumir información de fuentes variadas y dialogar con personas de diferentes posturas ayuda a desarrollar una visión más equilibrada de la realidad.
- Desarrollo de la metacognición: Reflexionar sobre nuestros propios procesos de pensamiento y estar atentos a los sesgos que puedan influenciarnos negativamente.
- Fomento de la empatía: Practicar la escucha activa y tratar de comprender las motivaciones y experiencias de quienes piensan diferente.
- Educación en alfabetización mediática: Aprender a identificar noticias falsas, manipulación informativa y discursos extremistas que alimentan la polarización.
En conclusión, los sesgos cognitivos desempeñan un papel crucial en la consolidación del sectarismo y el fanatismo, llevando a actitudes de intolerancia y agresividad. Sin embargo, con herramientas adecuadas de pensamiento crítico y educación, es posible contrarrestar su impacto y construir sociedades más abiertas, dialogantes y respetuosas de la diversidad de pensamiento.
GERMAN ESTRADA MARIÑO
PSICOLOGO CLINICO
PSICOTERAPEUTA INDIVUDUAL DE PAREJA Y FAMILIAR BILINGÜE ONLINE
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
PERITO FORENSE
LIDER CAMPAÑA PREVENCION DE SUICIDIIO JUVENIL
316 4502080