LOS LIBROS SIGUEN VIVOS (11)

17 febrero 2025 11:06 pm

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Umberto Senegal

LA GUERRA FINAL

Nelson Mora

Novela de ciencia ficción

Calarcá

Libro sin referencias bibliográficas

84 págs.

“¡Condenado a muerte! El Computador de Seguridad Mundial lo había decidido. Le restaba la última opción: Revisión general del proceso por la Sección de Comprobación de Información y Cálculo”. En la solapa izquierda, sin autor del texto, se informa que este conciso libro es “un capítulo-isla de Abismo mágico, novela de unas 1.500 páginas a la cual le está dando los últimos retoques para darla a la publicidad”. Nelson Mora, intelectual polifacético y de fina prosa crítica y filosófica, uno de los más brillantes escritores que tuvo nuestra región, nació en Calarcá en 1932 y fue asesinado en 1979 a sus 47 años de edad. Este bien escrito y coherente fragmento de Abismo mágico, publicado en 1970 según registra tal fecha el escritor Gabriel Echeverri en uno de los volúmenes de su libro Pinceladas, es una excepcional división de la colosal novela anunciada.

Si  la anunciada novela Abismo mágico, en la historia de la ciencia ficción se consolidara como obra pionera de tal género en Colombia y Latinoamérica, por su temática y extensión, por el erudito conocimiento que sobre el género poseía Nelson R. Mora G., estudioso y lector apasionado de  autores magnos por el estilo de Ray Bradbury, Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Philip K. Dick  o Frederik Pohl, La Guerra final ya es, de por sí, un magistral modelo de novela de ciencia ficción quindiana. Publicada con un tiraje que no sobrepasó el centenar de libros. De 84 páginas y ocho capítulos: La condena, La defensa, La audiencia, ¿Libertad?, Las cloacas, La industria del hombre, El plan del hombre y El plan de la máquina. En un dictatorial gobierno de las máquinas, su trama gira en torno a la condena a muerte de Monart C.1. X.729, quien, por decisión de El Computador de Seguridad Mundial, es declarado un peligro para la estabilidad del Control Electrónico Mundial. Una facción de rebeldes sobrevivientes, al margen de las máquinas y enfrentados a estas, intentan salvarlo de la muerte. Es sorprendente apreciar arquetipos futuristas desarrollados por el personaje principal hace más de 50 años, que concuerdan sin ningún anacronismo con situaciones propias de la época que vivimos de robótica e inteligencia artificial, entre otros tópicos del siglo XXI tratados a lo largo del desarrollo de esta novela escrita antes de 1970 con la cual Nelson Mora se adelantó más de medio siglo en varias de sus formulaciones y distopías. El Super Computador Electrónico Mundial de tan enérgica nouvelle bien puede ser, hoy por hoy, Frontier, la supercomputadora más potente del mundo, ubicada en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge, en Estados Unidos. 

Autónoma de la voluminosa novela a la que dice pertenecer, por su configuración ficcional La guerra final es bruñida joya literaria de la novela quindiana y la ciencia ficción colombiana que pasó inadvertida y continúa anónima dentro de la ciencia ficción nacional. El único comentario que conozco, es el ensayo del profesor universitario quindiano Diego Fernando Rincón Bermúdez. Titulado Nelson Mora: la guerra final, ficción y reacción. El epígrafe lo considero un apocalíptico cuento atómico de diez palabras: “-Somos civilizados. -Entonces estamos ya maduros para la guerra final”. ¿Nelson concluyó Abismo mágico? ¿Alguno de sus herederos conserva fragmentos o la totalidad de tal novela? Para Colombia y el género de la ciencia ficción latinoamericana, sería inapreciable referente literario y narrativo con el cual Calarcá y el Quindío ocuparían lugares privilegiados en la historia de dicho género. Tal noveleta, editada en rústica impresión tipográfica que parece de prueba, y que obsequió a sus amigos más cercanos, mi padre Humberto Jaramillo entre ellos, es una obra que por su lenguaje y su trama se adelantó a su época con temas que en esta era de la IA son actuales. Publicada cincuenta y cinco años atrás, pasó totalmente inadvertida para el Quindío y para Colombia. Podemos leerla como novela breve bien escrita gracias a su adecuada introducción, el interesante nudo y el sugestivo desenlace con personajes inconfundibles.

“La producción de material artístico del género de la ciencia ficción en Colombia se caracteriza por su escasez de autores y obras. Un estudio de las publicaciones entre 1928 y 1996, arroja la existencia de tan solo 17 obras literarias”, afirmó un anónimo estudioso del género, quien no tuvo la fortuna de conocer esta singular noveleta. Nadie más, con la magistralidad de Mora Guevara, ha escrito ciencia ficción de categoría nacional en el Quindío. No hay novelas inéditas ni publicadas sobre el género. Con esta breve y profética noveleta, Mora se erige como auténtico pionero de la ciencia ficción colombiana, puesto que la publicó varios años antes del recordado Antonio Mora Vélez dar a conocer su obra y posicionarse como padre de la ciencia ficción colombiana. Nelson Mora, más dedicado a sus compromisos de abogado y la publicación de libros sobre su oficio, no se interesó mucho en difundir La guerra final, sin saber que con ella, como cuando Vidales en poesía publicó Suenan timbres, estaba marcando un hito literario y genérico dentro de la narrativa de ciencia ficción colombiana. Rincón Bermúdez señala, muy acertado, que La guerra final es una “novela donde convergen ideas filosóficas, políticas, e ideas propias de su profesión como abogado”.

ARREBOLES EN EL ALMA

Jorge Hernán Vallejo Londoño

Poemas

14 dibujos interiores de Benjamín González Salamanca, Mincho.

Impreso en Litografía Skrybe.

Calarcá 2024

174 págs.

“Escriben los poetas/ríos de tinta a sus amores…/son almas nobles e inquietas/hablando de romances sin rubores”. Primer libro del poeta calarqueño Vallejo Londoño, quien durante varios años ha residido en Canadá. Reúne cronológicamente textos escritos desde 1970, cuarenta años atrás, en inquebrantable labor literaria perdurando hasta la fecha sin que Jorge Hernán pretenda reconocimientos literarios, dándole merecido ingreso a la nutrida historia bibliográfica de la poesía calarqueña y quindiana. Sigue, con versos coloridos y románticos, modos tradicionales de las rimas asonánticas y consonánticas, aunque muchas de sus estrofas adoptan acordes con el jovial tono de la copla, distantes de dichos modelos. Incluye, como pies de páginas, numerosos aforismos, breves reflexiones propias, anónimas y de autores conocidos.

Próximo a publicar su primera novela ya en impresión: Mi propio camino de espinas. Sus versos y poemas de cómoda lectura, son descriptivos y emotivos, bien cuando su tópico es el amor y sin imágenes abruptas se embelesa con asuntos eróticos de mesuradas y galantes palabras siempre influyendo la galantería, o bien cuando representa el literario oficio en que participa: “Plasmamos en cursis poemas/la voz de amantes apasionados,/convertimos en valiosas gemas/el dolor de los traicionados”, sin preciosismos formales ni estilísticos, pero con tonos y giros metafóricos donde  sus sentimientos son reconocibles por las confidencias que nos hace. Y que pueden ser, de igual manera, las demostraciones amorosas de cualquier persona en una relación sentimental con otra. Estos poemas conservan, en su estilo, procedimientos musicales y temáticos de la poesía clásica donde los afectos y la pasión, el deseo que no se reprime, son constantes literarias y humanas en el amor y el desamor. Por estos 130 poemas circula testimonial cuanto del amor correspondido o no correspondido se ha dicho a través de los siglos, en versos menores o mayores. Los  textos del calarqueño, adquieren actualidad por la franqueza del autor en cada  verso, sin sentar posiciones psicológicas ni filosóficas en torno al amor y el desamor, llevándonos a observar en nosotros mismos el curso vital, físico y emocional de tales sentimientos.

PLANETA LUCERO AZUL

Lucero Jordán Molina

Poesía y prosa

Numerosas ilustraciones en colores

Real Editores

Armenia 2018

Texto de contracarátula por el poeta Rodrigo Holguín

190 págs.

“Dejo volar mis aves/ellas vuelan como mis sentidos. /Mi alma se llena de colores, /por la existencia de lo vivido”. Entre los variados propósitos literarios de la escritora quindiana, resalta en su libro el amor por nuestro paisaje. Por nuestras costumbres. Sobresale la identidad del habitante quindiano idóneo para valorar la belleza de cuanto lo rodea a diario y que, si hay delicadeza de por medio, como ocurre con Lucero Jordán cuando decide escribir un verso o una frase, puede llegar a ser motivo preciso para el poema.  Esta quindiana es sensible hasta con aquello que no parece tener fondo para un verso. No puede silenciarse cuando siente que debe manifestar el cercano esplendor del mundo que la rodea.

De la prosa al verso, del poema a las notas de carácter ecológico, con una redacción llana donde asume roles pedagógicos para inducirnos a proteger, amar y reverenciar el mundo en que vivimos, la poeta no se detiene en la forma del género literario con que va a expresarnos sus asombros, sino que permite a sus palabras fluir por entre pausas propias de la prosa, o con modos que caracterizan la poesía.  Poemas como Ave del paraíso, donde Jordán Molina establece diálogos entre los personajes del poema, revelan a una mujer que no pretende  introducirse con sus versos o con su lenguaje en franjas sutiles de la poesía, pero que con cada uno de sus poemas en verso libre, y cada uno de sus textos didácticos en prosas breves, sí está segura de comunicarnos sentimientos de agradecimiento a Dios y a la vida por la presencia hermanada de  rosas, nardos, orquídeas, páramos, mares, ríos, nevados, mariposas, mirlas, ruiseñores, abejas y colibríes, mediante versos alabando su belleza.  En este libro, observo el alma sensitiva de una mujer que entiende la palabra y el verso como efectivos recursos para la alabanza del entorno que a veces parece sin ningún significado para el ser humano.

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