Empiezo con un párrafo del texto escrito por el docente Juan Manuel Acevedo y publicado en El Quindiano el jueves 13 de febrero:

“Finalmente, espero que los lectores, los colectivos culturales y las instituciones interesadas respalden la BAQ y no la dejen en manos del clientelismo y los políticos de turno. Así mismo se debe evaluar la gestión del comité editorial de la BAQ en sus alcances y limitaciones, en sus aciertos y desaciertos; es decir, en la pertinencia o no de los títulos editados, pues sólo así, desde la mirada externa, desde la lectura crítica, será posible explorar nuevos caminos editoriales, abarcar otros fenómenos culturales, promover nuevos autores, alimentar la dinámica misma de la BAQ y salir del provincialismo.”.

El problema, diría yo, es que la BAQ se ha quedado aquí, encerrada en una bodega en la gobernación del Quindío. Y entonces, así es imposible que la conozcan.

Hace unos meses, fui a pedir un libro del escritor Omar García Ramírez y me dijeron que debería llevar una carta en la cual especificara el nombre del autor y el título del libro. Lo hice, con tan mala fortuna que, luego de larga espera en una oficina, mientras escudriñaban un poco, me dijeron que el libro no estaba. Se había agotado.

No entiendo cómo se agotan los libros de la BAQ si permanecen guardados y además, no hay una vitrina donde se puedan exponer. Nadie los ve.

Quisiera saber quién o quiénes promocionan los libros de la BAQ. Cómo lo hacen, porque a hoy, no tengo idea de cómo lo hacen.

Sé que quienes integran el comité editorial lo hacen ad honorem, con gusto por las letras. Ese no es un trabajo sencillo. Además, los problemas de los últimos años han ido creciendo. Cambio de editorial por una litografía donde no sabían encuadernar libros.

El comité editorial de la BAQ ha querido hacer bien todo, pero hay fallas que deben solucionarse pronto para que la BAQ sea la mejor y el comité editorial sienta que su trabajo vale la pena y no es en vano.

Así mismo, quisiera saber si en las bibliotecas de colegios y universidades del Quindío hay ejemplares o está la colección completa de la BAQ, porque si los estudiantes y la comunidad quindiana desconocen quiénes son los autores quindianos, definitivamente, no hay esperanza de que los tengan en cuenta a nivel nacional.

Pregunté en algunas librerías de Armenia si tenían libros de autores quindianos y en dos de ellas me contestaron: “Los escritores quindianos no venden. No tenemos libros”. Ante esa respuesta, entonces, en librerías como la Nacional o Panamericana ¿cuántos autores quindianos son conocidos?

Y los políticos, así sean los del cuatrienio actual, anterior o posterior poco o nada leen y poco o nada les interesa hablar o tener en cuenta la Biblioteca de Autores Quindianos. Porque la cultura es la cenicienta aquí y en cualquier lugar de este país.

La semana anterior se presentaron 3 libros en Armenia. Los asistentes, estoy seguro, fueron los mismos de siempre en los tres lugares donde ocurrieron los lanzamientos. Y no he visto a secretarios de cultura o directores de cultura en dichos eventos. Son escasos casi siempre. Están demasiado ocupados y con una agenda imposible. 

Para salir de provincianos se requiere un trabajo en equipo, pero a nivel cultural, en el Quindío, siempre ha sido un fracaso. Los egos son demasiados y no hay forma.

Si en las secretarías de cultura se nombran personas relacionadas con la cultura, malo. Si es recomendación de un partido, peor.

Por último, ojalá que la BAQ se renueve en muchos sentidos y haya más apoyo para el comité editorial. Trabaja mucho y se deben ver los resultados de su labor. La BAQ debe continuar, hacerse fuerte, hacer que los quindianos despertemos de este letargo y que haya proyección a nivel nacional.

Se requiere voluntad de entrega de todos. Y a quienes corresponde la publicación de las obras, menos disculpas, menos excusas y más rapidez para cumplir con las tareas propuestas.

Que nos duelan los libros, que nos duelan los escritores quindianos, que nos duela la BAQ