Mis amigos y colegas del medio reconocen esa pregunta, porque nos la hemos hecho durante tres décadas ya. Increíblemente la oferta turística del Quindío lleva mal contados algo así como treinta y pico de años como una opción de visita, pernoctación y disfrute.
A mediados de los 90s unos visionarios y visionarias permitieron que personas ajenas y extrañas se quedaran a dormir en las casas de sus fincas. Eso se veía como un exabrupto, una locura, casi un atentado a los ancestros. Pero, como dije antes, unos visionarios y visionarios se involucraron por usar un eufemismo en el negocio del alojamiento. Es decir, allí nació para nosotros y la industria un concepto que el Quindío Perfeccionó a punta de errores, dolores, y como el tango, hasta lágrimas de sangre: Las Fincas Hoteles.
Administradas y atendidas en su mayoría por las señoras propietarias; alojarse en las fincas era realmente una “visita”. Aún recuerdo las personas haciendo “check out” porque empezamos a utilizar la terminología hotelera; “llenando” sus carros con Plátanos, Naranjas, Guamas, Yucas, etc. Cómo si estuvieran esos productos dentro de la tarifa.
Se establecieron relaciones que después los expertos nos definieron como “clientes propios”, porque repitieron su visita una y muchas veces más. Contando las bondades de lo que la región poco a poco les iba entregando; o sea; marketing de referidos, el “voz a voz”.
Aprendimos de Famtrips, agencias mayoristas y minoristas. De operadores y comercializadores. Vouchers, Brochures y material Impreso. Fuimos testigos del cuasi nacimiento de las OTA (Booking cómo uno de los primeros, sino el más relevante). Páginas fallidas en internet. Chanel Managers, etc.
Y aprendimos a trabajar de manera “transversal”, “horizontal” y “vertical”. Solidariamente. Viajando juntos “cacareando” el destino en todos lados. Centros comerciales, trepados en carros de bomberos y hasta detrás de unos “protagonistas de novela”.
Pusimos de moda a Salento y Filandia por puro encarte; porque no había más parques en alguna época y entonces los lunes nos llevábamos la gente a “puebliar” o si no que lo diga JuanB.
De esa hermosa costumbre de trabajar juntos; los capítulos regionales de Cotelco y Anato han sido pilares fundamentales junto a la Corporación Quindío Café y Paisaje.
Y de ahí. De esa premisa de hacernos “conocidos”; hace muchísimos años la “rosquita” de siempre, logramos un lugar para asistir a la vitrina como una representación de Prestadores de Servicios Turísticos del Departamento del Quindío, por que la administración de turno nos desconoció y manejó los recursos a los que pudieron acceder a pesar de ser nuestros parafiscales de Turismo con una soberbia y actitud que rayaba en la estupidez.
Pagamos entre todos dos los stands; que se convirtieron en casi la mitad de un módulo pues eran y perdonen mi expresión; “el C*** de la Vitrina” por eso estaba vacíos y no se habían vendido, así que nos dieron en “rebaja” los espacios y pudimos subir en el “bus” a más de 20 empresarios entre agencias, alojamientos rurales y uno que otro de los parques temáticos pequeños.
Recuerdo a una muy “encopetada” y “conocida” señora; contratista en la gobernación por esas calendas, haciendo “tremendo reclamo” que por que “Nosotros no podíamos decir que éramos representantes del Quindío”. Para la bobada no hay pomada.
Y cómo decían en mi casa materna; “la vida da muchas vueltas”. Después de muchos años usando esos mismos espacios. El ingreso a la Vitrina cambió; y nuestros stands que estaban siempre en la “parte trasera baja” quedaron a la entrada de la Misma. Más visibles que cualquiera, porque sÍ o sÍ., más del 90% de expositores y/o visitantes tenían que pasar por el frente.
Ese es un logro (otro más) de los empresarios. No de una gobernación o Alcaldía de turno. Por eso lo mínimo que tienen que hacer es conservarlo para mostrar nuestra oferta. Y colaborar con los empresarios que todos estos años han sido los que día a día han soportado el desarrollo de lo que hoy tiene el Quindío como su mayor generador de divisas.
Para los colegas; claro que hay que ir a Anato. Po que es de viejos y nuevos contactos. De conocer que está pasando en otros lares. Porque a pesar de lo innovadores que siempre hemos sido, no podemos dormirnos sobre los laureles.
Para los nuevos y antiguos; de pronto “nos vemos en Anato”.