Donald Trump ha regresado a la presidencia envalentonado por sus amplias mayorías, por eso con arrogancia anuncia sus aspiraciones expansionistas. Va por el Canal de Panamá, por el Golfo de México, por Groenlandia y por Canadá, que dice que debe ser el Estado 51 de los Estados Unidos. No dijo que va por el resto de América, porque siempre la han considerado el patio trasero. Han invadido los países que han querido y han depuesto mediante golpes militares a los presidentes legítimos que no han gobernado de acuerdo a sus intereses.
Como es racista, clasista y xenófobo, para cumplir su promesa de deportar 11 millones de inmigrantes ilegales, al día siguiente de posesionado empezó a deportar a varios países en aviones militares, esposados y con grilletes a miles de ellos.
En cumplimiento de un acuerdo migratorio con Colombia, envió 2 aviones con 200 inmigrantes. El presidente Petro que había autorizado el arribo e invitado a recibirlos con flores y banderas, en vez de utilizar los canales diplomáticos y el dialogo, en un arrebato emocional en un trino pasadas las 3 de la mañana desautorizó la operación y exigió un trato digno y respetuoso a los colombianos.
El autoritario y soberbio Trump como represalia ordenó revocar las visas a los funcionarios del gobierno y sus familias. Suspendió el trámite de visas. Imposición de aranceles del 25 % a las exportaciones y sanciones a las entidades bancarias y financieras. La respuesta irreflexiva de Petro fue anunciar el mismo arancel para las importaciones de Estados Unidos, e invitar a cerca de 15.000 estadounidenses irregulares, a regularizar su estadía en el país.
La dignidad y la rebeldía solo duraron 18 horas, cuando la Casa Blanca anuncia que el gobierno colombiano ha aceptado los términos del presidente Trump. Este arrebato de dignidad es extemporáneo, porque desde hace 30 meses vienen deportando a los colombianos en las mismas condiciones.
El año pasado fueron deportados 14.500 inmigrantes. Y México también ha devuelto a miles de turistas colombianos que han denunciado malos tratos y el gobierno no había protestado. Además, aquí hay 7 bases militares al servicio de los Estados Unidos y está permitiendo la construcción de la octava en la isla Gorgona, causando daños ambientales y violando la soberanía nacional.
Los tratados de libre comercio y de extradición son leoninos a favor de los gringos y no ha hecho nada por revertir esta indigna situación. Por el contrario, ha extraditado vía exprés más colombianos que los gobiernos anteriores.
Es válido reclamar por el trato humillante a los colombianos por calificarlos a todos de asesinos y criminales. No se puede permitir la generalización, porque solo una ínfima minoría lo es. Pero debía medir las consecuencias de desafiar e insultar al presidente de una potencia mundial y poner en riesgo la economía del país.
Fue acto populista y simbólico, porque Colombia no tiene en este momento los recursos para enviar 2 aviones semanales durante varios años a traer a los deportados. Solo fueron por los 200 que venían en los aviones que no pudieron aterrizar. Tuvo que aceptar que sigan regresando en aviones militares esposados y con grilletes, y solo por apariencia se los quitaran en el momento de descender del avión.
Es un acto de hipocresía porque aquí a los detenidos en las cárceles donde hay hacinamiento, se les da un trato más indignante y cuando los deportan a Estados Unidos o los trasladan a los despachos judiciales también van esposados.
Trump no tiene autoridad moral para tratar de delincuentes y criminales a todos los inmigrantes latinos porque no han sido condenados penalmente. En cambio, el sí fue condenado. La inmensa mayoría trabajan honrada y pacíficamente. Tampoco debería discriminarlos y despreciarlos porque sus padres, esposa y suegros son inmigrantes y los funcionarios del gobierno Marcos Rubio y Elon Musk también lo son.
El contradictorio, soberbio y ególatra Petro gobierna desde X con la cabeza caliente mediante trinos improvisados, extensos y mal redactados, sin consultar con sus ministros y asesores. Lo único que le interesa al mesías es el protagonismo, el culto a la personalidad. Como es terco y vanidoso en vez de sopesar la gravedad de lo que pudo haber ocurrido al romper relaciones con el mayor socio comercial, está haciendo ostentación de los millones de visualizaciones y los miles de likes a su irresponsable trino en el que invita Trump a tumbarlo.
Para Estados Unidos, Colombia no tiene mucha importancia, por eso desde hace 2 años y medio no tiene un embajador en propiedad, solo hay un encargado de negocios, que fue cambiado hace 6 días y fue el que se reunió con el canciller, el vicecanciller y el embajador colombiano a solucionar el impasse. Petro se puso de gallito fino a retar al matón del barrio de la nación más poderosa y se tuvo que tragar sus palabras y recular. Trump terminó imponiendo sus condiciones.
Petro debe entender que las relaciones exteriores se manejan con seriedad, prudencia y pragmatismo, más aún cuando esta es asimétrica, porque dependemos comercialmente de Estados Unidos.
Para enfrentar en igualdad de condiciones al imperio norteamericano, América Latina se debe unir y negociar en un solo bloque y no individualmente, logrando intercambios más equitativos e impidiendo que nos siga dando el tratamiento de colonias o lacayos. Pero por falta de liderazgo esto no se ha logrado.