Guillermo Salazar Jiménez
Sin conciencia social ni moral política actúan sin dudar que lo hacen mal, dijo Rusbel Caminante, sin ningún escrúpulo abusan de los humildes para mantener privilegios de los poderosos. Se fundamentan en el miedo para ocultar sus negros intereses, agregó, porque en un pueblo temeroso, al Estado lo convierten en un ente sin escrúpulos. Cierto, comentó Juanita Lectora, con Nietzsche en el Anticristo podríamos equiparar aquellos políticos y medios opositores como seguidores del Dios poder que sacrifica el porvenir de millones de colombianos, porque “… de sobra es conocida, en efecto, la falta de escrúpulos de todos los sectarios para componerse su propia apología a partir de su maestro.”
Dijo Juanita que aquellos aprovechan el miedo de los discriminados para sembrar el terror por el cambio y así eliminar sin ningún escrúpulo ni titubeo a los que lo promueven y piensan diferente. Estos son el enemigo a vencer, dicen, comentó Juanita, convencidos que tienen el poder económico y de los medios para enfrentar una lucha que no gana el más noble ni el más digno; creen que ganar es bueno porque sí, no importan los medios legales o ilegales, ganan sin escrúpulos, deshonestos con los colombianos necesitados.
Enfrentar aquel tipo de lucha sería conveniente si todos los señalados tuvieran escrúpulos, expresó Rusbel Caminante, pero no dan su brazo a torcer, hay basto poder de por medio y ambiciones sin límite. Señaló que la palabra escrúpulos viene del latín y significa “guijarro pequeño y puntiagudo”, para referir la incomodidad provocada por la piedra en el zapato. Sin embargo, acotó que la piedrecilla anidó en la conciencia de los opositores al cambio para transformar sus actos políticos en vilezas. Concluyó, en realidad la buena imagen no resulta de como los ven los demás colombianos; sino como se ven ellos mismos. Sin ningún escrúpulo se pasean por tribunas, congreso nacional y medios.
Al preguntarse si aquellos perversos hacen el bien hasta saturarse de hacer el mal y apropiarse de los bienes ajenos, Juanita Lectora recordó el mito del anillo de Giges, leyenda que, según historiadores, aparece en el Libro II de la República de Platón. Glaucón relata la historia de Giges, precisó Juanita, humilde pastor que, después de un terremoto y borrasca, encontró un anillo en el fondo del abismo. Adicionó que Giges aprovechó la magia del anillo para hacerse invisible y así entrar a sitios prohibidos, escuchar conversaciones ajenas, robar y amasar gran fortuna; seducir a la reina y asesinar al rey para convertirse en soberano.
Tal leyenda, expuso Juanita, permite entender a los enemigos de las reformas qué, sin ningún escrúpulo, se ponen el anillo de Giges. Se preguntó, ¿Por qué serán tan deshonestos para pensar y actuar como el pastor de la leyenda?, ¿Podrán resistir la tentación de continuar con su manera de engañar sin ser reconocidos por los colombianos ni condenados por la justicia? Con Giges, Juanita concluyó que la licencia que se toman aquellos indecentes, sin ningún escrúpulo, podrán gozarla si mantienen puesto el anillo.