Este martes, último adiós al sacerdote Luis Fernando Riveros

20 enero 2025 4:55 pm

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Este domingo 19 de enero, en su residencia en la calle 10 Norte “Torres de Providencia” en Armenia, falleció el Sacerdote Luís Fernando Riveros López, según informe oficialmente la Diócesis de Armenia. Había nacido el 7 de junio de 1964, hijo de Bernardo Riveros Botero y Lyda López Salazar, familia compuesta por otros dos hermanaos.

El padre Luis Fernando Riveros había sido ordenado sacerdote por Monseñor José Roberto López Londoño el 8 de diciembre de 1995. En este 2025 cumpliría 30 años de ordenación presbiteral. Fue reconocido por haber liderado la construcción del templo “Nuestra Señora del Café” y, por tanto, primer párroco de esta comunidad.

Entre los servicios prestados a esta diócesis de Armenia, se destacan: como diácono: director de La Pastoral Social Diocesana-1995. Como sacerdote: Administrador parroquial de Nuestra Señora del Carmen en Barcelona, Vicario parroquial de Santa Ana en Armenia. Vicario parroquial de Espíritu Santo en Armenia y animador de la parroquia Nuestra Señora del Café en Armenia y luego párroco de este mismo templo. Vicario parroquial de la Sagrada Familia en Armenia. Capellán de las Hermanas Adoratrices y colegio de la misma comunidad, en Armenia. Capellán del Parque Cementerio Jardines de Armenia-2009.

También fue párroco de Nuestra Señora La Milagrosa. Integrante del Consejo Presbiteral en 2017. Párroco de la iglesia Santísima Trinidad en Armenia. Su último cargo fue como Capellán en la comunidad de las Hermanas Capuchinas casa Emaús en 2019.

Sus honras fúnebres se llevarán a cabo en la parroquia de Nuestra Señora del Café este martes 21 de enero a las 2:00 de la tarde.

Primer párroco de Nuestra Señora del Café

La parroquia fue fundada el 20 de junio de 1997 por Monseñor Roberto López Londoño según decreto 1410 de la misma fecha, ante el crecimiento de la ciudad en la zona norte. Como primer párroco fue nombrado el Padre Luis Fernando Riveros López, que toma en arriendo una casa ubicada en la calle 22 Norte con carrera 16 esquina, la que adecuó como templo provisional.

Así, el padre Luis Fernando empieza un duro y arduo trabajo para recaudar fondos y comenzar la obra física: rifas de automotores, donaciones de amigos, familiares y hasta trabajo extra que el presbítero Riveros hacía en los Estados Unidos con sacerdotes amigos para traer fondos. Esa sumatoria de recursos y esfuerzos se vio materializada el 15 de abril de 2000, cuando se inauguró el actual templo parroquial y se consagró con las reliquias de San Francisco de Asís.

Ese tiempo de intenso trabajo dejó en el sacerdote problemas de salud (diabetes) que debía cuidar para poder seguir su gran trabajo de evangelización y formación de comunidad parroquial. Es esta enfermedad la que finalmente va minando su salud y le provoca su deceso.

Nuestra Señora del Café brillaba por las diferentes celebraciones para cada tipo de preferencia: en la mañana se tenía la eucaristía para los niños, animada por títeres y obras de teatro; al medio día la eucaristía solemne con incienso y padre nuestro en latín; a las 6 de la tarde la eucaristía «concierto» en la que el piano tocado por «Inesita» le daba mucha altura, y finalmente a las 7:15 p.m. llegaba la eucaristía de los 7 sentidos o misa juvenil como era reconocida, una celebración que desbordaba en asistencia y se tenían que ubicar sillas hasta en las afueras del templo (luces mx3, humo, strober, burbujas, proyección de los cantos y la palabra, grupo musical, entre otros…) hacían de esta celebración una verdadera «fiesta para Dios» enmarcada por una excelente homilía que le llegaba al alma a los fieles jóvenes de diferentes edades. Mereció esta maravillosa celebración incluso varias notas de los medios de comunicación locales y nacionales por su masiva asistencia.

El sacerdote Luis Fernando Riveros dejó muchas huellas de admiración y respeto en diferentes comunidades parroquiales, las Hermanitas Veladoras siempre lo acogieron con cariño y alegría, y que decir en la parroquia Nuestra Señora La Milagrosa que fue su última comunidad  hasta el 2019, allí dejó gratitud de toda una feligresía por su impecable  servicio espiritual y social, además de dejar un hermoso templo remodelado, se nos quedan muchas descripciones de su gran trabajo sacerdotal en otras comunidades, las que quedan en los corazones de todos sus evangelizados.

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