NUEVA MIRADA AL CONCEPTO DE IDENTIDAD

5 enero 2025 9:30 pm

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Jaime Lopera Gutiérrez


¿Será posible que la quindianidad requiera otra versión?
Un reclamo reciente de algunos ciudadanos, que se expresan en este mismo diario, suele ser la pregunta sobre la capacidad de los quindianos para reconocerse como gestores de su propio destino. No es una inquietud fácil de abordar, pero es un clamor en favor de una identidad propia.


Sin embargo, la dificultad de hallar una respuesta satisfactoria comienza con la visión de la época moderna.  Era más o menos sencillo para nuestros antepasados encontrar un vehículo de comunicación parecida en las costumbres, en el vocabulario, en la reminiscencia de los oficios diarios, en la música; pero ¿podemos decir hoy lo mismo cuando el concepto de globalización y de redes sociales es una muralla que nos rodea por todas partes?


Los rasgos y atributos derivados de la gesta de la colonización antioqueña. ¿acaso sirven ahora con los mismos alcances de ayer?  El romanticismo tiene la virtud de acoplarse para alimentar ese pasado, pero los jóvenes de hoy, una inmensa mayoría, parecería que están más ligados a la percepción del “aquí y ahora” que los más adultos.

La reciente iniciativa legal que consagra el divorcio exprés es una prueba legítima de que los cambios están a la orden del día bajo la petición de la juventud de hacer más abiertas las cosas.

Alguien llamaba a este nuevo proceso mundial como “la identidad líquida”, aludiendo a que nada es estable en nuestros días, que los cambios se suceden con más velocidad que antes –tal como se derrama el agua entre los dedos, según Bauman—, que el crecimiento de la imaginación humana es exponencial y no puede ser atrapado con certeza. Por ejemplo, la invasión de los medios sociales en nuestra comunidad quindiana, ¿hace todavía posible unificar nuestros ideales y propósitos bajo el nombre de alguna identidad con nombre propio como la que sugerimos hace cuarenta años?


Un notable historiador antioqueño, Jorge Orlando Melo, hace un tiempo reclamaba si la antioqueñidad, esgrimida como un canto de combate regional, se derivaba del carriel, las fondas o la arriería para que tuviese una expresión de consonancia con la época de los colonos. Y se respondía asi: antes podía hablarse de esa correlación, pero ahora no hay concurrencia entre aquella leyenda del pasado con los modernos requerimientos de comunicación y de progreso.


¿Cómo puede hablarse hoy de una cultura identitaria, única y singular, cuando en Toronto se puede tener una mejor gastronomía mexicana que en Oaxaca? Por no mencionar sino un ejemplo en que la identidad está subordinada a la globalización. Y cientos de casos similares en que las fronteras se desdibujan a grandes pasos por la eficacia de las tecnologías modernas y los medios sociales.


En fin, es necesario pensar en la actualidad que las comunidades son porosas. Que la provincia se desvanece, que fluye y se mueve con los estímulos de afuera y que no tenemos formas adecuadas de resistencia a ellos. Si aceptamos esta posibilidad, ¿debemos enconcharnos, encerrarnos, vacunarnos contra las influencias de la modernidad?


En virtud de estos nuevos hallazgos, ¿no sería posible entonces que empezáramos de una vez por todas a redefinir la quindianidad?
Enero 2025

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