LA POLÍTICA MONETARIA DEL BANCO DE LA REPÚBLICA Y SU LUCHA CONTRA LA INFLACIÓN

27 diciembre 2024 8:50 pm

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En diversos espacios, se explica la inflación como una especie de «cáncer» para la economía: si no se trata, puede propagarse y erosionar el poder adquisitivo, generando graves desequilibrios. La política monetaria, en este sentido, actúa como una quimioterapia: una intervención necesaria para contener el avance de la enfermedad, pero que conlleva efectos secundarios como la desaceleración económica y la contracción del crédito.

Este delicado balance entre el tratamiento y sus consecuencias es lo que subyace en las decisiones del Banco de la República. La Junta Directiva del Banco de la República, en su sesión final de política monetaria de 2024, determinó una reducción de 25 puntos básicos en la tasa de interés, estableciéndola en 9,5%. Este ajuste, más moderado que las disminuciones de 50 puntos básicos adoptadas desde marzo, refleja un cambio en el ritmo de relajación monetaria.

El contexto que enmarca esta decisión es el de una inflación anual que ha seguido una tendencia descendente durante 2024, cayendo del 9,28% en diciembre de 2023 al 5,21% en noviembre de este año. Si bien esta trayectoria es alentadora, los niveles de inflación continúan por encima de la meta del 3% fijada por el Banco y fuera del rango meta de entre 2% y 4%. Este desalineamiento subraya la necesidad de prudencia en las decisiones de política monetaria para evitar un retroceso en la convergencia inflacionaria.

En paralelo, el crecimiento económico se ha mantenido rezagado frente a las expectativas y el PIB potencial del país. Sectores estratégicos como el comercio y la construcción han mostrado debilidad, a la par de una tasa de desempleo estructural que no disminuye, mientras que la incertidumbre fiscal aumenta tras el rechazo legislativo a la reforma tributaria que pretendía financiar en parte el presupuesto nacional, sumado a los pronunciamientos del Comité Autónomo de la Regla Fiscal frente a recortes al gasto para contener el déficit fiscal que no debe estar por encima del 5.6% del PIB este año.

Esta combinación de factores ha incrementado las presiones sobre la estabilidad macroeconómica del país. Frente a este panorama, la decisión de reducir la tasa no estuvo exenta de divergencias dentro de la Junta Directiva. Cinco de sus miembros votaron a favor del recorte de 25 puntos básicos, mientras que otros dos respaldaron reducciones más agresivas, de 50 y 75 puntos básicos respectivamente.

Estas posturas contrastantes reflejan el debate sobre la velocidad y magnitud adecuada de la relajación monetaria en un contexto de desaceleración económica, alta deuda pública y volatilidad cambiaria. Por otro lado, el Gobierno ha manifestado reiteradamente su interés en una política monetaria más expansiva para estimular la inversión y el consumo. Pero, la reducción al 9,5% busca equilibrar dos objetivos primordiales: por un lado, la contención de la inflación y, por el otro, el apoyo a la reactivación económica.

No obstante, la eficacia de esta medida dependerá de factores como el nivel de confianza de los consumidores, el comportamiento del crédito bancario y el impacto de las políticas monetarias internacionales, particularmente en Estados Unidos y Europa, que influyen directamente en el panorama financiero de Colombia y que, a su vez, según el último pronunciamiento de la FED, respalda la decisión tomada por la autoridad monetaria en el país.

De cara al futuro, se anticipan cambios significativos en la composición de la Junta Directiva del Banco en 2025, cuando el presidente Gustavo Petro realizará dos nuevos nombramientos. Este posible reequilibrio haría que Petro contara con 3 de los 7 miembros, pudiendo alinear la orientación de la política monetaria con los objetivos de crecimiento que anuncia el Gobierno, lo que plantea interrogantes sobre la capacidad del Banco para mantener su autonomía y enfoque técnico en un entorno político cada vez más intervenido.

Aunque los resultados de los exámenes a la inflación muestran que el tratamiento ha funcionado positivamente con su tendencia a ubicarse dentro del rango meta, el «paciente económico» para la Junta sigue en estado vulnerable y como en cualquier terapia prolongada, el proceso requiere tiempo, exámenes de seguimiento y ajustes constantes para evitar recaídas o efectos colaterales considerables.

De esta forma, la decisión adoptada refleja los retos de transitar una economía bajo presiones internas y externas; en la que a pesar de que el recorte de 25 puntos básicos pueda parecer conservador, refuerza la intención del Banco de flexibilizar gradualmente su postura sin comprometer la estabilidad macroeconómica.

Finalmente, más allá de las discusiones ideológicas, en el 2025 la autonomía y el profesionalismo de la autoridad monetaria, seguirán siendo definitivos para afrontar los efectos de los determinantes macroeconómicos y garantizar la confianza en la economía colombiana. De hecho, este enfoque ha sido reconocido por expertos, como lo demuestra el premio a la Junta Directiva como personaje del año 2024 por parte de Portafolio y El Nuevo Siglo.

*Economista.

Magíster en Territorio, Conflicto y Cultura @Geopolistan

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