TRÍOS Y LA SONORA MATANCERA: ÍCONOS DEL BOLERO (5)

21 diciembre 2024 10:36 pm

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Por: José Gustavo Hernández Castaño (*)

Este es el quinto de una serie de artículos dedicados al bolero, un género que ha tocado las fibras más íntimas del alma latinoamericana, dejando un legado imborrable a través de las décadas. En esta entrega, nos sumergimos en la historia de los tríos y de la Sonora Matancera, explorando cómo estos pilares musicales marcaron la evolución del bolero.

Debo aclarar que, dada la amplitud y riqueza del bolero, se escaparán algunos nombres de tríos, intérpretes o canciones que también merecen ser recordados. Cada uno de ellos tiene un lugar especial en la historia de este género, y su omisión no resta valor a sus contribuciones.

Los tríos, armonías que marcaron épocas, con su formato de tres voces y guitarras, se convirtieron en la personificación del romanticismo del bolero. Surgidos en diferentes rincones de América Latina, cada uno aportó un estilo único que amplificó la universalidad del género.

En México, el bolero trío encontró su mayor expansión. Los Panchos, fundados en 1944, son quizás el grupo más icónico del bolero. Con Alfredo Gil en el requinto, Chucho Navarro en la segunda voz, y Hernando Avilés como primera voz, inmortalizaron canciones como «Sabor a mí», «Sin ti», «Rayito de luna» y «Cenizas». Su influencia fue tan grande que establecieron un modelo a seguir para otros tríos. Los Tres Reyes, surgidos en 1957, ofrecieron un sonido impecable que conquistó audiencias con temas como «Poquita fe», «El andariego» y «Ódiame». Con Gilberto Puente en el requinto, este trío alcanzó el estatus de sucesores de Los Panchos. Por otro lado, Los Dandys, liderados por Joaquín Ruiz Martínez, marcaron la década de 1950 con canciones como «Gema», «Tres regalos» y «Negrura». México también nos dio a Los Tres Ases, quienes, bajo el liderazgo de Roberto Cantoral, se destacaron con temas como «La mentira», «Sabrá Dios» y «El reloj». Finalmente, tríos como Los Calaveras, con su influencia ranchera, y Los Diamantes, con su perfección armónica, contribuyeron a consolidar la riqueza del bolero en este país.

En Cuba, el Trío Matamoros sentó las bases del bolero-son, una fusión del bolero con ritmos afrocubanos. Liderados por Miguel Matamoros, este grupo marcó la historia con temas como «Lágrimas negras», «Son de la loma» y «Juramento». En este mismo contexto, el Trío La Rosa destacó por su romanticismo y sencillez armónica, interpretando clásicos como «Perfidia», «Noche de ronda» y «Solamente una vez».

En Puerto Rico, el Trío Vegabajeño, formado en 1943, destacó con canciones como «La última copa», «Desvelo de amor» y «Llorando me dormí». A su vez, el Trío San Juan popularizó «Perfume de gardenias», «Canta corazón» y «Ensueño», consolidándose como uno de los grupos más queridos de la isla.

En Colombia, el Trío Martino dejó su huella con canciones como «Triunfamos», «Noches de Bocagrande» y «Cuando estemos viejos». También sobresalió el Trío América, con éxitos como «Fantasía», «En mi viejo San Juan» y «Adiós», mientras que el Trío Los Isleños destacó con temas como «Piel canela», «Sin un amor» y «Campanitas de cristal».

Finalmente, en el Cono Sur, Los Hermanos Arriagada, de Chile, nos ofrecieron interpretaciones magistrales de «Historia de un amor», «La barca» y «Contigo en la distancia», mientras que, en Ecuador, el Trío Los Embajadores se destacó con temas como «Nuestro juramento», «Sombras» y «Eres tú». En Argentina, Los Pamperos dejaron su huella con interpretaciones magistrales de «Historia de un amor», «El día que me quieras» y «Bésame mucho», fusionando el bolero con la sensibilidad del tango.

Sin duda, los tríos representan la voz más íntima y pura del bolero, pero su riqueza es tan vasta que resulta imposible abarcarla completamente. Si algún trío, canción o intérprete ha quedado fuera, vaya desde aquí mi reconocimiento y admiración.

Si los tríos nos transportan al espacio íntimo del bolero, la Sonora Matancera nos invita a experimentar su versión más vibrante y festiva. Fundada en 1924 en Matanzas, Cuba, bajo la dirección de Rogelio Martínez, la Sonora Matancera se convirtió en un fenómeno internacional al fusionar el bolero con ritmos tropicales como el son y la guaracha.

En su extensa historia, la Sonora fue el hogar de algunas de las voces más icónicas del bolero. Celia Cruz, «La Reina de la Salsa», brilló con interpretaciones como «Tu voz», «Tuya y más que tuya» y «Dile que por mí no tema». Su energía incomparable definió una era dorada para la agrupación. Bienvenido Granda, apodado «El Bigote que Canta», aportó una emotividad profunda con canciones como «Obsesión», «En el mar» y «Vete de mí». Daniel Santos, «El Inquieto Anacobero», inmortalizó clásicos como «Dos gardenias», «Amor perdido» y «El pecado», convirtiéndose en una de las figuras más emblemáticas del bolero tropical. La Sonora también contó con la elegancia vocal de Leo Marini, quien desde Argentina interpretó joyas como «Frío en el alma», «Falsaria», «Yo vivo mi vida» y “Tristeza Marina”. De República Dominicana llegó Alberto Beltrán, cuya interpretación de «Desvelo de amor», «Humanidad» y «Aunque me cueste la vida» dejó una marca imborrable. En el ámbito femenino, Myrta Silva, con su desgarradora interpretación de «Aunque me cueste la vida», «Deuda» y «No te importe saber», y Blanca Rosa Gil, con «Besos de fuego», «Hambre» y «Vendaval sin rumbo», demostraron la versatilidad del bolero dentro del estilo tropical. Celio González, apodado «El Flaco de Oro», es recordado por temas como «Total», «Quémame los ojos» y «Yo soy el son cubano». Vicentico Valdés, con «Los aretes de la luna», «Un poquito de tu amor» y «Todo me gusta de ti», y Nelson Pinedo, con «La última noche», «El ermitaño» y «El bazar de los juguetes», completan esta lista de voces inolvidables.

El bolero ha encontrado en los tríos y en la Sonora Matancera dos formas de expresión que, aunque diferentes, comparten una esencia común: la emoción. Los tríos, con su armonía íntima, y la Sonora, con su fuerza rítmica, han dado vida a un legado musical inmortal. Reconociendo que la historia del bolero es vasta y que aún hay nombres y canciones por mencionar, invito a los lectores a seguir explorando y descubriendo la riqueza de este género que ha unido a generaciones con su romanticismo eterno.

(*) Magister en Ciencias Políticas

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