Fundador de las parroquias de Salento, Circasia y Armenia, gastó todas las energías de su vida por el engrandecimiento y prosperidad de la floreciente región del Quindío.
Álvaro Hernando Camargo
Cuando todavía flameaba el humo de la derriba y quema de las montañas en la Hoya del Quindío, trabajo consumado por las manos callosas de los colonos pioneros encabezados por “Tigreros”, en una sencilla capilla edificada con guaduas, cerrada con orillos de los gigantescos árboles aserrados, y techada con hojas de bijao, el cura Valencia empezó a ejercer su prolífica misión religiosa. De día y de noche transitaba de Salento a los “Planes del Quindío” por trochas provistas de precipuos y hondos zanjones, cabalgando su viejo caballo rucio hasta el recién caserío, fundado por “Tigrero”.
Nació en Neira, hijo del matrimonio de Indalecio Valencia y Simona Marín, el 12 de marzo de 1856.
Sus estudios eclesiásticos los realizó en el Seminario de Medellín, recibió la ordenación sacerdotal en Marinilla, de manos del excelentísimo Valerio Antonio Jiménez, con la dispensa dada por el excelentísimo José Ignacio Montoya, el 15 de agosto (otros dicen que el 27 de julio), del año de 1884.
Con permiso de Monseñor Jiménez fue nombrado por el Obispo de Popayán, Cura de Salento, a donde se trasladó en noviembre de 1884, y desde allí administraba a Filandia, en donde abrió el primero de los libros parroquiales, el 22 de septiembre de dicho año, y a Circasia, en donde también abrió los primeros libros, el día 1° de junio de 1887. Allí empezó y bendijo la primera capilla que hubo en ese lugar. Entró después con otros exploradores y fundó a Calarcá, levantó la primera capilla, y celebró la primera misa en 1886. En los libros de esta Parroquia, figura en las siguientes fechas: del 14 de octubre de 1894, hasta el 3 de febrero de 1901, y más tarde, del 8 de marzo de 1905, al 22 de julio de 1909. En Salento fundó el Colegio de San Luis, y allí se educaron los dirigentes que hoy tiene esa próspera región.
En el año de 1887, recibió el nombramiento de cura de Pereira y desde allí administraba toda la región del Quindío. En esta población, ayudado por el General Deaza, levantó las tapias del Cementerio actual, compró las campanas, el armonio, levantó la casa cural, y fundó el Colegio de San Luis. Es, además, muy de anotar, la manera tan vivida y gráfica, como celebraba allí las Semanas Santas.
El memorable día 19 de octubre de 1885, celebra la primera Misa como acto inicial, para la fundación de Montenegro. Después, hacia el 18 de noviembre del año 1894, lo vemos llegar a Armenia, como primer Cura residente. En Armenia fundó el Colegio de San Luis, levantó las tapias del cementerio, ornamentó el templo con todo lo necesario y lo mismo hizo en Montenegro.
Luego, por orden superior, pasó a Supía, en donde lo encontramos hacia el 5 de mayo de 1900. En este nuevo campo fundó otro Colegio, denominado también de San Luis; permaneció allí hasta que pasó a Marmato, en donde estableció una escuela nocturna para enseñarles a los mineros a leer y escribir y los rudimentos de la doctrina cristiana. Pasó en 1905 a Marsella y administraba desde allí a Belalcázar y La Virginia.
En este mismo año, como se dijo antes, volvió a Calarcá, y continuó las fundaciones. Estos fueron, la primera, Génova, en donde fundó la primera capilla, y abrió los primeros libros religiosos el 24 de mayo de 1914. Desde esta fecha figuró como Cura, hasta el 25 de enero de 1923. En el año de 1913, recibió el nombramiento de Cura de Colón y Génova, y de Colón. En estas dos fundaciones, levantó las primeras capillas, las cuales fueron bendecidas, la de Colón, por los Padres Redentoristas, y la de Génova por él. Otra tercera fundación que llevó a cabo, fue la de Córdoba, en el año de 1917.