Lo divino y lo humano

16 diciembre 2024 10:43 pm

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Hay un tema que se agita en sectores “distantes” –es un decir, pues el hecho de que interese con el sur del Valle del Cauca y el norte del Cauca, no quiere decir que sean foráneos–, y del que debieran comenzar a ocuparse con mayor énfasis los científicos, los ecologistas, los economistas, los urbanistas, etc. del resto del país. Se trata del Área Metropolitana del Suroccidente (AMSO). El pasado 24 de noviembre se convocó a elecciones a los municipios de Yumbo, Candelaria, Puerto Tejada, Jamundí, Cali, Palmira y Dagua para que votaran Sí o No a la integración regional bajo la figura de “Zona Metropolitana”. El umbral de votantes autorizado por la Registraduría era del 5 % del censo electoral. Una ganga para un asunto tan complejo y que comprometía de manera sensible a los municipios convocados. El porcentaje de votantes fue del 6,6 %, y solo en tres municipios ganó el Sí: Cali, Puerto Tejada y Jamundí. Obvio que con estos se va a dar inicio a la AMSO, y ya el resto verán si se van adhiriendo sobre la marcha.

Lo primero es que fue una elección súbita, sin mayor promoción, como si los convocantes deliberadamente quisieran unos resultados subrepticios, en lugar de que aquella jornada fuera masiva. Obvio que quienes votaron No lo hicieron no por desinterés, sino por desconfianza. La gente aprende.

Es que el asunto en juego es ambicioso: por supuesto quienes votaron Sí se entusiasman, y no es para menos, con las virtudes del proyecto: tren de cercanías, accesibilidad fluida a salud, colegios, universidades, mercados, tecnología, servicios, seguridad, etc. que se cualificarán con la progresiva adhesión de los renuentes y cuando se tenga masiva claridad sobre la totalidad del AMSO.

Tanta belleza tiene, sin embargo, un pero: el líder es el alcalde Cali, Alejandro Eder, azucarero tradicional, de los que han agotado la tierra valluna con sus cultivos de caña, y más recientemente de Etanol. Toda una historia* de 47 años envenenando con la mecanización las aguas superficiales y subterráneas con la tala de 712.000 hectáreas a lo largo de 32 municipios. Han depredado 2.500 especies de plantas. Han salinizado 85.000 hectáreas. Habrá que agradecerles a los municipios en los que ganó el No, pues en ellos, y en los dos restantes en que ganó el “Sí”, están ubicados ocho ingenios azucareros que, con sus efectos contaminantes, significan un suplicio pulmonar para los vecinos.

Cuando la obesidad y los problemas de salud disminuyeron el consumo de azúcar en el mundo, se volvió crítico el cultivo de este producto, y los ingenios se las arreglaron con la producción del Etanol, que enmugra hasta ahora el aire de Sao Paulo y Ciudad de México. Tiene los años contados.

Muy sospechoso, pues, el entusiasmo de Alejandro Eder con un AMSO que va a convertir tierras rurales a urbanas, por el momento en Puerto Tejada y Jamundí, municipios dormitorios de Cali. Promisorio eso en lo inmobiliario. Legalización de volteo de tierras. ¿En temas de vivienda y de ingenios, no debería inhabilitarse el alcalde de Cali en la naciente AMSO?

*Datos provistos por los artículos del historiador y experto en medio ambiente Alberto Ramos Garviras y artículos BIBO-Humboldt-El Espectador.

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