QUINTO MALO

11 diciembre 2024 10:28 pm

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Hasta los dichos populares han cambiado en el gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego. Si hay quinto malo y se trata del exministro de hacienda Ricardo Bonilla.

Con más vicios que un perro chiquito, es la quinta carga de gran calado que naufraga en la trama de la UNGRD, entidad estatal elegida como caja mayor para comprar congresistas. No se le puede decir caja menor a una alcancía que le han sustraído más de dos billones de pesos. 

Lo quieren descuartizar. Es un entrampamiento. Decía Petro para defenderlo y mire lo que hizo con el individuo.  Lo echó por X cuando descubrieron que las coimas no fueron repartidas con equidad.  Tres mil para Name y mil para Calle, es patrocinar desigualdad. Eso no lo puede permitir el gobierno del cambio.  Los botines mal repartidos siempre han derivado en divisiones y peleas a muerte.

Ni en las peores ligas del bajo mundo se «sapea» al hijo del patrón.  El exministro de hacienda hizo lo impensable y rompió todos los códigos al trasladar a la fiscalía los anónimos que le llegaron. Poquito le faltó para autenticarlos en un Yidisnotaría y echarle la culpa a Uribe o Duque.  Obras son amores, dicen los congresistas favorecidos. Involucrar en corrupción a Nicolás Alcocer, es meterse con el ojito izquierdo del presidente porque el derecho es Nicolás Petro.

Las malas lenguas que a veces revelan verdades, aseguran que cuando el gobierno se enteró que estaban a punto de estallar las gestione$ de Alcocer en Urrá, redactaron los anónimos, los enviaron al minhacienda para tramitarlos ante las autoridades competentes y así quedar bien con el público y la ley. Eso evitaría la omisión de denuncia y todo bien. Pero miren en lo que va la trama, se descosió por el hilo más grueso, el ministro. Alcocer mata Bonilla.

A esta novela sólo le falta un muerto y hay muchos opcionados.  También hay más literatura para una serie policíaca que para un manual de lucha contra la pobreza. Tienen muy buen libretista de cabecera. Gustavo Bolívar puede escribir:  «Sin coimas no hay paraíso». Una saga original para televisión donde el exministro Bonilla y la exministra María Isabel Urrutia, naden en una piscina llena de dinero. A su alrededor, como escenografía pueden mostrar indígenas Wayuu muertos de sed porque ni en las piletas hay agua y deportistas descalzos porque no les giraron auxilios para comprar tenis.

Entre tantas cosas sucias, el país se enteró que la banda engaña mujeres para cometer sus fechorías. Se valieron de las funcionarias Sandra Ortiz y María Alejandra Benavides, de manera descarada para evadir responsabilidades. Justos por estafadores.

Muy buena la decisión de la joven Benavides que tuvo el valor de contar lo sucedido entre bambalinas y poner al descubierto los propósitos y despropósitos.  El país se conmovió cuando Caracol, entre lágrimas y sollozos denunció que el ministro la utilizó y la engañó para sus trabajos de mal olor.  Este gobierno de tercera es un estafador de primera.

Lástima que la exconsejera Sandra Ortiz, haya caído en las tentaciones y se hubiera prestado de mensajera con camioneta. Al final, Bonilla dijo: Todos en la cana o todos en el cielo.

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