Guillermo Salazar Jiménez
En medio de las turbulencias vividas en el ámbito político, los opositores a las reformas celebran con gritos y aplausos las derrotas del gobierno, sin advertir, comentó Juanita Lectora, que no se trata de la derrota del presidente, es la derrota de los colombianos olvidados. Aquellos gritos y aplausos, comentó Rusbel Caminante, simulan el triunfo, pero son momentos para recordarnos que la derrota vale, que las comunidades discriminadas sostienen su lucha y harán posible el futuro de Colombia.
Lo aseguró Borges en el poemario La Cifra, “La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce”, dijo Juanita, por ello es necesario recalcar a los colombianos lo que representa el valor de la derrota, en el precio que de ella se aprende para seguir adelante. Si, Juanita, la osadía de los opositores al cambio hace propicio la construcción de una cultura ciudadana capaz de advertir su destino, respondió Rusbel, en donde el fracaso se tome como un volver a empezar y persistir con la dignidad necesaria para alcanzar un futuro soñado. Los ajustes en varios objetivos y alcances de las reformas dejan la huella del camino para seguir adelante.
Rusbel comento sobre el fracaso atribuido al gobierno por los opositores; sin embargo, creyó que muchos colombianos abandonados saben cuánto valen estas supuestas derrotas y la satisfacción que sienten de saber cuánto hicieron para evitarlo. Claro, Rusbel, centenares de años bajo el yugo de los mismos dirigentes no se borran fácilmente, agregó Juanita, por ello dos años de intentos por cambiar a Colombia se transforman en aliciente para valorar la derrota y hacerla campo fértil para insistir, como dijo García Márquez sobre Bolívar, “La vida le había dado ya motivos bastantes para saber que ninguna derrota era la última.”
Juanita Lectora comentó sobre la ganancia que obtiene el gobierno con las derrotas en el Senado. De un lado, la sociedad colombiana para visualizar lo que es necesario hacer para conseguir la igualdad y la paz; de otro, algunos senadores deben mirarse a la cara para entender en qué se equivocaron, de reconocer sus errores y legislar a favor de los necesitados. Una vez electos olvidan los votantes, expuso Rusbel Caminante, arropan la política con el odio y la envidia para denigrar del gobierno y, apoyados por medios entregados a los dueños del país, cumplen el rol falaz de engañar a los electores.
¿Qué sería de nosotros si no persistimos en el cambio de Colombia?, se preguntó Rusbel, no tendríamos portadores de las lámparas para alumbrar el camino cuando aquellos persistan en mantener las luces apagadas y perpetuar las tinieblas. Esfuerzos necesarios de denunciar, así sea de uno en uno, como lo expresó Hemingway en El viejo y el mar: El hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado. Juanita se apoyó en el escritor portugués José Saramago para expresarle a aquellos senadores y medios opositores, “La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.”