SUBSIDIOS

30 noviembre 2024 10:00 pm

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Resultan banales las críticas cuando no se acompañan de posibles soluciones, expresó Juanita Lectora, al consultar diversas opiniones sobre los subsidios otorgados a los pobres por el gobierno nacional. Van desde consideraciones económicas, pasan por detractores vergonzantes hasta opiniones burlescas. Inclusive, agregó Rusbel Caminante, varios parlamentarios negaron tal iniciativa sin advertir que aquellos abuelos sufren por el olvido social que las leyes dicen enfrentarlo. 

Les duelen los abuelos no para ayudarlos a paliar su pobreza, comentó Rusbel, sino para multiplicar sunúmero, de esta manera capturan un grupo numeroso de posibles electores a través de promesas vanas que también atan a sus familias y amigos. Dichos contradictores no sienten la necesidad de los subsidios porque sus padres y abuelos no los precisaron, expuso Juanita, la situación privilegiada de que gozan los coloca en un nivel económico superior donde los subsidios a los abuelos pobres no les importa. 

Juanita Lectora reconoció el compromiso que aquellos opositores adquirieron con los abuelos, porque su riqueza se multiplicó con el trabajo, a veces inhumano,cuando estos vivieron su juventud laboral. Además del compromiso del pago de salarios e impuestos, tienen una deuda social, ahora que los abuelos viven sin ingresos, olvidados en tristes hogares de ancianos o ranchos de cartón en barriadas desoladas y sin feliz futuro. 

Creo Juanita, acotó Rusbel, los subsidios gubernamentales dados deberían tener cierto grado de contraprestación para que no parezcan limosna, más bien como medida pedagógica para mantener a los abuelos útiles, a pesar de los años. Con la escritora británica Doris Lessing, nobel de literatura en 2007, Juanita recordó que, “Se tienen menos necesidades cuanto más sienten las ajenas”, para asegurar que la fortuna de poseer los medios para vivir no los exime de ayudar a enfrentar las carencias de los abuelos. 

Los subsidios gubernamentales y las contraprestaciones de los usuarios connotan un tema más profundo, expuso Juanita, se trata de un asunto cultural; es decir la manera en como el gobierno se une con empresas, cooperativas y comunidades para prolongar la vida activa de los abuelos. El gobierno entrega los subsidios y los demás actores podrían comprometer a los abuelos con actividades sencillas pero productivas desde el punto de vista social. Organizar grupos de lectura, escritura o de artes y participar en dramatizaciones podrían ser ejemplos de las labores como contraprestación a los subsidios. 

O realizar cursos de alfabetización e idiomas, agregó Rusbel, encuadernar libros u organizar bibliotecas en escuelas y colegios; fabricar artesanías; realizar cursos de primeros auxilios para ayudar a sus pares residentes. En zonas populares y escuelas rurales dirigir las huertas escolares. Aunque complicado, resulta positiva la idea, respondió Juanita, porque sería una manera de demostrar que la solidaridad no es un acto de caridad, al contrario, una ayuda mutua entre actores que buscan el objetivo de atender humanamente el futuro de los abuelos. Recordó al poeta Homero, autor de los reconocidos libros La Ilíada y La Odisea, cuando afirmó que “Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga.”

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