El 3 de febrero del 2022, en un memorando la Universidad del Quindío, se informó: “…sea primero precisar que en virtud de los hechos acontecidos el día 24 de diciembre del 2019 relacionado con un sismo a las 02:03:53 P.M. Hora local (2019-12-24 19:03:53 Hora U.T), con magnitud Mw 6.2 (Red Sismológica Nacional de Colombia RSNC)), se presentaron unos daños en la piscina…”.
Sin embargo, ese “argumento” tiene un origen cuestionable. Observemos en detalle cómo se construyó el perfecto engaño desde la Universidad del Quindío para tapar su negligencia y cobrar un seguro.
En el contrato de obra número 15 de 2018, el rector encargado en ese momento (Luis Fernando Polanía Obando) acordó con la Unión Temporal Eje Cafetero (contratista), desarrollar el objeto de “Impermeabilización de la piscina de la Universidad del Quindío”. El valor de dicho contrato fue de $715.496.511,87. Dado que los fondos no fueron suficientes, el 9 de noviembre de 2018, el rector en propiedad, José Fernando Echeverry Murillo, le hizo una adición al contrato por la suma $152.236.102.
En los estudios previos del contrato se recomendó impermeabilizar la piscina con un producto denominado Sikaplan 12R, el cual “incluye instalación y montaje de enchape de cerámica”. El contratista cumplió con lo que “planeación y desarrollo” de la universidad le encomendó, aplicaron el Sikaplan 12R. Una vez concluía la obra, en el acta de liquidación del día 18 de diciembre de 2019, se dejó constancia que “las actividades fueron ejecutadas y recibidas a entera satisfacción por parte del supervisor o Interventor en la fecha de recibo de obra 15 mayo del 2019”.
Aparentemente, la comunidad universitaria ya podía disfrutar de una buena piscina. Sin embargo, a los 6 días, el enchape utilizado comenzó a desprenderse. Las directivas de la universidad (incluyendo la Facultad de Ingeniería) y el contratista comunicaron para crear una explicación de lo ocurrido. Con fundamento en el evento sísmico presentado el 24 de diciembre, se inventaron la versión de que el temblor de tierra fue el causante de los daños en la piscina. En efecto, el 24 de diciembre se registró un sismo de magnitud Mw 6.2, el cual, curiosamente, solo afectó la piscina de la universidad. En ninguna otra parte de la universidad se reportaron daños; Ni siquiera una taza se quebró. En el municipio de Armenia ni en el resto del Quindío hubo reportes de daños. Solo los daños fueron en la piscina de la universidad. Extrañas coincidencias que parecen ocurrir solo en la universidad.
El memorando de la UniQuindío (No. 2022-IM127), firmado por el señor Carlos Arturo Córdoba, se justó para ocultar una falla técnica causada por negligencia en la ejecución de la obra, financiada con recursos propios de la institución. Este comunicado omitió mencionar que el epicentro del movimiento telúrico fue en el municipio de Mesetas, en el departamento del Meta. Dada la distancia, resulta difícil demostrar que el sismo fue el causante de los daños en la piscina. No obstante, utilizaron ese argumento para hacer efectivo el seguro con la aseguradora SEGUROS MAPFRRE S.A., la cual pagó a la universidad $370.842.728, según un comunicado de rectoría del 23 de marzo de 2022.

La falta de seriedad de la Universidad del Quindío y su estrategia para ocultar su inoperancia y negligencia los llevó a emplear este mecanismo para manipular la verdad y disuadir a la opinión pública. En su momento, encubrieron con «agua sucia» indicios que impidieron la apertura de una investigación por parte de la Contraloría y la Fiscalía. Ambos organismos deberían considerar el caso, pues el argumento del sismo del 24 de diciembre de 2019 resulta débil.
Es posible demostrar que los daños en la piscina fueron producto de una acción humana que causó una falla técnica debido al uso de un producto inadecuado como el Sikaplan 12R. No es una afirmación personal; así lo han señalado los expertos en el tema. Consultada la empresa Sika, esta respondió: “El Sikaplan 12RCO, es una membrana de polivinilo de cloruro (PVC) para impermeabilización de cubiertas no expuestas reforzada con fibra poliéster, por lo que no está diseñada para ser instalada en piscinas…”.

El montaje perfecto, acusando al movimiento telúrico de los daños en la piscina, les salió bien: tan bien, que permitió a la universidad generar una nueva contratación para reparar (por segunda vez) la piscina. Nuevamente, el objeto del contrato se denominó “OBRAS PARA LA REPARACIÓN DE LA PISCINA DE LA UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO” (contrato No. 024 de 2023, suscrito entre la Universidad del Quindío y SYR MIRAY S.A.S.), por un valor de $763.727.411,71. Finalmente, el presupuesto tampoco fue suficiente, y se le realizó una adición de $98.413.813,24.
