La posible adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta representará una decisión muy importante, pero nuestro país deberá asumir esta responsabilidad con carácter y determinación, poniendo sobre la mesa sus interés y prioridades, generando espacios de gestión efectivos con China, con el fin de obtener los mejores resultados y beneficios concretos a largo plazo, siendo una gran oportunidad de desarrollo económico y fortaleza futura, sólo si Colombia consigue equilibrar la balanza estratégica en la geopolítica mundial.
Colombia y los Estados Unidos cuentan con una relación diplomática que se extiende por 202 años, la cual perdura al día de hoy, con inversiones y comercio de bienes y servicios bilaterales por un total estimado de 53.500 millones de dólares en 2022. Sin embargo, existe la posibilidad que, en los próximos años, estas relaciones cordiales cambien por completo.
En los años de existencia de la iniciativa comercial y económica “One Belt One Road” conocida actualmente como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI por sus siglas en inglés), en China se han desarrollado más de 3000 proyectos en conjunto y firmado 28 tratados de libre comercio, lo que ha producido más de 19,1 billones de dólares desde su puesta en marcha en 2013, generando más de 420 mil puestos de trabajo, conectando a 25 países y más de 200 ciudades.
Sin embargo, es importante analizar ¿De qué forma Colombia se ha acercado a China y a la Iniciativa de la Franja y la Ruta?
Desde el establecimiento de los lazos diplomáticos entre Colombia y China, se han llevado a cabo encuentros de alto nivel, fortaleciendo la relación de amistad en diversas áreas, como la cooperación multilateral, técnica, educativa, cultural, económica y comercial. Sin embargo, aunque las relaciones entre estos países, ha sido muy enriquecedora, no ha sido tan profundada como los vínculos entre Colombia y los Estados Unidos. Sumando a esto, en el 2023, el presidente Petro perdió una valiosa oportunidad para incorporar a Colombia al BRI durante la realización del III Foro de Cooperación Internacional de la Iniciativa de la Franja y la Ruta llevado a cabo entre el 17 y 18 de octubre de 2023 en Beijing, China. A cambio, el presidente colombiano ajustó su agenda para visitar Beijing, después de la finalización de este importante evento internacional.
El encuentro entre los presidentes Petro y Xi Jinping finalmente realizado el 25 de octubre de 2023, únicamente tuvo fines protocolarios y diplomáticos, sin relevancia importante en las relaciones internacionales entre ambos países. La reunión entre ambos mandatarios, se enfocó únicamente en reforzar los lazos de amistad entre los dos países, aunado a la firma y ratificación de acuerdos de promoción comercial, elevando las relaciones bilaterales a la categoría de “Asociación Estratégica”.
Sin embargo, pasados unos meses, en el momento menos esperado, el gobierno de Colombia anunció en sus plataformas digitales la visita del ministro de Relaciones Exteriores Gilberto Murillo a la capital de China el 12 de octubre del presente año, con el objetivo de discutir la posibilidad de que Colombia se incorpore a la Iniciativa de la Franja y Ruta. Para cumplir este importante objetivo, el ministro Murillo y su comisión de trabajo, sostuvieron diferentes reuniones con delegaciones técnicas, comisiones de trabajo y representantes chinos en Beijing.
Pero, ¿Cuáles fueron los objetivos alcanzados y perspectivas analizadas en los encuentros diplomáticos del ministro Murillo en Beijing?
En primer lugar, las reuniones del ministro colombiano en Beijing se centraron en dos asuntos principales:
1. La verificación y supervisión del cumplimiento de los pactos y acuerdos firmados en el marco de la “Asociación Estratégica”, entre el presidente Petro y el presidente Xi durante la visita del mandatario colombiano a China el año pasado. Aunado a esto, el ministro Murillo se centró en promover la posibilidad de que Colombia y China, eleven nuevos acuerdos relacionados con la transición energética y desarrollo socio ecológico, además de la diversificación y aumento de las posibilidades comerciales entre Colombia y China, ad portas de la inclusión de nuestro país a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
2. La generación de acuerdos de cooperación, donde China apoye a Colombia en la creación conjunta de políticas que acaben con las desigualdades sociales y la polaridad geográfica (rural y urbana) existente en el país, así mismo ofrecer nuevas oportunidades de intercambio académico a los jóvenes colombianos y chinos, nuevos empleos para trabajadores de todos los sectores productivos y programas de protección para mujeres, niños y ancianos.
En segundo lugar, el objetivo de la reciente visita del ministro Murillo a Beijing, fue la construcción de varios grupos de trabajo coordinado entre entidades y sectores técnicos y profesionales de Colombia y China, con el fin de agilizar la firma del gran memorando de entendimiento entre estos dos países, para que después de 45 años de vínculos diplomáticos, las relaciones Colombia y China llegue al más alto nivel con la adhesión de nuestro país a la iniciativa de la Franja y la Ruta, lo cual le permitirá a Colombia, gozar de vastas oportunidades de desarrollo económico, comercial, social y cultural promovidas por el intercambio directo entre ambas partes.
Sin embargo, más allá de las conclusiones mencionadas, ¿Qué supone una decisión de este calibre para Colombia, en lo económico, comercial, cultural y social?
En el campo económico y comercial, es importante destacar la bipolaridad geopolítica que enfrenta el mundo actualmente por la rivalidad directa entre los intereses de Estados Unidos y China. Colombia, aunque todavía es un país en vía de desarrollo, también juega un rol importante en los desafíos sociales y políticos en el escenario mundial, pues depende en gran medida del interés y la política exterior de Washington, porque la futura incorporación de Colombia al BRI es sin duda, un ataque directo a las relaciones de nuestro país con Estados Unidos y sus intenciones de dominio sobre territorios “aliados” en Latinoamérica.
Es seguro que posterior a la firma del BRI entre los presidentes Petro y Xi Jinping, el propio gobierno colombiano, tenga que enfrentar las críticas y el rechazo de Estados Unidos, por sus decisiones; sin embargo, Colombia deberá conservar su importante relación económica y comercial con el gigante norteamericano, pero al mismo tiempo expandir sus fronteras y enfocarse a los nuevos intereses en China y el BRI. Un buen juego del ajedrez geopolítico le permitirá a Colombia evitar un desbalance financiero transitorio por la presunta pérdida de las garantías económicas que tiene desde hace muchos años con Estados Unidos.
Así mismo, las salidas a los Océanos Atlántico y Pacifico con las que cuenta nuestro país, puede ser un factor fundamental y un punto de inflexión para el intercambio económico de Colombia con China; potencialidades que, si se gestionan correctamente, podrán traer grandes ventajas socioeconómicas y resultados positivos para la Nación. Sin embargo, si Colombia espera de China todo el músculo financiero para desarrollar los grandes proyectos prioritarios, por ejemplo, en el sector ferroviario; podría ser víctima de lo que en diplomacia se conoce como “La trampa de la deuda” o endeudamiento a gran escala, con sus respectivas consecuencias adversas para el país.
De acuerdo con el informe del Banco Mundial “Economía del Cinturón y la Ruta: Oportunidades y riesgos de los corredores de transporte”, el BRI al igual que la mayor parte de los grandes proyectos de infraestructura del mundo, presentan muchos riesgos, los cuales pueden verse potencializados por una limitada transparencia en los procesos de ejecución por algunos gobiernos con débil autonomía. Un ejemplo muy conocido del impacto de la “Trampa de la Deuda” en el mundo, se evidenció durante construcción del puerto Hambantota en Sri Lanka, pues ese país estaba tan endeudado con China, que en 2017 le arrendó el puerto por 99 años a cambio de una reducción de la deuda. Entonces, si nuestro país desea sostener una negociación productiva con su contraparte China, deberá inicialmente asegurar los recursos suficientes y estrategias que le ayuden a Colombia a librarse de esa deuda y poder aprovechar una inversión china suficiente que genere un superávit económico.
En cuanto a los escenarios sociales y culturales, Colombia también tiene muchas oportunidades de desarrollo, pues el BRI por sí mismo, no es solo un macro proyecto económico y comercial a nivel mundial, sino que también en una plataforma de intercambio sociocultural, donde las poblaciones de ambos países pueden tener la oportunidad de aprender de su homólogo y contribuir a fortalecer el nuevo modelo de globalización o de “cooperación de beneficio mutuo”, tal como lo ha mencionado el presidente Xi repetitivamente en sus discursos, sobre todo en el marco de la celebración del III Foro de Cooperación Internacional del BRI. Ahora bien, Colombia mediante el BRI puede expandir sus oportunidades educativas e incrementar su competitividad en varios campos del conocimiento a nivel local e internacional.
Las futuras relaciones de Colombia y China bajo el marco del BRI, pueden contribuir positivamente para que los programas y proyectos del Plan Nacional de Desarrollo de Colombia 2022-2026 “Colombia Potencia Mundial de la Vida” se cumplan, porque nuestro país no solamente puede incrementar su influencia a nivel internacional, sino que también puede configurar una visión estratégica y plural a nivel mundial, por ejemplo como potencia en biodiversidad, trabajando conjuntamente con China para lograr el “beneficio mutuo” ofrecido por el país asiático. En este aspecto, Colombia ha sabido aprovechar las oportunidades y bondades naturales de su territorio, pues fue sede de la COP16 de Biodiversidad en octubre de 2024, por su liderazgo en la agenda ambiental a nivel mundial, buscando la “Paz con la naturaleza”.
En conclusión, la posible adhesión de Colombia al BRI representará una decisión muy importante, pero nuestro país deberá asumir esta responsabilidad con carácter y determinación, poniendo sobre la mesa sus interés y prioridades, generando espacios de gestión efectivos con China, con el fin de obtener los mejores resultados y beneficios del BRI sin caer en la trampa de la deuda, pudiendo ser su error más grave a nivel geopolítico. Para evitar esta situación, Colombia deberá monitorear y hacer seguimiento a los acuerdos de cooperación y a los planes de hermanamiento con China, buscando la transparencia y fiabilidad en las inversiones para el desarrollo de cada proyecto productivo en Colombia, en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
En cuanto a Estados Unidos, Colombia deberá afrontar la negativa estadounidense sobre sus decisiones de cooperación directa con China, lo que desencadenará en un posible bloqueo comercial y económico del gigante norteamericano a nuestro país; por lo tanto, Colombia deberá estar muy preparada para afrontar de la mejor manera estos desafíos y retos, priorizando el buen estado de las relaciones entre Washington y Bogotá, pero al mismo intentar cambiar el rumbo de su política exterior positivamente, pues la Iniciativa de la Franja y la Ruta podría representar un objetivo y beneficio concreto a largo plazo para Colombia, siendo una gran oportunidad de desarrollo económico y fortaleza futura, sólo si Colombia consigue equilibrar la balanza estratégica en la geopolítica mundial.
* Investigador de la Iniciativa de la Franja y la Ruta
Estudiante de Licenciatura en Economía y Comercio Internacional en Shanghái – China
Shanghái – China, 05 de noviembre de 2024