Por: Antonio Valencia Salazar
68 años atrás vio la luz de la existencia en Armero, entonces “la ciudad blanca” del Tolima Grande en una cuna humilde de padres sencillos, campesinos en esa tierra de privilegios ancestrales: Octavio Ríos Mora, comerciante de pueblo, Elida González, quien más tarde fue profesora de escuela, cuyos conocimientos en la docencia entregó a centenares de niños en el poblado por muchos años. Le antecedieron en la muerte el progenitor en Ibagué; ella, una de las 25.000 víctimas de la avalancha del río Lagunilla provocada por el deshielo del nevado volcán el Ruiz Arenas en la terrible noche final de Armero el 13 de noviembre de 1985, la peor tragedia colombiana.
Desde temprana edad, Gerney Ríos González se embarcó en la aventura feliz del estudio, la lectura, la consulta con los clásicos universales de la literatura seria, formadora de talentos. Sus primeras letras las recibió de los sacerdotes de La Consolata, italianos Jacinto Carpeghiani, Juan Copertini, Bruno Calvi, a quienes siempre mantuvo en el recuerdo y su profesora de primaria, especialista Teresa de la Peña, todos ellos maestros en el colegio Pío X de ese recordado pueblo tolimense.
Ríos González, a invitación de su abuela, abandonó los lares paternos para radicarse en Manizales, Caldas; allí cursó 4 años más de estudios primarios y el quinto en el colegio Cristo Rey de esa capital. En el Instituto Universitario de Manizales ganó los años del 2 al 5 de bachillerato y el sexto en el colegio oficial, Instituto Armero de su tierra nativa.
Atraído por disciplinas férreas ingresó al Ejército de Colombia en 1975 y se distinguió por su consagración y disciplina castrense en el batallón de bachilleres Miguel Antonio Caro y valga recordar que compañeros de entre armas se llamaban con cariño “macabros”. Ganó el primer puesto en noviembre de ese año en el concurso de bachilleres convocado por una prestigiosa empresa textil de Antioquia; luego habría de presentar pruebas de excelencia en el colegio Camilo Torres, en Bogotá.
Apasionado por la lectura y la escritura, ávido de saber, Ríos González escaló otras cimas del aprendizaje y armó con éxito muchas aventuras intelectuales: fue licenciado en ciclo propedéutico, especialista en pedagogía y docencia, maestría en educación, estudios que realizó en la Universidad La Gran Colombia; adelantó luego la licenciatura en estudios diplomáticos y relaciones internacionales en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de la cual fue profesor emérito luego; administrador de empresas y profesional en administración logística de la Escuela idem, Ejército Nacional, alcanzó también un doctorado en medicinas alternativas en España y un título profesional en administración en la Universidad de Passau, Alemania, además de múltiples cursos y diplomados alcanzando una bien cultivada cultura académica en su activa mente. Recibió condecoraciones valiosas entre ellas, la “Medalla Luis Carlos Galán” por sus campañas contra la corrupción oficial y de la Unión Europea, Diploma por la defensa del ambiente de la Tierra.
Con Ríos González cultivé una prolongada y leal amistad, 50 largos años de coloquios intelectuales. En la Cadena Súper, Bogotá, se inició en el periodismo social, allá por 1978; fundador de programas radiales, un periódico, El Informador Andino, espacios didácticos en la televisión, escritor, periodista, Ríos González alcanzó la publicación de 32 libros, temas variados y especiales sobre integración indoamericana; apasionado por las comunidades indígenas y sus ancestros milenarios en esta América en ebullición y desarrollo, admirador del héroe de Ayacucho y emancipador de Antioquía, fue cofundador de la Academia de Historia José María Córdoba y de la Corporación Eficiencia ciudadana, en defensa de los usuarios de servicios públicos en Colombia.
Temas de sus obras están fijos en su pensamiento colombianista. Sus libros cenitales Derecho hacia la paz; Integración, Indiferencia sin límites una denuncia sobre los pésimos tratados sobre fronteras patrias en los cuales Colombia perdió territorios al oriente, norte y sur en el ayer borroso de la historia.
Otros volúmenes son Tierra lícita sobre riquezas de plantas medicinales que se llevan los laboratorios del exterior; y recientes, Historia de trenes, para recabar que el país para su desarrollo debe volver a los ferrocarriles nacionales en el transporte de pasajeros y carga.
Líderes Grancolombianos, otra de sus creaciones editada por la Ungc, un manojo de biografías breves de alumnos sobresalientes de esa aula máxima. Pero su obra cumbre es sin duda Diplomados Gratuitos que durante 20 años dirigió para educar a 200,000 colombianos. Soldado solícito en la enseñanza y ejemplo de superación ejemplarizante. Familias sencillas de por lo menos 12 municipios del norte tolimense lo recordarán: Terminada su labor filantrópica educativa en Bogotá, decidió viajar los fines de semana para dictar sus diplomados en su tierra amada, que le dieron frutos agradecidos.
Nos afectó estremecedoramente el final sorpresivo de este sencillo ciudadano y militar educador, Gerney Ríos González cuya amistad estuvo a nuestro lado sin sombras o dobleces durante media y convulsa centuria de nuestra vida. Lealtad a sus amigos, fue la consigna íntima de su humano talante. Hombres de su integridad, honran a la Patria. Su tránsito a lo eterno de la muerte sucedió el 28 de octubre de 2024.