ENTREVISTA CON LA VIOLENCIA EN EL QUINDÍO II/ El Zarpazo que yo conocí

8 noviembre 2024 12:21 am

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En ese proceso se plantea la pacificación, donde Evelio Buitrago Salazar es una especie de instrumento de pacificación y aniquilamiento de las bandas liberales

Por: Jorge Hernando Delgado Cáceres.

Hablamos con Alejandro Osorio de Zarpazo, el militar, él lo conoció y tenía otra historia de este personaje particular del Departamento del Quindío.

“Para iniciar tendremos que aclarar que existen dos Zarpazos, el uno el bandolero y el otro el Zarpazo, sargento del ejército. El sargento se llamaba Evelio Buitrago Salazar, hay que ubicarlo más o menos en el gobierno de Guillermo León Valencia, porque el proceso de desmonte de la guerrilla liberal en esta zona del país había comenzado: los que antes fueron apoyados por los liberales, ahora se convirtieron en un problema para los cabecillas del partido liberal. Estas bandas comenzaron a extorsionar hasta a los mismos que antes los apoyaban.

En ese proceso se plantea la pacificación, donde Evelio Buitrago Salazar es una especie de instrumento de pacificación y aniquilamiento de las bandas liberales que, estaban sueltas desde 1962 para adelante cuando llega el Frente Nacional, quedan sueltos. Entonces, digo yo, que Buitrago Salazar era un instrumento de pacificación; incluso, antes no existían las brigadas de emergencia, no había división, todo lo manejaban los coroneles. El proyecto de consolidación militar de la zona a nivel del proyecto de Estado, es empezar a decir a los liberales que se sometan. Se volvió problema para muchos dueños de fincas que comienzan a darles plata, y los jefes de bandas a fortalecerse de una manera más sólida. Aquí en la región, el B2 con Evelio Buitrago forman un grupo especial.

La idea era filtrar las bandas delincuenciales que se encontraban desorganizados, indisciplinados, borrachos, no tenían organización. Se quedaron fundamentalmente en el aire, eran el problema de violencia, comenzaban a atacar a la misma gente que les ayudaban. Pero creo que tenían orientación, porque de todas maneras obedecían al respaldo que le daban los políticos liberales, de fincas y hacendados liberales, que sirvieron mucho para los nuevos ricos de la zona que estaba bien acomodados, haciendo su riqueza, mandando a sacar de la tierra a sus contrarios políticos.

Eso pasó en todo el Quindío, Evelio Salazar comienza a ubicar a la Gata y al Mosco por Cartago y Alcalá, y por allí andaba el bandolero Zarpazo: por Cartago, Ulloa y Calarcá. Toda esta zona la dominaba Chispas, que figura en los récords Guinness, como el hombre con más muertos, con sus manos, en el mundo. El hombre era del partido liberal, como también llegó a Calarcá, del Tolima, Mariachi; se llamaba Jesús María Rivas, respaldado por todos los liberales que le daban su dinero y comisión, pero sufre el mismo proceso de los bandoleros que estaban ya ubicados en la zona, perseguirlos y con volantes que el ejército repartía, así los fueron ubicando y comienzan a aparecer informantes y muchos tipos que desertaban. El B2 inició la caza de ese reguero de guerrillas, descompuesta. El B2, penetraba a esas bandas, compuestas de campesinos, sin educación. Esos eran los bandoleros de la violencia en el Quindío.

Veía llegar a Calarcá en la plaza de Bolívar, recuas de mulas con muertos al lado y lado, los unos mataban a los liberales y los otros mataban a los conservadores, siempre comprando las tierras. Mucha gente que tiene muchas haciendas aquí, están untadas de sangre de esa violencia. Gentes importantes están salpicadas: se tomaron las tierras con amenazas y robos.

El sargento Evelio Salazar, comienza a infiltrarse en esas organizaciones como el Mosco y la Gata, los informes dicen que los mató él, aunque a veces yo tengo dudas porque pienso que Evelio es como una especie de héroe inventado por el ejército, porque ellos necesitaban comunicarse con la gente, y muchas cosas que dice en el libro, son mentiras. Por ejemplo, aquí en Calarcá a las dos cuadras, una familia liberal de apellido López, muy conocida, poseía tierras por Génova, ellos tenían contacto con Chispas y otras bandas liberales de ese tiempo. Ellos sabían hacer las vueltas, se iban y hacían atentados, esa gente que le estoy contando, algunos estudiaron conmigo, son amigos por parte de mi familia, por esa época le tiraron dos bombas a esa casa que les digo, le mataron la familia; y él cuenta en el libro que hacía esto y lo otro. En este caso este señor murió de viejo, él dice que lo mataron. El ejército necesitaba mostrar un aparato de inteligencia eficiente y cercana a la comunidad, porque aquí en el Quindío, el ejército era odiado.

Conocí a Evelio a finales de 1960, porque yo estuve 25 días en el calabozo en el batallón Cisneros de Armenia: tuve un conflicto por ahí de guerra, pero salí bien librado. Lo conocí en el batallón, uniformado, sabía que era de los que torturaban. Era un bandido y ahí en el batallón torturaban bastante, yo lo digo porque yo estuve ahí y él estaba activo, ya había recibido la Cruz de Boyacá, y siguió activo en el batallón, un héroe. Él era un “crecido”, pero, así como un héroe no. Pienso más bien que era un bandido y lo volvieron héroe a la brava, entonces de ahí cuando se retiró del batallón lo llevaron a la embajada del Perú, allí es precisamente donde él cuenta las historias. De regreso, sacaron el libro que llamó Zarpazo, en el libro no dice que lo mató, sino que lo mataron, pero él decía que él había matado a Zarpazo.

Lo conocí de suboficial, en el batallón, además yo lo vi por algunas partes, estaban aplicando el aniquilamiento de las bandas, Vi casos concretos donde se aplicaba el “Plan Laso” que lo utilizan precisamente para la mutilación, le sacaban muelas. El ejército llevaba leche en polvo, de esa que traían para Alianza para el Progreso, todo eso lo transportaban a las veredas, para ir penetrando precisamente a la población, y así fueron entrando. Aquí se veían los suboficiales del ejército andando con sargentos gringos, en carros con soldados colombianos y nadie decía nada.

Zarpazo, el bandolero, dominaban la zona de Montenegro, Quimbaya, Ulloa, Calarcá, era la zona de la Mosca, el Gato.  Zarpazo, era primero un asesino, un genocida, hacía el “corte de franela” que dicen aquí, aparte de eso mataban niños, ancianos, mujeres, hasta el perro de la finca por ser godo o liberal, se robaban el café, muchos dueños de finca no podían ir a su parcela: tenía que conseguir un mayordomo conservador, y ese era aliado de los pájaros y, al contrario, si era liberal, hacía lo mismo, porque el dueño no podía ir, finalmente se las compraron baratas las tierras a los mismos dueños, entonces Zarpazo era un delincuente que ejecutaba asaltos, extorsionaba, robaba, porque todo eran bandas de vereda, ellos se movían en una región donde tenían apoyo, eso fue un debate que demostró que en Quindío no había condiciones para ninguna clase de guerra.

Zarpazo, el bandido era un tipo normal, un campesino: yo lo conocí porque mi abuelo tenía una finca en Alcalá y ellos andaban por allá, la Gata, Zarpazo, ellos vestían de civil con machete terciado, guayos campesinos, andaban con armas, Chispas si se vestía de militar porque fue cabo del ejército y él fue más eficiente y le dio más duro al ejército que los demás, el mató a 17 soldados, hizo desmanes”.

-Espere mañana la tercera entrega de ENTREVISTA CON LA VIOLENCIA EN EL QUINDÍO/ “Los bandoleros caían como plátanos maduros”

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