Un amigo con quien suelo hablar de muchas cosas y cosas interesantes, no de mi parte sino de él, Diego Hernán Prieto Torres, me contó una interesante historia la cual paso a compartirles, que son recuerdos de su memoria y de historias escuchadas en su infancia:
Las décadas del 20 al 70 fueron especialmente significativas para Armenia y sus alrededores para el cultivo del café, esto dio un vuelco en la economía de la ciudad, que, aunque aún era del departamento de Caldas, el rápido crecimiento de la ciudad fue notable, una de las causas, entre otras, de la creación del departamento del Quindío.
La carrera en la construcción del ferrocarril fue monumental, semejante a lo que nos muestra una serie gringa en la construcción del ferrocarril, entre este y oeste por la fiebre de oro. Aquí fue la fiebre del café. El ferrocarril del Pacífico ganó la carrera… (Esto lo leí en una publicación que hizo M A Rojas). Se creó toda una infraestructura, una ciudadela del café alrededor de la estación del tren, inaugurada en 1930 por Enrique Olaya (progresista de época).
Constaba con cerca de 10 trilladoras, Merino, La Rosita, Duque Hermanos, etc.; con capital de inversionistas de Manizales, Cali, Medellín y Bogotá.
Los rieles pasaban por estás trilladoras, para acopiar el café… ; además, se construyeron hoteles y parqueaderos para los camiones suizos Saurer, que se aventuraban a subir la línea, cargados de café…
Caso curioso lo constituye un empresario comprador de café, además, Domingo Antonio Quintero, quien contrató la construcción de un Castillo de Getsemaní de Arquitectura india, al arquitecto italiano, monje, Antonio Bernardi, quien por esa época andaba construyendo la plaza de mercado de Armenia, el hoy edificio de Bellas Artes de la Universidad del Quindío, y la estación del ferrocarril. El castillo se construyó, estaba al frente de la estación, en el famoso «barranco de la estación” sitio icónico en el imaginario de los habitantes de aquella época…el terremoto del 99 lo destruyó.
Era un emporio de café y de movimiento empresarial impresionante, este señor Quintero, construyó muchas fábricas de café, de gaseosas, jabones, pasteurizadoras de leche, entre otras …Al igual que otro industrial, empresario, Vicente Giraldo, creo muchas fábricas también y la fundición VIGIG para hacer máquinas despulpadoras en el Quindío, de amplia demanda, que fueron famosas, luego otros patentaron la marca Despulpadoras Quindío, mi padre señor Antonio Prieto Yepes, montó una pequeña fundición que subcontrataba con estos señores…
Era tanta la fiebre por el café que ya no cabían los negocios en la zona, muchas de las trilladoras se ubicaron en la calle 50 hacia al aeropuerto, entre ellas había una cuyas instalaciones ocupa hoy OLAM, más abajo había una estación de tren, que se llamaba Ortega Díaz, nombre de uno de los ingenieros, ahí enganchaban los vagones de carga de café de estas trilladoras…la productividad de café era una cosa impresionante, se producía café de una manera desaforada. Aún no había llegado la Revolución Verde de los años 70, que impulsó la Federación, que acabó con esta Bonanza y con la biodiversidad del Quindío.