OBAMA Y CLINTON, OUT

Por: Álvaro Ayala Tamayo
6 noviembre 2024 11:40 pm

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La vicepresidenta Kamala Harris se metió de novia y apenas daba para pajecita. No hay boda, dijo el cura. Perdón el pueblo.  La gente en EEUU sí está preparada para elegir una mujer como presidenta. Lo que sucedió el pasado 5 de noviembre, simplemente es que la candidata no cumplía con los requisitos que los votantes deseaban.

El pueblo decidió que la vicepresidenta era una extensión del presidente Biden y por eso no la siguió.  No se le conoció ninguna propuesta económica y sus dos banderas fueron el aborto y los insultos a su rival. Pisó la mina que le sembraron sus propios asesores y explotó en mil pedazos. La maduraron con encuestas amañadas y el cambio climático la secó. Su carismática sonrisa hoy es una cara larga. La culpa de su derrota no es de ella. Es de quienes las escogieron a dedo. Una candidatura presidencial del país más poderoso del mundo nadie está dispuesto a esquivarla. Se la sirvieron en bandeja de plata y Trump les envió un camarero para darles flan con vinagre a la hora del postre.

Dicen que el momento más feliz de un soldado es cuando su enemigo falla el disparo. Trump está feliz porque los demócratas perdieron la puntería. Ahora los perdedores le echan la culpa al pueblo.  Se creen el centro de gravedad de la democracia y los salvadores del calentamiento global. Aseguran que la elección de Donald Trump, es el fin de la democracia. Es carreta barata que ahora llaman narrativa.

EEUU es un país muy bello y poderoso para pensar que el mandatario electo lo destruirá. Tampoco lo destrozó don Joe Biden. Los demócratas y republicanos son iguales de mentirosos o iguales de emprendedores.  La gente lo sabe y se inclinó por otras percepciones a la hora decidir en las urnas. La suerte le volvió a tocar al señor Trump. Por algo será. Las campañas políticas se manejan con pasión, pero casi siempre gana el que tenga la cabeza más fría. No hay acto más triste y doloroso que levantar los escombros de un partido político después de la derrota.

Como media verdad es una mentira entera, a la respetada señora Kamala Harris, la nombraron candidata demócrata por un capricho de los expresidentes Obama y Clinton. No salió de una convención como reza el manual del partido. Ese gesto de autoritarismo de los expresidentes les resultó maluco porque también perdieron el voto ciudadano.

Al ganador suerte, a la perdedora gracias y ojalá el 20 de enero, día de la posesión del presidente Donald Trump, sea el momento para acabar la guerra en Ucrania. Con Israel y Gaza el asunto es un poco más complicado. Lo que sí puede revivir es la guerra arancelaria entre EEUU y China.

El hueco seguirá abierto y el nuevo gobierno tampoco tendrá cemento para taponarlo. ¡Tranquilos!

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