Cannabis Universitaty  (I): Las trampas de la contracultura

3 noviembre 2024 10:25 pm

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Francisco A. Cifuentes S.

Entre tradición y ruptura

Genéricamente se entiende por contracultura los grupos y movimientos culturales opositores a la cultura dominante o hegemónica, cuando se enfrentan directa o indirectamente al orden establecido, por generar en ellos inconformidad, malestar, frustración, indignación o resistencia. En consecuencia, se contraponen a los valores sociales dominantes por medio de símbolos, lemas, consignas, nuevas narrativas, mitos modernos, ídolos musicales y acciones públicas; desafiando así las normas establecidas en el seno de la sociedad, a través de códigos de vestir, lenguaje verbal, lenguaje corporal, estilo de vida, expresiones artísticas y actividades públicas, que pueden convertirse en manifestaciones políticas.

Tendencias

Sus tendencias dependen del tipo de motivación que anime a los grupos, ya que estos difieren en sus objetivos. Sin embargo, tienen en común el rechazo a la hegemonía cultural y el sentimiento de marginación en el sistema.

En todo lo anterior se puede reconocer una huella histórica, en la medida que cada época y su sociedad correspondiente ha tenido su contraparte; pero sociológicamente, en términos relativamente recientes se refiere a los grupos que afloraron desde los años 60 a la actualidad con características muy particulares.

La expresión contracultura fue acuñada por el historiador Theodore Roszak, quien en 1968 publicó un libro llamado “El nacimiento de una contracultura” donde se reflexiona sobre la sociedad tecnocrática y los mecanismos que entonces activaron los sectores juveniles para enfrentarse a esta sociedad de masas y de consumo, dejando atrás el orden tradicional aún reciente. Los medios masivos de comunicación y la industria cultural, que alcanzaron su apogeo entonces, tuvieron un papel protagónico en la reconfiguración de la sociedad y los modos de apropiación de la información.

Se propusieron otros estilos de vida, como los hippies, la psicodelia y las tribus urbanas. La música popular de los años 60 y las posteriores de los 70, 80 y 90 generaron también tales grupos.

 Pero la paradoja reside en que algunos de ellos no han logrado, realmente, capitalizar una transformación social; pues según el investigador Luis Britto García, las contraculturas son captadas por el orden dominante y transformadas en subculturas de consumo. Esto invisibiliza o anula su poder y las convierte en parte de lo que critican. Este es el caso de la mercantilización de los símbolos contraculturales, de la masificación de su música, de la adopción política, burocrática y mediática de estas expresiones; incluyendo todo lo adherido al narcotráfico. (Imaginario, Andrea (14/05/2024). «Contracultura». En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/contracultura/ Consultado: 1 de noviembre de 2024, 09:03 am.)

Indiscutiblemente desde los sucesos bélicos, políticos y culturales de la década de los sesenta se ha avanzado demasiado en materia de conquistas de derechos y libertades, frente a las costumbres más tradicionalistas y conservadoras de la cultura occidental, en particular en cuanto a la posición de los jóvenes, los estudiantes, sus estilos de vida y sus opciones de vida con relación al comportamiento sexual y al consumo de SPA. Además, se han posicionado discursos muy interesantes acerca de la relación con la naturaleza y la ecología, nuevas posturas espirituales, diálogos religiosos y culturales, las banderas de la paz cada vez más necesarias y, en general sobre la libre determinación de la persona y de los colectivos antiguos o recién constituidos.

Otras personas, pensadores y dirigentes sociales y políticos también han continuado o han surgido como críticos contundentes sobre los fenómenos de aquel panorama social y cultural. La defensa de la familia, de las relaciones tradicionales, del negacionismo ambiental, del prohibicionismo frente al consumo de SPA y de posiciones abiertamente guerreristas también están a la orden del día.

Desde la mitad del siglo XX ha habido una proliferación de investigaciones, publicaciones y surgimiento y posicionamiento de colectivos, que han convertido casi normal el feminismo, las posturas LGTBIQ+ y el consumo de drogas. Sin embargo, la tradición no ha quedado desterrada o sumergida; por el contrario, se viene renovando con justificaciones filosóficas, políticas, médicas y económicas con publicaciones, nuevos grupos políticos y una avanzada por medio de las TIC.

Más allá o más acá de los parlamentos, las calles, las colectividades sociales y las políticas públicas remozadas, es en la academia donde se presenta y se siente este combate cultural. Por eso es necesario y universal, acorde precisamente con la categoría Universidad que nos da el nombre, brindarle la posibilidad de manifestarse a todas las voces, en un panorama bastante heterogéneo, complejo y crítico. Por lo tanto, aquí también se van a presentar algunas visiones críticas acerca del consumo de SPA dentro de la institución y su multi campus, en la medida en que el fenómeno está incidiendo gravemente en la salud mental y física de las personas y la comunidad y posiblemente atrofiando la misión central de la universidad como lo es la contribución a la transformación de la sociedad mediante la formación integral, la investigación pertinente, la extensión y la proyección social, generando líderes reflexivos, en ambientes saludables, pacíficos y de alta calidad académica.

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