Álvaro Ayala Tamayo
Al presidente electo de Venezuela Edmundo González lo asilaron José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez, queson más peligrosos que contestar un mensaje de beeper en Beirut.
Su favor es un regalo envenenado. Han logrado su primer objetivo, callarlo y alejarlo de su patria. En Madrid lo cuidan, pero también lo vigilan y le chuzan el teléfono para escuchar con quién habla y qué conversa. Retirado de Caracas no es lo mismo. Zapatero es el tipo que le hace a Sánchez, los trabajos sucios camuflados de diplomacia con inmunidad e impunidad.
Corina se quedó sola y el pueblo democrático sin jefe. Machado es líder, pero no puede asumir el mando el próximo 10 de enero, fecha prevista para la investidura presidencial. En Venezuela el periodo es por seis años. En 2030 estaremos viviendo otro capítulo de esta espantosa película.
Volvió a robar el dictador mientras sus palabreros internacionales manejan los tiempos con malicia viva. Lula, López Obrador y Petro se ofrecieron como mediadores sin decir qué negociaban. Ahora que el miserable López entregó el cargo todo volvió a lo mismo de antes. Muy de Cantinflas y muy del Chavo del Ocho. Lo sospechamos desde un principio.
La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum siguió el libreto y anunció que su país se aparta de los diálogos y negociaciones. Cómo el compromiso era de los tres astutos chiflados, Petro y Lula no pueden tomar decisiones. Dos no son suficientes.
A medida que pasan los días todo se va enfriando y dilatando. Parecen ginecólogos. El silencio siempre perjudica a las víctimas. La efervescencia de las protestas disminuye en el día a día. Además, la gente necesita trabajar para alimentar a sus hijos.
El ambiente internacional también favorece al déspota. Gaza, Irán, Israel, Líbano, Ucrania y elecciones en EEUU el 5 de noviembre, son asuntos de mayor calado.
Ser pesimista es más fácil que ser optimista, pero con don Edmundo, podemos decir que es el presidente de un gobierno que no será. Hay que ser prácticos y entender que la democracia es el fin, pero no el camino. En Venezuela no se pudo con votos. La única alternativa es que alguien del entorno de Maduro lo traicione. Eso es posible porque ahora está dedicado a matar y encarcelar, también a sus amigos y cómplices. Está paranoico. Lo matan o los mata. El señalado para eliminarlo es el malandrín Diosdado.
Por ahora, Pedro Sánchez y el dictador fascista de izquierda, consiguieron Zapatero a su medida.
