En el corazón de Cali, la famosa «sucursal del cielo», se despliega un espectáculo vibrante y colorido que trasciende lo cotidiano. La zona verde de la COP 16 se convierte en un verdadero carnaval por la vida y la paz, un espacio único en el mundo donde la naturaleza y la humanidad se entrelazan en una danza festiva. Con 19 mil metros cuadrados adornados por la esencia misma de la biodiversidad, Cali se viste de gala para recibir a más de 20 mil visitantes provenientes de diversos rincones del planeta.
Durante estos días, la ciudad se transforma en un epicentro de conocimiento y celebración, albergando más de mil eventos que incluyen charlas, conferencias y conciertos, todos dedicados a la defensa del medio ambiente. En cada rincón, los stands colombianos exhiben las maravillas de su vasto paisaje: desde exuberantes selvas hasta majestuosos nevados, pasando por páramos y parques naturales que revelan una mezcla única que fascina tanto a locales como a forasteros.
La cultura también florece en este espacio. El festival de Petronio, los ritmos contagiosos de la salsa y las tradiciones del bio-Pacífico evocan el espíritu de una tierra rica en diversidad cultural. Los indígenas, con sus coloridos atuendos, y la comunidad afrodescendiente traen consigo las historias y leyendas que conectan a las personas con los dioses del misterio que habitan en nuestra madre naturaleza.
Así, en esta cumbre mundial por la defensa de la naturaleza, Cali no solo celebra su biodiversidad; también rinde homenaje a su identidad cultural. La zona verde se convierte en un pequeño encanto donde cada acto cultural es un recordatorio del respeto y amor que debemos tener hacia nuestro planeta. En este carnaval por la vida, todos somos parte de una misma historia: la historia de nuestra tierra y su eterna conexión con nosotros.
Texto Imágenes: Jhon J. Salinas