El edificio es el primer mensaje educativo.
La arquitectura escolar es aquella que contribuye a facilitar los procesos de aprendizaje, la que permite generar los espacios necesarios para la implementación de los programas educativos institucionales.
A partir del año 2014, en el sector oficial, se implementó el Programa Nacional de Jornada Única, para lo cual se hacía necesario aumentar la cantidad de aulas y construir los ambientes educativos complementarios para dar contenido a la jornada extendida, como comedores, cocinas, laboratorios, espacios deportivos, hasta completar los nueve ambientes educativos que conforman lo que se define como COLEGIO 10 o lo que es lo mismo, los colegios que reúnen todos lo requisitos de espacios para la implementación de la Jornada Única.
Para estas fechas ya se contaba con la norma técnica colombiana NTC 4595 ICONTEC que establece los lineamientos técnicos para el planeamiento y diseño de instalaciones y ambientes escolares, además del Manual de diseño de Colegio 10. Este documento presenta lineamientos y recomendaciones para el diseño arquitectónico de colegios de jornada única en Colombia. Define el perfil pedagógico requerido y determina las áreas y espacios necesarios para prototipos de 6, 12 y 24 aulas. Incluye modelos de agrupación de espacios, especificaciones técnicas de envolventes y fichas técnicas para orientar el diseño de nueva infraestructura educativa acorde con los requerimientos de la jornada única.
Todo esto, junto con otras normas técnicas y manuales mas la creación del Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa, FFIE, ha permitido que el país mejore y amplíe su infraestructura educativa.
¿Pero esto ha conseguido que se mejore la arquitectura educativa? En gran medida si, porque además de aulas, se han enriquecido los colegios con una serie de ambientes complementarios con los que antes no se contaba y se han hecho un unos estándares que establecen parámetros claros de capacidad instalada utilizando factores de área por alumno más amplios que los anteriores, como por ejemplo, en el municipio de Armenia, las nuevas instalaciones de los 10 colegios intervenidos pasaron de un factor de ocupación de 1,3 m2 por alumno a 1,65 m2, un 21% más de para cada alumno.
Pero por el otro lado, las tipologías de implantación y agrupamiento siguen haciendo referencia a modelos educativos que ya son obsoletos en los que el sector oficial avanza poco, aspecto en el que el sector no oficial muestra diferencias notorias con sus campus y arquitecturas que van de la mano con la transformación de los modelos y contenidos escolares.
Y por último, y más lamentable de la nueva infraestructura educativa es la falta de énfasis en el diseño de ambientes exteriores, lo que tradicionalmente conocemos como el patio; y es lamentable, porque el “patio” es considerado por muchos educadores como el mejor espacio de aprendizaje y socialización.