INCOHERENCIA

15 octubre 2024 10:00 pm

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Gilberto Zaraza Arcila

El cambio prometido que no se refleja en el país porque seguimos con los mismos problemas de violencia, inseguridad, corrupción, impunidad, desigualdad y exclusión social, etc. Se evidencia en el jefe de gobierno. Del congresista Petro al presidente hay un viraje de 180 grados.

Con enorme valentía se jugó la vida denunciando el paramilitarismo, la parapolítica, la corrupción y la impunidad de la clase política, gobernantes, Fuerzas Armadas y empresarios que se aliaron para establecer un Estado narcoparamilitar.

Hoy como presidente hace todo lo contrario. Dice que irá hasta donde el pueblo quiera y sabiendo lo que este quiere, sin consultarlo, resultó aliado con sus peores enemigos, la clase politiquera corrupta y clientelista, los naecoparamilitares e incluso con Álvaro Uribe Vélez que lo trató de sicario y es el mayor defensor y promotor de estas organizaciones criminales. En campaña prometió que no lo extraditaría y fue el único político por fuera del CD que le apoyó la propuesta de una ley de Punto Final para conseguir su impunidad y la de todos sus compinches.

Petro insiste en su propuesta de paz total que no es más que una ley de perdón y olvido, de impunidad total a cambio de confesar la verdad. Su propuesta de reforma por una justicia restaurativa y premial, es  a favor de  los delincuentes poderosos. Continuando con la injusticia de que solo los pobres van a la cárcel. Es un claro mensaje que el delito si paga.

El show mediático de reunirse con el genocida Mancuso a quien designó gestor de paz, abrasarse, intercambiar sombreros y ofrecerle una nueva oportunidad de impunidad para que no pague por los miles de crímenes cometidos y confesados; es un acto reprochable que ofende y revictimiza a las víctimas. Con justificada razón están ofendidas e indignadas.

No puede olvidar que Mancuso y los narcoparamilitares son los responsables de miles de asesinatos, masacres, torturas, decapitaciones, violaciones, desapariciones; de personas inocentes acusadas sin pruebas de ser auxiliadores de las guerrillas y que fueron a parar a hornos crematorios y fosas comunes. También, del desplazamiento forzado y el despojo de más de 6 millones de hectáreas a millones de campesinos. Y del asesinato sistemático de líderes sociales y defensores de derechos humanos. Todos deben pagar por sus horrendos crímenes, incluidos sus financiadores.

Mientras las victimas esperan que los victimarios vayan a la cárcel por sus atroces delitos, el presidente les ofrece impunidad. Para proteger a estos criminales Uribe hizo elegir como fiscal de bolsillo al corrupto Luis Camilo Osorio, que realizó también la tarea de archivar las investigaciones que el expresidente afirmó que es una lástima que no fuera posible reelegirlo. Si se pudiera, habría que clonarlo. Para premiarlo por prevaricar. Lo nombró embajador en México.

Cuando se posesionó como presidente radicó en el Congreso un proyecto de referendo para conceder indulto a los paramilitares y para otorgarles representación parlamentaria directa, cuya designación correspondería al presidente. Como no le aprobaron el referendo, a través  de  Justicia y Paz logró la desmovilización de cerca de 35.000 paramilitares, sin verdad, justicia y reparación, porque como hubo traiciones, terminaron burlándose de las víctimas y de la justicia colombiana. Porque por los delitos de narcotráfico si pagaron sus penas en los Estados Unidos.

Fue tanta la complacencia del gobierno y de la clase política con estos bandidos, que en ese entonces que llevaron a Mancuso,  Báez y Jorge 40 al Congreso de la Republica, donde fueron recibidos como héroes y salvadores y aplaudieron frenéticamente su discurso.

Hoy Petro se convirtió en la extensión del gobierno Uribe. Utiliza la misma estrategia, mano dura para combatir a sus colegas los guerrilleros, incluso ordenando bombardearlos. Y corazón sensible y mano generosa para  con los sanguinarios narcoparamilitares que fueron sus enemigos. A los grupos narcoparamilitares como el Clan del Gofo, la Oficina de Envigado, La Inmaculada de Tuluá, Los Rastrojos, Las Águilas Negras, La Nueva Generación  y demás organizaciones al margen de la ley, debe darles el mismo tratamiento que a las guerrillas.

¿A que se debe esta conversión? ¿Esta incoherencia? ¿A lograr una paz total a cualquier precio con miras a obtener el premio nobel de la paz, que aumente su vanidad?  ¿A conseguir la impunidad para el hijo que no crió?

Petro que es  ególatra y ambicioso anuncia que va por el poder. Que si se pudiera sería reelegido. Ya tiene el poder ejecutivo y el de los organismos de control que se los entregó al clientelismo y la Fiscalía que sigue en poder de la mafia (Mancera, Jaimes, Hernández y cia). Le falta el Congreso y las Cortes. Para lograrlo necesita ganar las elecciones parlamentarias y presidenciales  en el 2026. Creo que esta gran equivocación, le costará perder el voto de la población campesina que sufrió el terror de estas organizaciones criminales. 

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