¿Y el día sin carro, ayuda o empeora la conciencia ambiental ciudadana?

26 septiembre 2024 10:33 pm

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Paula Andrea Viveros Bedoya

El día sin carro se celebra en varias ciudades del mundo durante el mes de septiembre con el objetivo de promover sistemas de movilidad limpia, crear conciencia ambiental en los ciudadanos y contribuir a la disminución de las emisiones durante un día.

 Existe abundante evidencia que indica que las emisiones de los automotores contaminan la atmósfera contribuyendo al calentamiento global, empeoran la calidad del aire, que puede causar infinidad de problemas de salud, entre muchas otras cosas. Por tanto, reducir el uso de automotores es crucial para lograr las metas de las agendas ambientales que todas las naciones deben tener, disminuir el calentamiento global y mejorar la salud de la población.

Sin embargo, nos preguntamos, será que las jornadas sin carro restrictivas, que causan disturbios a las dinámicas socioeconómicas si logran crear conciencia y más importante aún, ¿si motivan a los ciudadanos a disminuir el uso del automóvil? 

Nos atrevemos a decir que no. Cuando se trata de motivar, está claro que las medidas restrictivas logran el efecto contrario, por tanto, la forma en la que se están realizando estas jornadas, en diferentes ciudades colombianas, es contraproducente. Durante el día sin carro los colegios cancelan, numerosas empresas ven ausencia laboral, o cuando es posible promueven el trabajo desde casa, y en últimas el ejercicio no es fructífero.

Si de motivar e incentivar una transición hacia una movilidad más limpia se trata, se deben utilizar estrategias diferentes. En Colombia, las emisiones provenientes del sector transporte corresponden a un porcentaje significativo, pero paralizar la movilidad dos veces al año no marcará una diferencia importante, y por el contrario puede afectar negativamente la percepción ciudadana en lo que respecta a vivir de una manera más sostenible.

Si de verdad queremos ver cambios a largo plazo lo primero que debemos hacer es mostrarle a la gente que es posible y ayudarles a hacerlo más fácil. Apoyarnos en la psicología de la sostenibilidad y crear sistemas sólidos, mediante los cuales se reduzca el uso del automóvil la mayoría de los días del año.

Qué tal empezar a invertir e incluir en nuestras ciudades infraestructura para bicicletas sólida y segura, donde los ciclistas no teman que al usarlas corren riesgo sus pertenencias y sus vidas. O, por ejemplo, incluir en el currículo de los colegios y universidades la educación ambiental como una asignatura básica. Y si queremos tener un mayor alcance, se podrían gestar desde los gobiernos descuento en impuestos para aquellos que utilicen menos el automóvil, e incluso subsidios para transporte público o por qué no, ¡pasaje gratis para todos!

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