Carlos Alberto Agudelo Arcila
ÉL ES OTRO punto suspensivo de su nada.
TRANSVERSALES DEL LENGUAJE, a imagen y semejanza de la vaciedad humana.
ESPERA UNA TEMPESTAD, para suicidarse bajo los rotos de su sombrilla.
DEDO SEÑALADOR IRRUMPE, en el encuentro consigo mismo.
CANJEA PALOMAS MENSAJERAS por trinos en agonía.
EXTRAVÍOS PROTEGEN CORTEZAS frágiles, en la tarde sin fin.
EL FANTASMA APÓCRIFO de Canterville, penetra la hoja perforada del álamo blanco.
A TRAVÉS DEL ventanal de la telaraña, observa la sabiduría del búho… otro búho.
PREOCUPACIÓN POR EL lapicero sin tinta, en la catástrofe donde sucedieron miles de muertos.
PEROGRULLO DEL TIEMPO, en instantes preconcebidos.
INCERTIDUMBRE PRONTO A recordarle de dónde viene.
EMIGRACIÓN DE ALAS refleja la gota de rocío.
EL 21 CONCIBE burbujas, en el agujero del cero a la izquierda.
GUARDA EL SORBO de agua en la boca, para temporadas de sequía.
DEL ESPEJO QUEBRADO escanea heridas de la cara.
HOTEL DE CINCO estrellas, iluminado por la luz de los cucuyos.
POR SIEMPRE CAMINAR desnudo, bajo el designio del invierno.
CORTEJA ALMAS EN pena, en el transatlántico Titanic.
ESPERMATOZOIDE AVIZORA ESTRELLAS en la orina.
LA SOMBRA DEL ÁRBOL muerto, junto a la piedra tallada por el vendaval.
BRILLANTEZ DE LA cuchara, donde alguien alienta su vanidad…