Roberto Estefan Chehab
Cuando las personas necesitan complacer permanentemente a los demás trayendo como resultado una conducta débil y temerosa. Es frecuente verlos ávidos de reconocimiento y refuerzo. Inducir a los demás a decirles “lo hiciste bien” cada vez que se desempeñan en algo, es señal de necesidad de cariño o, por decirlo de otra manera, de miedo a desaprobación o rechazo generalmente como consecuencia de algo arraigado desde muy atrás en el desarrollo de supersonalidad. Es importante que, desde muy niños haya reforzamientos sanos y positivos. Los padres, responsables de la educación deben ser claros tal manera que los niños no confundan una observación, por algo mal hecho, con un mensaje que lleve inmersa la amenaza de perder su amor. Mas grave aún, cuando se usa un error o una falla del niño como método para manipularlo y a través de sus sentimientos inducirlo al durísimo camino de la culpa: “vas a acabar conmigo¨, “vas a matar a tu papá”, por ejemplo, son mensajes que jamás debería escuchar un niño y desafortunadamente esas cosas son muy frecuentes. Nunca debe reprenderse a un niño en público y mucho menos compararlo con los demás. Los niños no tienen aún desarrollado un pensamiento formal lo que significa que sus habilidades para entender son muy concretas e inmediatas por lo que esas maneras de “corregirlo” pueden dejar una huella que, al demorar en elaborarse adecuadamente actuará como “una espinita en el alma” que puede molestar toda la vida: y, si, así de delicado es el tema; le aseguro que no estoy exagerando. Respecto a los castigos físicos no hay ninguna duda: la violencia y el maltrato no pueden justificarse bajo ningún título y eso es indiscutible porque no se puede acudir a la vulneración sencillamente por la incapacidad de comunicarse con un niño. Cuando los padres son claros, amorosos y garantizan que en un “chancletazo” no va incluida una dosis de rabia, desahogo e incluso” venganza” por parte de ellos, podría consentirse, pero ¿cómo saberlo? A los niños hay que enseñarles desde el primer momento lo que está bien y lo que no es adecuado y a medida que avancen las competencias comunicativas se debe emplear el tiempo que sea necesario para mostrarles, incluyendo el ejemplo como premisa, a través de la conversación respetuosa pero firme todo lo que sea menester. Y se les debe respetar cuando digan su primer NO y se les debe alentar a defender sus posiciones con argumentos de acuerdo con su edad lo cual es una tarea de todos los días, permanente, constante y sin tregua como una forma transversal en el diario acontecer. Así, el adulto sabrá decir No sin temor, sabrá mantener una posición sana sin necesidad de agresividad y defenderá sus principios respetando la posición del otro, aunque no la comparta y sin ningún miedo a ser rechazado por los demás, pues creció con claridad y soporte. [email protected]