Por Jhon Jairo Salinas.
El eco de la alegría y el aroma a maíz recién cocinado inundaron el corregimiento de Barcelona durante los días 17 y 18 de agosto. El Festival del Maíz, un evento que se ha convertido en un punto de encuentro ineludible para las familias quindianas, nos convocó a celebrar la vida, la comunidad y, por supuesto, el maíz, ese grano milenario que ha sustentado a nuestras culturas.
Bajo el cálido sol de agosto, la plaza principal de Barcelona se transformó en un colorido mercado donde los sentidos se agudizaban. Los puestos, adornados con mazorcas doradas y banderas multicolores, invitaban a los visitantes a sumergirse en un universo de sabores. Las manos expertas de los artesanos maiceros locales amasaban y cocinaban una variedad de delicias: arepas recién salidas del comal, tortas de choclo que derretían en la boca, guarapo espumoso y masato fermentado, cada bocado una explosión de tradición.
Pero el Festival del Maíz es mucho más que una simple feria gastronómica. Es un espacio donde la comunidad se reúne para celebrar su identidad y fortalecer los lazos que los unen. Niños corriendo, música en vivo, concursos y juegos tradicionales crearon un ambiente festivo que contagió a todos los presentes.
La Alcaldía de Calarcá, en conjunto con la Secretaría de Gobierno, fueron también acompañantes de este encuentro que año tras año consolida al Festival del Maíz como un referente de paz y convivencia en el Quindío.
La unión y el tesón de los habitantes de Barcelona son un ejemplo a seguir, demostrando que la cultura y la gastronomía son herramientas poderosas para construir un futuro mejor.
Al caer la noche, «con el estómago lleno y el corazón contento», nos despedimos de Barcelona, llevándonos en el recuerdo los sabores, los aromas y la calidez de su gente. El Festival del Maíz nos recordó la importancia de preservar nuestras tradiciones y de celebrar juntos los frutos de la tierra. ¡Hasta el próximo año!
