Diego Gutiérrez Mejía MD
Quiero contar en estos párrafos, la historia de un personaje a quien creo yo, no se le ha dado la importancia por la trascendencia que tuvo su paso por la región y que, en el silencio a pesar de los años, su mente lúcida no solo fue un baluarte en el campo de la medicina, sino en el ámbito cultural tan importante para el desarrollo espiritual que cada día se ha ido perdiendo en la formación de las personas como unos verdaderos ciudadanos. Se trata de DARÍO TOBÓN MONTOYA, hijo de Efraín Tobón Vargas y de Inés Montoya Estrada, y hermano de Alicia, Gilma, Gilberto, Blanca, Ovidio, Fabiola, Hernán, Mariela, Adiela, Ariel y Germán. Los seis primeros hermanos nacieron en Pueblo Rico y los otros seis incluido Darío en Quinchía, en ese entonces departamento de Caldas, donde su padre se había trasladado para desempeñar el cargo de personero municipal. De allí la familia se traslada a Belén de Umbría, donde inicia sus estudios primarios que para entonces eran 6 años, 4 académicos y 2 de lo que se llamaba escuela complementaria donde aprendió zapatería, sastrería y carpintería. Con el estallido de la violencia política, se trasladan a Santuario-Caldas y de allí ya es enviado a Manizales a cursar su bachillerato en el Instituto Universitario de Caldas, obtiene su título de bachiller y se decide a estudiar Medicina en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá hasta el año de 1954 cuando se traslada al Hospital Sagrado Corazón de Jesús del municipio de Cartago –Valle para realizar su año de internado rotatorio requisito necesario para obtener su título de Doctor en Medicina y Cirugía. Entre los años 1956 y 1957 realiza su medicatura rural en el municipio de Marmato-Caldas; contrae matrimonio en 1956 y le sobreviven sus 4 hijos César, Isabel Cristina, Efraín y Jorge Iván, decide descansar un tiempo trasladándose a Calarcá, donde para entonces residía su padre con su familia desde 1950, sin embargo decide trabajar como médico particular en Caicedonia Valle durante 5 meses, le endulzan el oído para que trabaje en Santa Rosa de Cabal en consultorio privado donde se estuvo durante 3 meses, decide trasladarse al municipio de Pensilvania- Caldas en el año 1958 trabajando durante dos y medio años como médico particular, pero además trabajaba con el estado atendiendo la salud de los pacientes en el corregimiento de Bolivia. Como su visión era otra inicia estudios de especialización en Patología en la Universidad Nacional de Colombia con sitio de ´práctica en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá desde el año 1961 hasta el año de 1963, donde tuvo gran asesoría del doctor Egon Lichtenberger, y en su último año de preparación se desempeñó como profesor de histología y patología de los estudiantes de Odontología de la misma universidad. Tuvo como docentes a los doctores José Yunis, Alfonso Méndez Lemaitre y Armando Santamaría , este último gran experto en la lectura de la citología que hizo gran empatía con Darío, dándole la oportunidad de reemplazarlo en unas vacaciones en el Instituto Nacional de Cancerología dirigido para entonces por el Doctor Mario Gaitán Yanguas, quien lo invita a almorzar con el Director del Hospital San Miguel de Neiva y le ofrecen el cargo de médico patólogo de dicho centro hospitalario, allí se radica y permanece durante 2 años y con un grupo de médicos se organiza un Comité de Lucha contra el Cáncer y con el voluntariado se inicia la toma de citologías para la comunidad.
El 2 de Mayo de 1966, llega a Armenia para reemplazar al doctor Gualberto Mondul primer médico patólogo de esta ciudad, quien había decidido renunciar a su cargo (antes del mencionado doctor, las patologías se enviaban a Pereira donde un Doctor Cano), su interés primordial era establecer el programa de citología vaginal, que hasta el momento no hacía parte de los programas de salud del gobierno, impulsar la lucha contra el cáncer e impulsar los programas de planificación familiar que apenas se vislumbraban. Con las damas rosadas del hospital y un comité de lucha contra el cáncer integrado por meritorios miembros de la sociedad se iniciaron los dos propósitos finales. El programa de citología vaginal se organizó bajo su tutela en el hospital durante varios años hasta cuando el ministerio de salud asumió dicha responsabilidad; con la distinguida dama Dolly Villegas de Tobón se creó una entidad independiente del hospital llamada hoy Quindicáncer, que sigue cumpliendo exitosamente dicha función y otros aspectos relacionados con la promoción, prevención y manejo de la patología maligna. Debido al entusiasmo y al éxito de los programas de toma de citología, se abrieron satélites en los municipios de Calarcá, Quimbaya y hasta Sevilla en el Valle del Cauca todos dirigidos por el Dr. Tobón, quien continuó como jefe del departamento de patología durante 23 años, además estuvo como docente en el programa de medicina de la Universidad del Quindío durante 17 años. Terminada su labor con instituciones del estado, participó en la fundación de la Clínica del Parque, entidad privada donde permaneció ofreciendo sus servicios durante 20 años y además fue miembro del Consejo Directivo del Hospital San Juan de Dios en representación del cuerpo médico. Desde el punto de vista de formación humanística, el Dr. Tobón nos muestra muchas facetas y es por eso que durante 22 años dirigió en la emisora UFM estéreo de la Universidad del Quindío, dos programas de frecuencia semanal uno dedicado a la difusión del tango y el otro de la música de antaño, pero siendo un investigador incansable desde Enero del 2021 comenzó a escribir en el diario virtual EL QUINDIANO una crónica semanal sobre el Tango Argentino que ha tenido una amplia acogida y difusión no solo local sino nacional e internacional. Actualmente con otros ocho compañeros fundaron y dieron vida a la Academia de Medicina del Quindío y a pesar de sus 94 años siendo el colega más longevo del departamento, continúa con una lucidez envidiable que espero que en este otoño de la vida nos continúe iluminando