Ese día desplegaron todo un ejército de contratistas y funcionarios con la orden puntual de hacer bulto y dar la impresión de que se trataba de la gran fiesta en favor de los campesinos. Desde la gobernación del Quindío comenzaron los preparativos aduciendo múltiples razones para realizar el homenaje: “Realizar esta celebración es una manera de honrar la labor de los campesinos, impulsar el desarrollo rural y contribuir un futuro próspero y equitativos para todos los quindianos”, aseguró la gobernación de Juan Miguel Galvis.
Mientras hacían cuentas de cuánto dinero necesitaban para montar el gran espectáculo, la gobernación agregaba que “la celebración de este día no solo es un acto de reconocimiento hacia aquellos que trabajan la tierra, sino que también es una oportunidad para poner de relieve los desafíos y las necesidades que enfrentan los campesinos del Quindío”. El día de la gran celebración, los campesinos esperaban que el gobierno departamental hiciese el anunció de una “política subsidiaria para mitigar las pérdidas y daños que sufría los cultivos de plátano afectados por los vendavales”.
Quizás a unos pocos campesinos les interesaba anuncios concretos de gobierno direccionados a superar el empobrecimiento que sufre el campo quindiano. Ni el gobernador sabe qué es eso. A otros les han creado la idea que el día del campesino es la oportunidad para ganarse algo en la rifa. O creen ellos que, como Dios es misericordioso, los ayudará para que les den algo en la fiesta.
Ese día entonces todo era fiesta, alegría (el gobernador Galvis bailaba en la tarima sosteniendo un poncho blanco envuelto en la mano, estaba feliz el tipo); la gobernación había montado un gran teatro para repartirle cosas a los campesinos para que se entretengan mientras tanto. Doña Virgelina estaba feliz con su lavadora. Doña Alba Ligia se había ganado una olla arrocera. Repartieron planchas, licuadoras, 12 minicomponentes (potencia de 1000 wasst-torre de sonido-bluetooth), con un costo por cada uno de $1,174,790.

Otros campesinos que asistieron a la fiesta, se fueron para sus casas felices con su horno microondas, agradeciéndole al gobernador por semejante donación “para seguir trabajando por el campo quindiano”. Con todo eso que repartió la gobernación del Quindío, hemos superado la pobreza. Feliz día.