Álvaro Ayala Tamayo
La CNN se le metió por el hueco a Joe Biden y lo tumbó. Las sutiles preguntas de los periodistas también le tiraron encima el muro de Trump, hasta aplastarlo.
El presidente candidato aceptó un partido de golf con el expresidente y se fue de triple bogie. Para los que no entendemos el golf, un triple bogie es como tener en un equipo de fútbol a un delantero que no mete goles, pero si autogoles.
El demócrata no estuvo fino con los palos y sus bolas siempre quedaron enterradas en el bunker. No tenía alientos para cargar su talega. Después de una tunda de palo su renuncia era natural, diría el maestro Blades.
El halcón Trump se fue de águila. Es como ganar un partido de fútbol 2-0 en la ída. El presidente también tiene pañalitis y sus grandes financiadores se alejaban del mal olor. A los derrotados y quemados nadie se arrima.
La gente se descosía al verlo bajar por las escaleras del avión presidencial. Daba la impresión que se caería como cuando las subía. Pero peor.
La codicia de la esposa del presidente y su entorno siempre le aconsejaron que no se retirara. Normal, la humildad es una gema difícil de encontrar. Mientras tanto, el canario en la mina de carbón trinaba…vete Biden. El oxígeno se acaba. El socavón se derrumbará. La estructura de la campaña presidencial se desbarató y las elecciones son el 5 de noviembre. Los analistas dicen que es poco tiempo. ¡Ya veremos!
Al candidato republicano un sicario gringo le metió un balazo en la oreja. Es posible que Trump se haya pegado un tiro en el pie forzando la renuncia de su rival. Era mejor Biden dormido que el partido demócrata despierto. Ahora una joven es su posible sucesora. La vicepresidenta Kamala Harris, tiene 20 años más de vitaminas y energía. El expresidente ahora es el viejo.
Tendrá que cambiar el discurso y de lenguaje. Si se descacha en la terminología las mujeres se le vienen encima, se unen y lo derrotan ahora que tiene opciones. La señora Kamala no es ingenua y lo provocará. Políticamente es mejor que cometa errores no forzados. No sabemos cómo son los discursos de la demócrata cuando hable ante el público. Ambos candidatos aún necesitan atraer votos de opinión. Las encuestas dicen que están parejos y todo será frenético.
La Casa Blanca es capaz de montar un geriátrico en el patio trasero. La Oficina Oval, no. Se requiere alguien vigoroso que no se duerma a la hora de tomar decisiones, especialmente cuando el oso Putin y el dragón Xi Jinping, se toman el mundo a placer.
El traductor de la CNN fue la otra figura la noche del debate. Con realismo mágico tradujo las «gaguiadas», los ronquidos y los despistes del presidente y candidato demócrata Joe Biden. A esta hora las patrullas fronterizas del río Bravo, deben estar de redada buscándolo para verificar si su documentación estaba en regla.
