Gilberto Zaraza Arcila
El 20 de julio pasado el presidente como ha sido su costumbre volvió a dar muestras de impuntualidad y falta de respeto con los colombianos, al llegar casi 3 horas después al desfile militar y vestido como si fuera para un carnaval. Al Congreso también llegó tarde y se le olvidó instalar las sesiones. Es perezoso, distraído, terco e incorregible.
Como su obsesión es perorar, en su demagógico, mentiroso y largo discurso dijo con cinismo que su gobierno es un oasis y eficiente, lo que provocó una sonora y prolongada carcajada de la mayoría de los congresistas. Como está dedicado a esparcir el virus de la vida por las estrellas del universo, su consentida Laura Sarabia no le ha informado que el gobierno se destaca por la ineficiencia en la ejecución presupuestal, en el recaudo, en el Plan de desarrollo, en las promesas de campaña, en el control del orden público, etc.
Farisaicamente pidió perdón por el escándalo de corrupción de la UNGRD. Entidad que depende directamente de el presidente, quien tiene la responsabilidad de supervigilarla y controlarla. Sabía lo que estaba pasando y no hizo nada para impedirlo. La Contraloría había suspendido durante un mes a su amigo Olmedo López por no suministrar información requerida para el control fiscal.
En la presidencia y en el ministerio de Hacienda se reunía el conclave con los ministros de hacienda, interior, salud y trabajo, el director del Departamento Administrativo de la presidencia y el director de la UNGRD, para acordar a que congresistas le daban contratos a cambio de votos favorables al gobierno. Sabían que estaban incurriendo en soborno, cohecho, peculado y concierto para delinquir. El asistente de Laura Sarabia, Jaime Ramírez hacía presiones en la UNGRD para agilizar la adjudicación de los contratos.
Si Petro fuera sincero habría destituido a Olmedo López, pero esperó pacientemente que le presentara la renuncia. Habría destituido a Carlos Ramón González y tendría que destituir a los ministros involucrados en este vergonzoso entramado de corrupción. Al contrario, salió a defender a su amigo Ricardo Bonilla.
Los congresistas Name, Calle, Manzur, Gallo, Bitar, Peinado, Manrique, Peralta, Muñoz y Chagüi, de las comisiones de Absoluciones de la Cámara y de Crédito Publico, se quedaron con parte de los dineros que eran para los damnificados por desastres naturales y climáticos, a cambio de archivar las investigaciones contra el presidente y aprobar créditos por miles de millones de dólares.
Fue elegido para cumplir su promesa de acabar con el clientelismo, la corrupción y la impunidad, pero a la inversa de la propuesta de Turbay Ayala de reducir la corrupción a sus justas proporciones, la está maximizando. Si los organismos de control y la fiscalía investigaran en la ANT, UNP, SAE, DNI, etc., encontrarían más graves hechos de corrupción. Pero Petro se ha cuidado de hacer elegir Contralor y Fiscal de bolsillo. Para que continúe el régimen de componendas y complicidades. El imperio de la impunidad. Nada diferente se podía esperar de quien le vendió el alma al diablo y se alió con los cuestionados politiqueros Benedetti, Barreras, Prada, Lizcano, Velasco, Cristo, etc.
Está en la obligación de informarle al pueblo que fue lo que negoció en reuniones secretas con Álvaro Uribe y con Marta Mancera a quien descalificaba con toda razón, porque encubría al director del CTI de Buenaventura, Francisco Martínez alias “Pacho Malo”, aliado con narcotraficantes. Por eso, afirmaba que la mafia se había tomado la fiscalía. Hoy los fiscales corruptos Mancera, Jaimes, Hernández y cía, siguen en la fiscalía filtrando la información y por falta de custodia permitiendo que se roben computadores y discos duros para borrar las evidencias.
Hay que recordarle que la agenda publica y privada de los mandatarios deben tener los mismos estándares éticos y morales. Pero tiene doble moral, como gobernante esta haciendo lo que tanto criticaba como congresista. Siguió el consejo de su asesor de pasar la línea roja de la ética y lo premió nombrándolo como embajador en Chile.
Es incoherente, contradictorio e inconstante. Propuso un gran acuerdo nacional con todos los sectores del país, pero no pierde discurso para atacar y descalificar a los gremios y a los empresarios. Aunque su alter ego dice que el presidente considera al sector privado como su gran aliado. También, propuso una asamblea nacional constituyente, después el poder constituyente, un referendo, cabildos abiertos, el fast track, que solo son globos o cortinas de humos para tapar los escándalos de corrupción.
Con un presupuesto desfinanciado y con problemas de liquidez, en vez de austeridad, sigue con el derroche viajando y viaticando por todo el mundo con numerosas comitivas. Ahora se va de turismo a la inauguración de los juegos olímpicos, mientras el país sigue tomado por la guerrilla y grupos narcoparamilitares.
Petro no sabe gobernar, ni liderar, ni conformar equipos de trabajo, ni hacerle seguimiento a los mismos. Le falta rigor, disciplina, dedicación, responsabilidad, puntualidad. Como solo sabe hacer oposición, es su mayor opositor.
La esperanza de cambio ha muerto. Entregó sus banderas, las convicciones, los ideales, el proyecto de grandes transformaciones a cambio de que lo dejen terminar. Es un farsante, antepuso sus intereses personales y el de su hijo, a los intereses de la mayoría de colombianos excluidos. Está en la obligación de pedirle perdón a los colombianos por habernos mentido y engañado. Que enorme frustración y desengaño.
Los “lideres” de la CH y el PH en el Quindío, siguiendo el mal ejemplo del gobierno nacional, hoy apoyan al gobernador elegido con la maquinaria del Cartel de Las Marionetas, y como contraprestación reciben migajas (puestos y contratos). Otros avivatos le hacen lobby en Bogotá y le consiguen citas con ministros a cambio de beneficios personales. Es inaguantable el olor fétido de la podredumbre.