Samaria Márquez Jaramillo
Recuerdo de Alberdi un pensamiento que más o menos dice así: Patria no es un territorio. Tenemos tierra desde hace siglos y solo tenemos Patria desde 1810.Patria es libertad, respeto, civilización y es lo que hemos hecho con nuestro entorno, con nuestros conciudadanos y con nuestra cultura.
Lo anterior está bien pero ahora también evoco a Kurt Vonnegut a quien considero uno de los 5 escritores mejores de Estados Unidos en el siglo XX y que una vez escribió contando que Lamartine decía: “Solo el egoísmo y el odio tienen patria. ¡La fraternidad no la tiene!
Si a algunos funcionarios públicos que imaginariamente en los desfiles patrios van batiendo un banderín tricolor, se les preguntara ¿qué es la patria?, voltearían la cara y dirían “Non me ricordo” … ¡Para los burócratas cualquier truco es una táctica!
Después de cerrar mis ojos y abrir mis puños como lanzándole al viento palomas mensajeras, evoco a la niña flaca, esmirriada y campesina que sentada en la Plaza Nueva de La Tebaida soñaba con ser escritora y, como en ese tiempo, yo reconozco que la patria es un inmenso dolor. Una herida con hemorragia interna. Es un arma secreta que sostiene el poder de cualesquiera sean los oportunistas ignorantes y tuertos que en esta tierra de ciegos se erigen en reyes… Sin embargo, en el fondo de mí queda un rescoldo que alienta mi ingenuidad a ultranza: El recuerdo de que cuando pregunté en mi casa natal qué era la patria mi progenitora dijo: “Es el lugar donde te parí o si lo prefieres puedes convencerte de que tienes derecho a escoger la patria que elijas.
▬ Y si hago eso último, ¿otras personas lo entenderán?
▬ No importa si no entienden. Ciertamente no será la comprensión lo que te abrirá senderos o te hará coro cuando cantes tus sueños. Si esperas caminantes a tu lado, tendrás que cerrar tus libros y quebrar tu lira.