(tercera parte)
Por: José Gustavo Hernández Castaño (*)
El diccionario de la Real Academia Española (RAE) de la lengua define la abstención como acción y efecto de abstenerse. Término que proviene del latín tardío abstentio. Y agrega como similares o sinónimos: renuncia, abstinencia, inhibición, privación.
Referido al tema electoral se entiende como la no participación en el acto de votar de quienes tienen derecho a ello; la renuncia voluntaria a no ejercer el derecho político de votar que tiene el ciudadano habilitado para hacerlo.
Es la inhibición, la privación, la abstinencia, por voluntad propia para no hacer uso del voto.
También, podría entenderse como la expresión pasiva de rechazo a la politiquería y, por ende, al sistema político, la no identificación con ninguno de los líderes o candidatos en competencia electoral.
Desde la perspectiva sicológica, podría considerarse como manifestación de insatisfacción política, desgano, pereza; y, en lo sociológico como la falsa convicción de la escasa importancia del voto; otras razones explicativas del fenómeno de la Abstención, podrían ser: la desideologización o el desinterés por los asuntos políticos, el convencimiento íntimo de la vacuidad y del escaso peso específico e inutilidad del acto electoral.
En Colombia esa franja de ciudadanos ronda una cifra cercana al 50%. Es decir, solo un 50 % de los electores participa y, el otro 50 % se abstiene.
Un debate que no se agota y que subyace en cada elección es el relacionado con el voto obligatorio, pues, en los países que se ha implementado, el nivel de participación se ha incrementado y, con ella, se han mejorado los canales de aportación y apropiación democrática. El voto obligatorio es tema de discusión recurrente, en cada propuesta de reforma política.
Esta tercera entrega relacionada con la temática: Participación – Abstención, pretende ilustrar, con datos, lo que ocurre en nuestro departamento que no es ajeno a lo que ocurre en el país.
Analizados los datos de siete (7) elecciones de concejo y de autoridades locales en lo que va del presente siglo (2.000-2.023), en el Departamento del Quindío, Armenia, es el municipio que registra mayores índices de abstención, es decir, su participación electoral es, apenas, en promedio del 54,16 %. Su más bajo nivel de participación se dio en las elecciones de 2.019 (50,94%). Por el contrario, el municipio que presenta el más elevado promedio de participación electoral, en el mismo periodo, es el municipio de Córdoba con el 62,93%.
Cinco (5) municipios patentan un promedio de participación superior al 60%: Córdoba, el más alto, seguido de Salento (62.73%), La Tebaida (60,68%), Buenavista (60,36%) y Circasia (60,32%).
Seis (6) municipios cachean un promedio entre el 55% y el 60%: Pijao (55,30%), Montenegro (55,81%), Quimbaya (56,66%), Génova (57,42%), Calarcá (57,76%), Filandia (59,19%). Armenia, por debajo del 55%.
Ahondar en el análisis de los niveles de participación y, por defecto, la abstención, en el Quindío, permitirá develar las causas de su aumento o disminución. Podría aventurarme a señalar algunas, entre ellas: los sonados casos de corrupción, la ineptitud, la incapacidad, la ineficacia y la ineficiencia de nuestros gobernantes y de la clase política. Así mismo, el desgobierno, el clientelismo, los gobiernos en la sombra (gobierna quien financia la campaña, el elegido cumple ordenes), el saqueo de los recursos públicos.
Fuente: https://cedae.registraduria.gov.co/ (cuadro elaboración propia)
Hoy, traigo para el análisis 4 municipios: Calarcá, Circasia, Salento y Filandia. En las dos entregas anteriores me referí a Armenia, Génova, Pijao, Córdoba y Buenavista. El siguiente, lo dedicaré a Quimbaya, Montenegro, y la Tebaida.
Calarcá, la segunda ciudad del Departamento, con una dirigencia política ausente del poder de decisión regional, desde la dirigente política liberal Lucelly García de Montoya, no ha surgido un liderazgo político que se acerque a la capacidad de incidir en las determinaciones territoriales.
Su nivel de participación, en el periodo que se analiza, es en promedio del 57,76%; su oscilación ha estado entre el 53,13% (la más baja participación) inscrita en las elecciones del 2.019 y, el 63,81% (la más alta) correspondiente a las elecciones del 2.003.
Fuente: https://cedae.registraduria.gov.co/ (cuadro elaboración propia)
Circasia, es uno de los municipios que registra un nivel de participación superior al 60%. Su promedio es del 60,32%, oscilando entre el 57,49% (el más bajo), registrado en el 2.003 y, el 63,60% (el más alto), en el 2.007.
Fuente: https://cedae.registraduria.gov.co/ (cuadro elaboración propia)
Salento, el municipio donde un alcalde convirtió la casa de la cultura en recinto gastronómico y usurpó el recinto del concejo, trasladándolo a funcionar a un espacio, inadecuado, en las afueras, es el segundo municipio en nivel de participación (promedio: 62,73%), muy cercano al primero (62,93%) y la más baja abstención (37,27%). Su participación electoral ha oscilado entre el 57,83% correspondiente a las elecciones del 2.000 y el 67,31% registrado en 2.019.}
Fuente: https://cedae.registraduria.gov.co/ (cuadro elaboración propia)
Filandia, el municipio cuyo promedio de participación es del 59,19 % y su registro de abstención del 40,81%.
Los ciudadanos Filandeños durante el presente siglo han oscilado en niveles de participación entre un 55,65% (la menor) en las elecciones de 2.023; y, un 63,45% (la mayor) en 2.011.
Algo debió ocurrir en las últimas elecciones (2.023) para que el nivel abstención se haya incrementado al 44,35%, la más alta registrada (del periodo analizado), en las siete elecciones del siglo XXI.
No hay que olvidar que la abstención sube directamente proporcional al nivel de insatisfacción con los gobernantes, con los líderes políticos, la apatía, o la no identificación, con los candidatos en competencia.
Fuente: https://cedae.registraduria.gov.co/ (cuadro elaboración propia)
Próximo artículo lo dedicaré a Quimbaya, Montenegro y La Tebaida.
(*) Magister en Ciencias Políticas
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