Cristo no, Judas sí

17 julio 2024 11:17 pm

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Álvaro Ayala Tamayo

Sin corrupción no hay paraíso. Esa es la Colombia del pasado, el presente y el futuro. La realidad nos estrella con la verdad.  El presidente Gustavo Petro Urrego sigue buscando un gran acuerdo nacional y en política es con plata, contratos, ministerios y cargos diplomáticos. De otra forma el asunto no prospera.

El jefe de Estado sabe eso y le gusta mucho. Cambió de payaso para repartir la piñata y fácilmente lo logrará.  El nuevo ministro del interior viene de las profundidades del infierno y necesita refrescarse. Lo reubicó en el purgatorio. Todos lo comentan, nadie lo delata. Como Juanito Alimaña, siempre se «alinia” con el que está arriba. Ha estado en todos los gobiernos y todos lo niegan. Solo el petrismo lo recoge con cariño…Por ahora.

Al presidente Petro se le puede atribuir la vieja frase que, cambió el cuestionario cuando le tenían listas todas las respuestas. Sacó a los ministros del interior, injusticia, vivienda, transporte, agricultura, etc.

Atacará con su nueva alineación para enfrentar el segundo tiempo de su mandato. Petro oficiará de portero para poder tapar todos los escándalos y torcidos.  La sede del VAR será móvil.  De despacho en despecho.  Hay mucha algarabía y confusión en las tribunas porque nadie sabe el resultado del partido. La verdad está en las calles: Inseguridad y más pobreza.  Si fallan sus arietes gritará que es un sucio contragolpe nazi. Se sabe de memoria esa jugada para descalificar a los adversarios que no se dejan comprar con puestos. 

El gobierno es un barco encallado esperando que suba la marea (mermelada) y lo deje navegar. Para reflotar, su capitán Petro tiró en altamar a sus marineros por inútiles y falta de gestión. Otra jugada típica del gobierno del cambio es sacrificar a su tripulación para que el fin justifique los medios.

El desquite de la gente será cuando con un trino eche y crucifique a Cristo de espaldas y de frente. También a todos los fariseos que se le arriman para ayudarle con el tal acuerdo nacional.  Muchos oportunistas aún esperan una palomita ministerial o diplomática para que les digan doctores y les abran las puertas giratorias de las camionetas blindadas puestas la UNP.  Cada una vale mil millones. Incluyen tres escoltas y un chofer. Más otro carro en la retaguardia. Más dos policías en moto. Más los viáticos. Todo para ellos, menos para el pueblo. Se chupan hasta 100 mil pesos diarios en combustible y eso que estamos en un gobierno ecológico y verde.

Luego, esos izquierdos transitorios saldrán a montarle oposición por estar justo en campaña presidencial. Me retiré y me echaron porque es un gobierno corrupto, dirán. De eso dan fe Alejandro Gaviria, Cecilia López, José Antonio Ocampo y otros que enviaron al banco de suplentes. Apenas termine la temporada cambiarán de equipo y explicarán que estaban jugando el partido equivocado. Así se lavan las manos después de venderse por un plato de lentejas y un salario de 42 millones de pesos.  A ellos también les dicen piratas y como patean con las dos son ambidiestros. Zurdos y derechos que pueden jugar por el centro. Polivalentes de la política. ¿Para qué principios si la final es cada cuatro años?

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