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Lo que nos dijeron del Quindío

15 julio 2024 10:30 pm
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Armando Rodríguez Jaramillo

Dos informes con datos relevantes sobre el departamento se conocieron recientemente. Uno, el Índice Departamental de Competitividad -IDC 2024- que entregan el Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario desde 2013 y que contienen el escalafón de la competitividad de Bogotá y los 32 departamentos del país. El otro, corresponde a un documento de 126 páginas presentado por el economista Juan Daniel Oviedo, exdirector del DANE y concejal de Bogotá, con una completa radiografía sobre la región.

En el IDC 2024, que incluye trece pilares y 102 variables, el Quindío ocupa el puesto noveno con un puntaje de 5,79 sobre 10, lo cual es aceptable si se piensa en el puesto, pero a todas luces regular como puntaje al ser una calificación de media tabla. Esta versión del IDC introdujo ajustes que permiten comparar los resultados de los últimos años y ver la evolución de la competitividad del Quindío, que si bien se mantiene en el noveno puesto, pasó de tener un puntaje de 5,33 en 2019 a 5,79 en 2024, modesto incremento que permite conjeturar que de seguir con esta tendencia, y asumiendo que Bogotá y Antioquia, que ocupan los dos primeros lugares con puntajes de 8,14 y 6,80 respectivamente, se estancaran, el Quindío tardaría 25 años en igualar a Bogotá y 11 años a Antioquia. De otra parte, es importante acotar que nuestra competitividad se ve lastrada por bajas puntuaciones en pilares como: Entorno para los negocios [5,05], Sofisticación y diversificación productiva [4,97], Sostenibilidad ambiental [4.98] e Innovación [4,42].

En cuanto a la información presentada por Oviedo, esta revela que entre 1980 y 2022 Quindío ocupó la última posición en crecimiento a largo plazo entre todos los departamentos con un descenso pronunciado del PIB de industrias manufactureras, y una evolución con picos y caídas frecuentes en construcción y en agricultura y ganadería, mostrando en la última década cierta recuperación en construcción y decrecimiento en agricultura y ganadería. A esto se suma un relativo estancamiento en lo que va del siglo para en otras actividades económicas. Además, llama la atención las cifras relacionadas con niveles de pobreza monetaria, el promedio de años de educación de 8,4 que no alcanza para un bachillerato completo y el envejecimiento de la población que pone al departamento como el de superior participación de personas adulta mayores y menor participación de personas menores de 15 años.

Esta copiosa información, útil para leer la región y entender su desarrollo, se complementa, por ejemplo, con los informes de calidad de vida y de percepción ciudadana que entrega el Programa Armenia cómo vamos desde 2016 y que poco eco han tenido en la administración municipal. Algo similar sucedió con el Informe Regional de Desarrollo Humano del Eje Cafetero publicado en 2004 denominado Un pacto por la región. De la crisis cafetera a una oportunidad de desarrollo regional, donde el PNUD expuso con cifras y datos incontrovertibles el retroceso que estábamos sufriendo luego de la ruptura del Pacto Internacional del Café en 1989, al tiempo que propuso salidas a la crisis que no escuchamos.

Todavía más, se dispone de gran cantidad de datos sobre la región publicados por el DANE, Banco de la República [informes de coyuntura económica], Ministerio de Comercio, Industria y Turismo [perfil económico y comercial del departamento], Consejo Privado de Competitividad [Índice de Competitividad de Ciudades] y Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología [Índice Departamental de Innovación], entre otros. Asimismo, la Cámara de Comercio de Armenia y del Quindío aporta valiosa información sobre la dinámica empresarial al tiempo que publica observatorios aplicados a distintos sectores productivos, a lo que se suma información que producen grupos de investigación de las universidades e inventarios sobre la plataforma ambiental que entrega la CRQ, entre otros.

En consecuencia, disponemos de gran cantidad de macrodatos [big data] para leer el territorio y conocer a fondo nuestra realidad, insumos fundamentales para dejar de hacer lo que ya sabemos que no funciona e idear lo que deberíamos emprender para avanzar hacia un mañana que supere con creces el presente que tenemos.

Es la oportunidad de hacer un alto en el camino para preguntarnos hacia dónde vamos y qué departamento queremos. Es el momento de poner a prueba nuestra imaginación y creatividad para identificar futuros posibles y realizables. Es hora de definir, construir y consensuar una visión de desarrollo y progreso para este departamento. Pero para ello, además de tener voluntad política y propósito de cambio, hay que crear una institucionalidad para el desarrollo a manera de un centro pensamiento o laboratorio de ideas similar a lo que fue la Fundación para el Desarrollo del Quindío o lo que es Fedesarrollo para el país.

Armando Rodríguez Jaramillo

Correo: [email protected]  /  X: @ArmandoQuindio  /  Blog: www.quindiopolis.co

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