La nota de Jota

9 noviembre 2017 3:54 am

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Paliza por cualquier lado

Penoso, sin disculpas, con pena ajena y sin ganas de mirar el televisor quedamos quienes vimos la noticia de persecución a los jugadores y técnico del Deportes Quindío por aficionados del mismo equipo, que al parecer viajaron desde Armenia a ver jugar a los cafeteros en Villavicencio.

Pero no es la primera vez que se presentan hechos lamentables, parecidos a estos

Contra Santafé hace muchos años invadieron el campo de juego persiguiendo al árbitro, que dicho sea de paso, no volvió a pitar. Ese día el árbitro fue un sinvergüenza. Otro día pasó algo similar en Popayán. Aquí en Armenia hubo una batalla campal antes de un partido contra América. Y nosotros, dicen en el país, que somos muy amables, que la queridura de la gente es lo que más se destaca de los quindianos, tan atentos y en fin, tantas cosas buenas que hay por decir, que estamos a punto de creer que el país va a creer que eso es pura paja. Y claro, también hay que decir que los jugadores del equipo contribuyen a crear un clima de esos, con un partido perdido por alto marcador en el primer tiempo. Es que sin querer combinar una cosa cmo consecuencia de la otra, francamente también da pena un comportamiento deportivo de esos, para terminar goleados por cinco goles contra cero, en la mejor demostración de inmadurez profesional. Y así dizque aspirando a llegar a la primera división. Al contrario, habría que agradecer que no hay tercera división en este campeonato. Vergüenza por donde se mire. Mejor ni mirar para ningún lado.

El derecho debe tener reversa

La Comisión interamericana de Derechos Humanos le acaba de recordar al Estado colombiano y particularmente al gobierno que cuando firma un tratado, convenio o acuerdo, debe sujetarse a los mismos y no andar como rueda suelta, como persona casada que jura cumplir fielmente sus obligaciones en la prosperidad y en la enfermedad, y apenas puede, sale a jugársela a la pareja. Eso es lo que ha hecho el gobierno colombiano con los pactos internacionales, incumplirlos y más grave aún, permitir que algunas autoridades administrativas incumplan esos tratados. El artículo 93 de nuestra Constitución dibuja más fácilmente el caso. Allí Colombia en su Constitución se compromete a respetar los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que reconocen los derechos humanos y además a hacerlos prevalecer en el orden interno.

Luego dice el artículo que “los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia”.

Este comentario resulta de una noticia que nos cuenta que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de la cual Colombia es miembro activo, le dijo al Estado Colombiano y al gobierno que le den aplicación al tratado en cuanto a que según el tratado, ninguna autoridad administrativa puede inhabilitar a alguien que ha sido elegido por voto popular. El organismo le dio a Colombia dos meses para su cumplimiento, y que además según dice nuestra Constitución, se ajuste a la legislación interna (artículo 93). Esto como resultado de la destitución e inhabilitación que produjo la Procuraduría de Alejandro Ordóñez en contra del alcalde en ese entonces de Bogotá, Gustavo Petro.

Recordamos que esa Comisión ordenó restituir el cargo a Petro y por eso pudo terminar su mandato.

Si no se cumple ese mandato de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, esta comisión podría aplicar sanciones y debe permitirle a Petro ejercer libremente sus derechos políticos, incluyendo su derecho al sufragio pasivo. Dice la Comisión que “el Estado deberá reparar integralmente las violaciones de derechos y adecuar la legislación interna, en particular, las disposiciones de la Constitución y del Código Disciplinario Único, que contemplan respectivamente la facultad de destituir e inhabilitar a funcionarios de elección popular por parte de la Procuraduría en ejercicio de su potestad disciplinaria”. Y agrega la Comisión que “Colombia deberá garantizar la independencia de la autoridad disciplinaria de manera que la misma autoridad que establece cargos no sea la que sancione disciplinariamente. Y que se garantice el derecho a recurrir una decisión ante una autoridad diferente a la que profiere la decisión”.

Es bueno decir que esta noticia se produce en fallo de primera instancia, pues este caso funciona en dos etapas; la primera, la Comisión que es la acaba de hablar y luego sigue ante la Corte Interamericana de Derechos humanos, en caso que el gobierno no cumpla la primera.

Estos gobiernos colombianos son felices tomándose fotos firmando acuerdos, convenios o tratados y a la hora de cumplir, hacen dar pena por sus actuaciones, todas en contra de lo que firmaron o dijeron suscribir en acuerdos. Políticos al fin y al cabo y mentirosos sin sonrojarse, que es mucho más grave.

Nos dejan pensando los casos de Amparo Arbeláez Escalante y Piedad Córdoba, esta última ya sobreseída por el Consejo de Estado, en un fallo que por puros indicios produjo la Procuraduría de Alejandro Ordóñez, sin darle nada de pena. Vergonzoso.

Que pena con las visitas

Llegó la hora de las visitas de los candidatos presidenciales que vuelven a decirnos a nosotros los quindianos que ellos son capaces de voltear la tierra, con tal de darnos gusto en lo que les pidamos. Y claro, ahí estaremos atentos a esas ofertas. Por aquí ya pasó Robledo, y luego Juan Fernando Cristo, y luego Piedad Córdoba, y luego Humberto de la Calle, y luego iba a venir Juan Manuel Santos pero la excusa era que había mal clima, y era verdad, mal clima político para recibirlo.

Tendremos que acompañar a alguien y a votar por uno indiscutiblemente. No me quejo de la visita. Solo registro el hecho como tal. Pero si me quejo de los que van a votar para el Senado por candidatos de fuera del departamento. No tenemos Senador y quienes algo entendemos de estos tejemanejes es necesario contar siquiera con uno, para que le diga al gobierno, porque a los senadores si los escucha, cuáles pueden ser nuestras necesidades. Ahora bien, si logramos elegir dos, mejor, y si son tres, pues mucho mejor. Y a alistarnos pues a cumplir esta cita política tan desagradecida, pero tan necesaria e importante para la región.

 

 

 

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