Esta semana pasada acudimos a la feria de Manizales, observamos nuevamente una ciudad bonita, con una feria artesanal internacional espectacular, sus calles limpias y en fin, una ciudad que tiene habitantes muy aplicados en la materia del civismo.
En cuanto a lo taurino, motivo por el cual es también reconocida mundialmente, ha sido costumbre que la última corrida, un mano a mano entre los dos mejores toreros del mundo y una ganadería de garantía de éxito, la plaza se llene y la satisfacción se vea en los rostros de los acudientes.
Hay cuatro cosas que se deben destacar: 1.- El tendido uno (1) de la plaza de toros se vende únicamente a personas menores de 30 años, con el 50% de descuento en forma de abonado. Esto con el fin de hacer afición y tradición taurina. 2.- Desde el 12 de marzo y hasta el 28 de marzo se venderán los abonos de la plaza de toros para los aficionados, con el 40% de descuento. Esto con el ánimo de asegurar la contratación de los mejores toreros y ganaderías. 3.- Las utilidades que depara esta feria taurina, en su totalidad se dedican al hospital infantil en Manizales y es por eso, que todo el mundo acude, sin importar la edad, el sexo y la condición social a colaborar con esa causa. 4.- Es la única plaza de Colombia que no es afectada por los llamados antitaurinos, pues estos han entendido que es una ciudad que no vive ni goza del maltrato animal y que lo que se busca es hacer una fiesta con todos los ingredientes que ese mismo espectáculo reclama. Pero hay algo que es absolutamente fascinante y es el silencio que los asistentes hacen cuando el torero está en la plaza o en el ruedo; le permiten hacer su trabajo, cero rechiflas, no gritan cuando se está en la lidia, acompañan los muletazos con el olé; si el muletazo es largo el cante también, si es corto el cante también. Valdrá como siempre volver.
Curas violadores sin vergüenza
Llegando a Chile, el papa Francisco, sumo pontífice de la iglesia Católica, fue enterado de que grupos radicales y fanáticos quemaron 7 templos católicos en protesta por su visita. Las autoridades tratan de establecer si es su presencia la que molesta como jefe de la iglesia romana o si es una queja para llamar la atención por la cantidad de curas que mientras oficiaron en la condición de sacerdotes violaron una cantidad de niños acabando prácticamente con sus sueños, anhelos y condición.
Pero el papa Francisco en su primer discurso tocó el tema, pidiendo perdón por todos esos sinvergüenzas que vestidos de sotana, violaron niños varones y aun así invocaban la protección de Dios y repartían bendiciones y hablaban de Dios como si de verdad fueran sus representantes.
"No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia", dijo el papa ante las autoridades del país en La Moneda, suscitando los aplausos de los asistentes. Más tarde, en un encuentro con religiosos en la catedral de Santiago, Francisco los instó a tener "la valentía de pedir perdón".
Durante mucho tiempo este tema de curas violadores ha venido hablándose en Colombia; lo raro es que en la visita del papa a Colombia ese tema no se habló, posiblemente como ha sido tradicional en este país, ocultando un problema que aparte de ser mundial, también es nacional. No harían mal los obispos de todo el país, incluidos unos que han pasado por el Quindío hacer las consultas respectivas. Y hacer también las denuncias.