Desentrañismos

7 enero 2018 7:29 am

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robo es un trabajo para los ladrones.

poco modesto se es al no reconocer que, de ayer a hoy, hemos vivido veinticuatro horas más.

Somos el talón de Aquiles del superhombre.

Tener un compromiso con la muerte me desfigura el alma.

Catacumbas son las palabras.

No hay futuro humano. El futuro es usted.

Ante el muerto soy un genio del vivir.

Teorías sobre Dios, atravesadas como huesos de dinosaurio, en mis espasmos existenciales…

Márgenes invisibles, focos apagados, profundidades sin fin, ante cada palabra por escribirse.

La perspectiva circular del deseo, a punta de ser arrojada hacia el azar de cuerpos desnudos.

La muerte transfigurada en mujer, quien trae a rastras sus orgasmos tanatológicos.

Después del amor ¿dónde irás luego del roce de la luz de una luciérnaga con la brisa callejera?

Ser YO, más allá de cualquier pronombre, incluyendo el TÚ del verbo ser.

Encomiéndate al devenir. Cierra puertas y ventanas antes de cruzar el charco, más allá del próximo diluvio universal.

¿Cómo llegar a la aurora, ante el declive de la noche silenciosa?

¿Quién dijo que la vida está hecha solo para alquimistas del espíritu? También tiene que servir para los vulnerables de la altura o, si no, poca gracia tendría la epopeya del empezar.

Soy el presente del pasado; soy el presente del futuro.

Dos hojas de papel oscuro caen desde el guayacán florecido. Mentira: es una tórtola alzando vuelo hasta el último amarillo.

El cangrejo hace honor a la inteligencia de muchos humanos, con su instinto peculiar de mirar hacia el futuro.

Es un drama morir. Pero un drama peor, vivir sin ninguna iniciativa.

Llega el momento en que la experiencia solo es necesaria para los hombres de poca reflexión.

Valer algo menos que su nada. Esto es todo cuanto ha inventado el hombre mediocre.

La estatua que me mira con insistencia, tiene razón al indagarme por mi estadía en este parque solitario.

Aléjate de los vivos y los muertos, ve por el atajo como si tú mismo fueras un halo entre el rosal del viento.

Piedra que se hace piedra ante la mirada subrepticia de la sirena.

Aquella palabra que jamás ser humano ha pronunciado y permanece en la punta de la lengua del surrealismo.

Los días huyen, las hojas llegan remando la savia. El primer día después de la muerte de Cristo es un árbol eterno.

El sonido de la campana centellea al anunciar la muerte del gusano.

Extiende la sombra con que matas el hambre, repártela en porciones iguales e invita moscas del basurero del mundo a disfrutar de la última cena, antes de la crucifixión del menesteroso ante el plato vacío.

Agua dulce como sobremesa en el fondo del mar.

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