Cuando el cedro alcance las estrellas, las estrellas se inclinarán para besar la raíz del cedro.
Fantasmas dando discursos de inauguración en las ruinas del coliseo.
Al decomisarle una realidad, le sentenciaron a la guillotina en la dictadura de la fantasía.
Todo lo blanco, para el vampiro, es tan triste…
Juega tenis de mesa con la luna, hasta dejar tu frente en el sudor de la noche.
Una cita en la tercera partícula de polvo, de los desiertos del mundo. O en la página inmortalizada en su blancura. Quizás en la gota más blanda del oleaje. De pronto en el pastizal de brizna incinerada, en el Norte, en el Sur, en el Oriente, en el Occidente tuyo o mío. Acaso en el ojo de la aguja por donde se desboca la algazara de caballos del mundo. Por casualidad en el viento trajeado, del gris de la mañana aquella. Por azar en el frío de la mirada sin horizonte alguno. Tal vez en la sombra anhelando el celeste de su sombra… Eso sí, de seguro en la luz, donde nunca nos hemos de conocer.
devorar el “pan consagrado”, cocido con el cuerpo de Cristo, convierte al comensal en caníbal y a la vez lo vuelve violento contra sí mismo, cuando le mete dientes a huesos imaginados de Cristo.
La personalidad del comején “politiquero” no se hunde en el abismo de la maldad, este comején es el abismo mismo…
Fuego erecto jugueteando en la recámara de ángeles ardientes.
Se desliza la luz mortecina de la especulación, entre el despeñadero del oscurantismo.
hasta el renglón aparte de la hoja de caucho. Verificar el punto seguido de la hormiga con sus semejantes, similar a deleitar el plato de la puntuación en una coma, sin vocablo dónde acomodarse.
Arribista: Tío Sam de la idiotez.
El problema no consiste en la propiedad privada. Es el proceder inhumano de la plusvalía para soslayar egos elitistas, de la propiedad privada.
Suplicar derechos ratifica la tiranía de ciertas democracias.
La narración de una historia insignificante dejamos como huella, en la infinidad del universo.
Alma gemela en el fondo de la olla sin nada qué comer.
sabio destroza erudiciones. Da de beber su luz, sin vasija que la contenga. Esta luminosidad es agua sublime. La ausencia de vasija, para este torrente, consiste en la disolución del ego.
Se esconden sémenes beaticos bajo hábitos impregnados de hipócrita moral.
desavenencias, como resta erótica a la carnalidad del amor.
“A Dios gracias” entró el camello por el ojo de una aguja. La soga quedó enlazada en el cuello del rico, de la cual “San Pedro” haló, hasta cabestrearlo al reino de los cielos. Imponente ardid celestial, “A Dios gracias”…
la manía de programarlo todo: en su cerebro está planeado masturbarse… un instante antes de morir.
Gatos haciéndole antesala a la séptima vida.
En esta sociedad de corruptos para ser pobres no necesitamos sino estar vivos.
El dinero es espejismo cotidiano en los bolsillos del menesteroso.
Rebasando el ventanal de las hojas del árbol, la mirada del infinito se posa en la lombriz, cuando vuela en el pico de una golondrina.
Camino sin salida, como si fuese un amanecer sin noche dónde llegar.
similares a puertas abiertas, por donde salen palabras y van a dar al lado del viento trasero del mundo.
Entrar en guerra contra enfermedades del cuerpo. O sea, batallar con la muerte, la que a diario vamos siendo.
derramados a la deriva, hasta caer en algún “grito de la independencia”.
Sicología para mascotas: desagüe putrefacto para ser lamido por sus amos.