La página en blanco, día tras día en blanco, por los tiempos de los tiempos en blanco, siempre en blanco. Al cabo de los años termina su misión en blanco, con un punto final en blanco, luego se autocomplace por haber escrito una obra magistral en blanco. Por último, va de evento en evento autografiando su libro en el blanco inmortal de sus páginas.
Buscar la hora, el espacio propicio para abstenerse del suicidio.
“Los demás” la ven fácil, porque no les toca a ellos enfrentar las dificultades del otro. Si fuera al contrario, “los demás” se irían lanza en ristre, contra quienes la vieran fácil…“Yo mismo”, en el espacio de nuestro otro “Yo mismo”, residuo que encarna el desbarajuste mental del “Yo”.
Pastores bribones que cometen crímenes de lesa humanidad, cuando arrojan a sus feligreses al matadero de la estupidez.
Los perros tienen derecho de ir a misa, defecar frente al yeso de la fatua santidad, ladrarle a sermones presuntuosos de la persona que representa a un supuesto Dios.
Cerdos que gruñen higiene, como si estuvieran en la porqueriza de la desinfección moral. Hablo de cerdos, no de otros cerdos.
Venimos de eso, vamos hacia eso. Y eso que pensamos y no sabemos qué es eso.
¿Se es digno de un nuevo amanecer si se olvida el milagro de una gota de rocío?
El tiempo corre… ¡pero el cangrejo lo alcanza!
Novelar la vida de sí mismo, ir al refugio del pasado, escarbar las entrañas de manera objetiva, sentir vergüenza de escribir la verdad personal, colocar la careta de cada rostro de los períodos vividos en el rostro de nadie, darse el gusto de ser un gran escritor, de una biografía hipócrita.
Quien lee su propia autobiografía y se siente usurpador del yo que no es, devela una mínima parte de su higiene mental.
El amor antes del amor, eufemismo para penetrar la carnalidad subyacente del amor.
La sensualidad, esencia lirica del sexo, primera etapa de amor al cuerpo.
Imaginación que arma y desarma el aire.
Practica el amor, suscita su acento con labios que extiendan la palabra, como sábanas con olor a luna llena.
Butaca arrojada al abismo. Así debe suceder para quien convierte su vida en polilla de butaca.
En el mástil de la voluntad de aprender, resplandece la inteligencia.
Gotas que se tejen en lluvia, en esta tarde usufructuada por el lenguaje de la neblina.
Brevedad es admirable solo cuando concierne a la literatura, porque de resto, me imagino a la mujer haciendo burlas al respecto.
Vida es molécula que se expande, se hace hombre, piedra, hormiga, salto, quietud, todo, nada: instante por ser.
El dinero no es problema, el espejismo que produce el dinero es el problema. Cuando el dinero se vuelve una pasión, el hombre termina siendo reflejo de este espejo.
La naturaleza es elitista.
Amor al sexo. Sé sexo visionario del amor.
Desde el gallo del patio de mi pueblo, escucho ecos seculares de “antes de cantar tres veces el gallo…”.
“Que el señor lo bendiga”, frase de cajón que me hace tragar saliva cuando la responden con el “gracias, lo mismo”.
Aléjate del tiempo de espera contaminado por el humo del cigarrillo.
Sería agradable tener un diálogo sicológico respecto a la hierba muerta en el sendero de los extremos del tiempo.
De la camisa solo me queda un punto suspensivo, es decir, el último botón. Lo demás es retórico, igual que el cuerpo respecto a la sombra sin fin.
Huellas de pies amputados sombrean el aire.