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Más vida, menos suicidio

3 abril 2019 9:18 pm
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Nos causa impotencia, tristeza y frustración, leer casi a diario, cómo un niño, una madre, un padre, un abuelo se quitan la vida sin una aparente explicación. “No entendemos por què lo hizo”, es casi siempre la respuesta.

Son muy pocos los casos en los cuales la familia supo interpretar las señales de alerta que deja un suicida antes de cometer el inexplicable hecho.

Para comenzar tenemos que entender por qué una persona convierte su propia vida en una tragedia, al punto de tomar la fatal decisión de quitarse la vida.

El suicidio es una condición disfrazada por medio del estado de ánimo, que se genera por un posible trastorno mental que no logra ser identificado por terceros. Los posibles factores de riesgo se conforman por un diagnóstico de enfermedad grave, antecedentes familiares, baja tolerancia a la frustración, violencia intrafamiliar, bullying, estrés, abuso y rechazo, generando alertas que identifican a una persona suicida: cambios repentinos de conducta, dificultades para conciliar el sueño, aislamiento social, llanto permanente, irritabilidad, baja autoestima y comportamiento autodestructivo.

En lo que va corrido del año, en el Quindío se han presentado 43 suicidios y 329 intentos de suicidio. Pareciera que las campañas que han realizado diferentes entidades en pro de disminuir el índice de tasa de mortalidad por suicidio no han generado los resultados esperados. ¿Será acaso que estamos fallando en el cómo, cuándo y dónde transmitimos la información con la que se desea impactar al ciudadano?

Debemos cambiar el modo en el que abordamos los temas relacionados con el suicidio, darle menos protagonismo como noticia, pues no es necesario llegar a describir los motivos y los métodos empleados que utiliza la persona para atentar contra su propia humanidad. Este tipo de información tan detallada puede ser mal interpretada por una persona con tendencia suicida.

Es importante educar a nuestros niños para que sepan enfrentar los problemas e inconvenientes, para que comprendan que la solución a su conflicto o problema la pueden tener de una mano amiga, familiar, un profesional de la salud esperando su llamada a la línea telefónica para escuchar y prevenir.

Como estrategias de información directa y contundente de fácil acceso, se pueden realizar ferias educativas adecuadas a todo tipo de población y nivel educativo. Pintemos murales a gran escala, llenos de vida, con mensajes esperanzadores para todo aquel que lo mire, en los que un posible suicida encuentre un sentimiento positivo e información sobre dónde y cómo pedir ayuda, o talleres informativos que concienticen sobre los riesgos, posibles alertas y acercamiento a los profesionales de la salud pueden brindar prevención, apoyo y escucha.

Todos podemos actuar en contra del suicidio. La familia debe ser la primera en alertar sobre comportamientos no adecuados de sus miembros que pueda desencadenar un suicidio. Es necesario educar a la comunidad en temas como solidaridad y buena convivencia. No podemos hacernos los sordos, ciegos y mudos ante la calamidad de un vecino, amigo o familiar.

Es nuestra obligación como profesionales de la salud mental, instituciones del Estado y demás que puedan aportar, llegar a la comunidad, que la población sepa, conozca y tenga información de cómo llegar a pedir apoyo en estos momentos en los que no encontramos la salida, pues en muchas ocasiones simplemente necesitan que alguien los escuche y les haga entender que existe una mano amiga , una familia o una institución que no permitirá que se conviertan en estadística más de los niveles del suicidio en nuestro departamento.

*Psicólogo de la Universidad Autónoma de Bucaramanga.

 

 

 

 

 

 

 

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