EL UNIVERSO ESTÁ HABLANDO

13 mayo 2020 11:39 pm

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Jaime Patiño Santa

– I –

¿Cómo escuchar al universo? El universo está hablando. La humanidad asiste a un momento extraordinario y está siendo convocada a un diálogo constructivo y fraterno, pero debemos prepararnos para esta conversación, no desde la racionalidad sino desde el nivel interno del ser.

Por eso, desde el momento en que la Organización Mundial de la Salud, nos informó del virus que se había manifestado en una región de China, que avanzaba hacia Europa y que se iría desplazando por todos los continentes, respondimos desde lo racional, construyendo diversos discursos.

Una de las primeras teorías afirmó que el Coronavirus fue creado en laboratorio por científicos de China, para tener un control de la economía. Lo explican al indicar que el virus generó una situación de pánico, que llevó al desplome de las acciones de las empresas con capital norteamericano y europeo, y que inmediatamente las empresas chinas compararon dichas acciones a bajo precio, lograron su gran objetivo que era tener el control de estas compañías.

Fueron apareciendo otras hipótesis, como aquella que sostiene que, en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, los norteamericanos estaban perdiendo terreno y para retomar el control de la economía mundial crearon en laboratorio el Covid 19; y que unos militares lo llevaron hasta Wuhan, China.

Antes de la pandemia ya se habían presentado películas y documentales que indicaban que un virus sería creado por seres humanos con claros propósitos económicos y de control político. También se han divulgado teorías como la que señala que la instalación de la tecnología 5G fue la que originó la pandemia. Otras visiones indican que no se trata de un virus sino de una bacteria y que la OMS ha callado información importante ya que está alidada con las potencias. Seguiremos escuchando nuevas teorías conspirativas, y esto se entiende porque los seres humanos dialogamos desde la racionalidad.

– II –

Si recordamos cómo era nuestra vida hasta hace muy poco, ella respondía a unas rutinas, a unos ritmos frenéticos que no podíamos parar, lo que nos generaba mucho estrés. Nos levantábamos cada mañana para salir al trabajo; desde muy temprano muchas familias se levantaban para organizar su apartamento, preparar alimentos y dejar los niños en el jardín o trasladarlos hasta sus lugares de estudio. Pasaban todo el día en los procesos productivos de las empresas, en las instituciones del Estado, en el trabajo independiente o como decimos coloquialmente, laborando en el rebusque – una franja grande la que se encuentra en esta categoría-.

Además, cada persona o cada familia, de acuerdo con su visión de la vida y dependiendo de sus ingresos, incluso más allá de ellos, tenía un nivel de consumo o de consumismo: restaurantes, bares, discotecas, centros comerciales, viajes, etc., y desde estos delirantes ritmos se ha intentado responder a los interrogantes que nos plantea la vida, y por supuesto esto se sigue haciendo desde nuestra racionalidad, con los paradigmas de la dualidad: Me quedo en casa y protejo mi salud, o salgo a trabajar exponiendo mi vida y la de la familia.

¿Por qué ha hablado tan fuerte el universo? Porque se trata de un momento extraordinario. El planeta Tierra se encuentra en cuidados intensivos. ¿Por qué? Porque los seres humanos hemos afectado la Tierra, y con ello a nosotros mismos. Llevamos muchos años destruyendo la naturaleza: deforestación de las “Estrellas fluviales”, quema de bosques y páramos, contaminación de los ríos, mares y ciudades. Hemos atentado contra todos los reinos: mineral, vegetal, animal y a los seres humanos. ¿A dónde han conducido estas acciones insensatas? A la destrucción de la capa de ozono, a la polución química, a la elevación de la temperatura del planeta, al deshielo de los polos y nevados, a la elevación del nivel del mar, a la desertización, a la extinción de especies vegetales y animales y a la evidente afectación de la vida del ser humano.

Pensemos solamente en el siglo XX: dos guerras mundiales, campos de concentración y hornos crematorios, la codiciosa acción de diversos regímenes totalitarios, las guerras entre países, y conflictos tan prolongados como el colombiano, con tanta barbarie y crueldad.

Ante tanta locura, a través de los siglos el Universo se ha comunicado muchas veces con la humanidad por medio de mensajeros espirituales como Jesús, Francisco de Asís, el Padre Pío, para sólo mencionar algunos. ¿Cuáles han sido esos mensajes? Amor, respeto, justicia, tolerancia, solidaridad, fraternidad.

En los últimos años, muchos biólogos, ambientalistas, científicos, han presentado en foros internacionales, ante los líderes de las potencias, las diferentes amenazas de esta emergencia planetaria; han planteado los valores y políticas que debemos implementar, pero estos líderes movidos por la ambición y la codicia no han escuchado el clamor del universo y continúan avanzando en la destrucción del planeta.

La Ley universal del equilibrio no tuvo otra opción que recurrir a una vía extraordinaria: el virus, la pandemia, el aislamiento social. ¿Con qué objetivo? Que la tierra descanse, salga de cuidados intensivos, y se dinamice una limpieza planetaria. Se comiencen a limpiar las aguas, se impulse la recuperación de bosques y páramos, y la fauna y la flora respire un nuevo ambiente; es decir, con el fin de que comprendamos las señales para que se reestablezcan las condiciones de equilibrio de la vida en la tierra. Pero, fundamentalmente con el fin de que los seres humanos nos desaceleremos, nos liberemos del estrés, de las presiones, del consumismo, de la locura y reconozcamos que pedimos venir a la Tierra a cumplir una misión de amor y servicio. Para ello nos han sido entregados unos dones, y nos corresponde transformar aspectos de nuestro ser que tienen que ser modificados para sostener la vida.

¿Qué tenemos que transformar? La soberbia, el orgullo, el odio, la maldad, la rabia, el rencor, el resentimiento, el sentimiento de venganza, el miedo, el desasosiego, la inflexibilidad, la avaricia, y son estas energías densas las que nos corresponde transformar.

Dentro de nuestro ser se encuentran todas las energías, todos los impulsos: [Guerra/Paz]-[Odio/amor]-[Soberbia/Humildad]-[Maldad/Bondad]-[Rabia/Serenidad], y nuestro paso por la tierra es el arte de armonizar estas energías para que aflore lo más bello del ser humano: el amor, la bondad, la humildad, serenidad, afecto, simpatía, tolerancia, solidaridad y la fraternidad.

Simultáneamente con la transformación de nuestro ser, iremos reconociendo o afirmando la misión que hemos venido a realizar, que es lo que le da sentido a nuestra existencia.

Estos son los temas que el universo ha colocado en la agenda de los seres humanos: Respeto al Planeta Tierra e impulso para construir nuevas relaciones con los reinos y con los seres humanos sobre la base del amor, el respeto y la fraternidad. Y en concordancia, avanzar en la transformación de nuestro ser y reconocer los dones y la misión que hemos venido a realizar en nuestro paso por la Tierra.

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