Por Jaime Patiño Santa
Autor del libro “Sin miedo a morir”
En esta época de pandemia, cuando hemos visto partir con incertidumbre, dolor y miedo a tantos abuelos, padres y jóvenes por causa del coronavirus o ante otras circunstancias, nos preguntamos cómo asistir estas partidas y a sus familias, en estos momentos de aislamiento, soledad y desasosiego.
Asimismo nos preguntamos, cómo acompañar a tantas personas que se encuentran en unidades de cuidados intensivos, conectados a monitores y ventiladores mecánicos, sin la posibilidad de despedirse de sus seres queridos, con la angustia de no haber resuelto asuntos pendientes, o de no haber cerrado los ciclos en esta dimensión de la Tierra.
En esta cuarentena hemos recibido la solicitud de apoyo de múltiples personas. De aquellas con coronavirus que se han recuperado, así como de otras con enfermedades terminales que han regresado a sus casas, en condiciones de continuar llevando una vida digna.
Igualmente hemos acompañado a pacientes que por causa de distintas enfermedades han trascendido en sus casas o en clínicas y hospitales. También hemos apoyado a familias donde uno de sus integrantes se ha suicidado.
En aquellos casos donde las personas han trascendido (muerto) en hospitales o en sus casas, y ante las restricciones lógicas de este tiempo para la realización de las honras presenciales, hemos realizado con sus familias ceremonias especiales de despedida, a través de las plataformas virtuales.
En este texto quisiera compartirles una síntesis de las experiencias de acompañamiento que estamos vivenciando, encuentros que han traído mucho consuelo y tranquilidad para cada colectivo.
ACOMPAÑAMIENTO A PACIENTES QUE ESTÁN EN CASA O EN CENTROS HOSPITALARIOS
Sabemos que en situaciones normales, cuando una persona afronta una enfermedad terminal y se encuentra en casa, tiene la opción de recibir un acompañamiento físico integral: del médico que lo orienta en el manejo del dolor, del personal de enfermería que lo asiste y de la familia que lo cuida con amor. Asimismo, la persona puede recibir la visita de un acompañante espiritual que le ayuda a cerrar sus ciclos, a despedirse de sus seres queridos, a realizar un trabajo de perdón y reconciliación, y comprender con mayor tranquilidad el camino que va a seguir hacia otros planos, desde la fe que le asista.
En estos tiempos extraordinarios de pandemia, para realizar los acompañamientos espirituales, hemos recurrido a la opción de los apoyos virtuales: Llamadas, video-llamadas, Skype, Zoom y otras plataformas, medios que han sido empleados de acuerdo a las posibilidades y circunstancias de cada caso.
¿Cómo se realizan estos acompañamientos?
Lo primero es precisar en qué condiciones se encuentra la persona enferma, si está consciente, si se encuentra deprimida, si padece de dolores, y qué tratamiento está recibiendo.
Previamente, el acompañante entrará en un estado de silencio y meditación para pedir asistencia espiritual y realizar con toda compasión y entrega el servicio.
Una vez establecida la hora del encuentro, el paciente y su familia se integrarán a la reunión.
Cuando el paciente está consciente, del modo más natural aflorarán sus inquietudes y necesidades que será necesario orientar, algunas de tipo económico, obligaciones por cobrar y por pagar; otras, más emocionales como la necesidad de dialogar con familiares, amigos, socios, con los que se han presentado problemas, desencuentros, diferencias. Otros pacientes expresarán la necesidad de comprender los ciclos de la vida, abrirán su corazón y se dispondrán de manera más directa a recibir ayuda espiritual conectándose desde su fe con las conciencias de luz que le asisten.
Se realiza entonces un acto de reconocimiento hacia el paciente para agradecer sus dones y su compañía, para manifestar todo lo bueno que esta persona ha significado para la familia.
En este encuentro también es muy importante que la familia realice un trabajo de perdones y reconciliación por los actos conscientes o inconscientes que se hayan presentado en las relaciones con la persona y que hayan causado resentimiento o dolor, lo que ayudará mucho a la liberación de cargas emocionales tanto al paciente como a quienes le rodean.
En aquellos eventos en que la persona está inconsciente, o en estado de coma, será importante que el acompañante recoja información de parte de sus familiares en torno a la enfermedad, en cómo ha sido el proceso de la misma, y también trataremos de acercarnos a la historia de la persona, cuáles son sus talentos, las actividades que ha desarrollado, qué problemas estaba afrontando, cómo eran sus relaciones con el entorno familiar y de trabajo, y con este conocimiento entraremos en conexión con el alma del paciente, y con sus familiares para realizar el trabajo de perdón y sanación que se manifieste.
Para efecto del acompañamiento a pacientes que se encuentran inconscientes se solicita a quien lo asista, le ponga unos audífonos, o coloque el equipo en altavoz. Sabemos que el paciente, desde sus planos internos, escuchará y recibirá el impulso espiritual necesario. Se procederá así a realizar todos los pasos del encuentro: Reconocimiento, gratitud, perdón y entrega del paciente a las consciencias superiores.
En aquellos casos donde es imposible conectarse virtualmente con el paciente, se puede hacer un encuentro con la familia, visualizar al paciente, y juntos enviarle un impulso espiritual. Orar para que sea asistido por las consciencias de luz, y así la familia tenga la confianza, la certeza de que su paciente no estará solo.
CEREMONIA VIRTUAL DE ACOMPAÑAMIENTO CUANDO UNA PERSONA HA TRASCENDIDO
Antes de iniciar el acompañamiento ingresamos primero a un momento de silencio o meditación, visualizando a la persona que ha partido; y desde esta aproximación a la dimensión interna del ser, ofrecemos el servicio de acompañamiento. Pedimos luz al universo, a las consciencias de luz con las cuales tenemos una especial conexión. De esta manera, –al menos esta ha sido mi experiencia–, al entrar en contacto con su alma, contando con esta ayuda superior, todo irá fluyendo de manera guiada.
Algunas de estas familias han conocido los libros “Sin miedo a morir”, “Retorno el salto a las estrellas” y “El Vuelo del colibrí, morir con dignidad” y se encuentran familiarizados con el tema de la trascendencia (muerte). Otras personas han recibido información sobre los ciclos de la vida por diferentes medios. De todas maneras, de acuerdo a las condiciones de cada familia, y en comprensión de su fe o la religión que profesen, nos referiremos a las etapas de la vida, precisando el momento que se está consagrando, es decir, la comprensión de que se ha terminado un ciclo en la tierra y que al ser que se está acompañando le corresponde iniciar nuevos vuelos en otras dimensiones.
¿EN QUÉ CONSISTE LA CEREMONIA?
1. Reconocimiento.
Luego de un saludo y de invitar al recogimiento, abrimos un espacio para que los familiares y amigos más cercanos evoquen momentos especiales vividos con el paciente. Así se comparten vivencias, diversas anécdotas, que van presentando la biografía de la persona: su historia, estudios, aficiones, lecturas, viajes, su filosofía de vida, valores, virtudes, limitaciones, defectos, las alegrías que se compartieron con la persona, así como también, las dificultades que la persona hubiere tenido con integrantes de la familia o con personas cercanas, lo que llevará en un momento especial de la ceremonia a hacer la liberación de dichas circunstancias.
2. Gratitud.
Luego viene un momento muy especial, y es expresarle a la persona gratitud por su vida y su compañía durante estos años.
Este momento se fundamenta en la comprensión de que todos los seres humanos, cuando ingresamos a la dimensión de la tierra, estamos acompañados por un grupo de seres que el universo en su sabiduría ha dispuesto para su camino en la tierra. Forman parte de este grupo el entorno familiar, amigos más cercanos, los vecinos de la cuadra, del barrio, del pueblo, del condominio, los compañeros del equipo de fútbol o de otro deporte, del grupo de música o de danza. Asimismo, forman parte de este grupo las relaciones afectivas más cercanas que se tienen, novios/as, esposos/as, como también los socios. Entonces cada uno desde el rol que esté presente, con el mayor afecto y sintiendo en el corazón este momento, le agradece a la persona su compañía de estos años.
3. Perdón y Reconciliación.
Seguidamente hacemos el trabajo de perdón y reconciliación. Cada una de las personas presentes en la ceremonia abre su corazón para pedirle perdón si en esta existencia consciente o inconscientemente con sus pensamientos, palabras o acciones sintió haber causado dolor, daño o sufrimiento a la persona. Se perdona para que no quede en quien partió ni en quien queda, ningún sentimiento de culpa, y de todo corazón se perdona por los pensamientos, palabras o acciones causadas de parte y parte.
Realizamos una oración de perdón. En nuestro caso generalmente leemos con devoción esta oración contenida en el libro Sin miedo a morir, página 248.
ORACIÓN DEL PERDÓN
Padre Celestial,
invoco tu luz y pido tu perdón
por todos mis actos
conscientes o inconscientes,
que hayan afectado a personas, animales,
vegetales o minerales.
También te pido me perdones
por todas las palabras y pensamientos
que hayan causado ofensa a otros seres tanto
en esta, como en otras existencias.
Oh Madre Eterna,
que ese tu regazo cósmico,
del cual provengo y al cual regresaré
derrame su luz sobre mí.
Otorgo mi comprensión y mi perdón
a todos los seres que con sus actos,
palabras o pensamientos
me hayan causado daño o sufrimiento,
en esta y otras existencias,
y pido me acompañes
a perdonarme también a mí mismo,
por mi falta de consciencia
frente a mi cuerpo, mente y espíritu,
y que no quede en mí ningún
sentimiento de culpa.
Conciencia Crística,
Acompáñame en el momento
de mi liberación
para que pueda alcanzar
los planos superiores de la existencia,
y entregar mi alma
a su voluntad de servicio y evolución
en la dimensión eterna.
4. Invocación y entrega a las Consciencias de Luz.
De acuerdo con las creencias del paciente, –fundamentalmente–, y de la familia se realizan unas invocaciones. Si se trata de una familia de tradición católica, invocamos al Padre, a la Madre y al Hijo. Si son cristianos invocamos a Jesús. Si la familia es atea, invocamos a la energía del amor, del afecto, de la fraternidad. Si la familia está conectada con la naturaleza invocamos a la energía del Sol, de la Luna, de la Tierra, de los bosques, pájaros, páramos, guaduales. Si la familia abraza una filosofía oriental, budista, taoísta, zen, respetamos sus creencias e invocamos a las consciencias o maestros de su devoción. Estas invocaciones se realizan con el fin de pedir que el alma sea conducida en protección de estas consciencias a los planos superiores, para que continúe en paz su camino evolutivo. Lo importante es comprender que Dios, el Universo es una inmensa conciencia de amor, el regazo cósmico a donde el alma retorna para seguir evolucionando.