Por Gabino González
Bertrand Russell estuvo preso por sus posiciones antimilitaristas en favor de la paz, abogó contra la Guerra de Vietnam. Junto a Cortázar, Einstein y Simone de Beauvoir conformo el Tribunal Russell-Sartre que condenó los bombardeos de Israel en la Guerra de los Seis Días, en 1967.
Hasta hace poco un feligrés debía aceptar la existencia del diablo, ahora no. Nota de Gabino: en 1994 el Papa Juan Pablo II dijo que infierno y cielo son metáforas que usa la Iglesia para significar que los buenos la pasan agradable en cambio los malos sufren.
La gente cree porque se lo enseñaron desde niños. En el libro Por qué no soy cristiano, Russell (1872-1970) británico, defiende al ateo, resume su ideología que le dio fama de hereje. Voltaire hizo lo mismo en la centuria dieciochesca. No fue seguidor de algún dogma porque rechazó a Dios y la inmortalidad; dudó que Cristo fuese el mejor, aunque le reconoció alto grado de virtud moral. Russell, pensó que budismo, islamismo, hinduismo y cristianismo, son mentirosos, dañinos, discriminadores.
Cualquier creencia se basa en imposición y miedo, vio en templos individuos arrodillados autoproclamarse miserables pecadores; esto le pareció despreciable, indigno de humanos que se respeten. Fanáticos bíblicos estadounidenses trataron a Russell en medios de información de maestro paganista, reseco divorciado, decadente, impulsor de la promiscuidad, relajo, remedo de genio…
Iglesia degrada el sexo, permite relaciones con poco placer y mucho dolor; se opone a la píldora pues si la dama tiene muchos hijos hasta morir agotada no siente gran deleite en la vida. En los años 60 del siglo XX Roma predicaba que la mujer solo servía para casada, monja o puta.
Russell sufrió persecución. Intelectuales lo apoyaron; Einstein dijo que excelsos espíritus hallan oposición violenta de mediocres, no entienden la lucha contra los prejuicios heredados. En 1940 el Tribunal de Nueva York lo declaró no apto para dictar clases de filosofía en City College por corruptor de la juventud; diez años después ganó el Nobel de literatura.
Crítico de seudomoralistas, hipócritas y puritanos, creador del Atomismo lógico, pensador analítico, contribuyó a la filosofía de la ciencia tanto que su iniciador Karl Popper lo cita. Escribió Principia Mathemática de tres volúmenes, para resolver los problemas que presentaba la teoría de conjuntos.
Lógica y matemática son lo mismo, entendida esta como la ciencia que tiene por objeto las propiedades de la cantidad calculable cuyos principios se deducen de los de la lógica. La filosofía de Aristóteles es la de Platón pasada por el filtro del sentido común. Nieto del conde Russell primer ministro de la reina Victoria, ahijado de John Stuart Mill.
La investigación de los sistemas metafísicos no es verdadera o embustera, sino carente de sentido, pues no define los términos que usa, ni indica bajo qué condiciones podemos averiguar su certeza o falsedad, recuerda Fernando Broncano, en Conocimiento y felicidad, pág. 25.
En entrevista, Lenin lo decepcionó (1920), igual que el bolcheviquismo por autoritario y cruel; apoyó el pacifismo y la liberación sexual tanto que no lo nombraron profesor en la Universidad de Nueva York en 1938 porque una madre se quejó de las enseñanzas sobre sexo en sus obras.
Bertrand Russell es uno de los grandes incrédulos. Si todo tiene causa, Dios debe tener una. El mundo fue creado por un Todopoderoso bueno, omnipotente previsor del dolor y de la miseria que iba a contener, por tanto es responsable de ellos. De 98 años, en 1970 murió feliz.