NUEVAS MASCULINIDADES

30 abril 2021 9:18 pm

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Por Daniel Zarta

Escribir siempre ha sido una manera de expresar los aprendizajes y reflexiones sobre la vida social, de la que he sido influenciado. Los seres humanos somos seres sociales, nos juntamos a crear y sobrevivir conjuntamente. La creación derivada de nuestra capacidad de imaginar es de resaltar. La civilización (si es posible llamarla así), que hemos construido, tiene unas características muy ligadas al desarrollo exponencial de los recursos disponibles; logradas en las últimas décadas por la tecnología y el internet. Aspectos claves se nos han escapado: 1. La vida en la biosfera es finita, así como sus recursos; vida y muerte están ligadas. 2. La vida es dependiente de la biodiversidad. 3. La vida social depende del equilibrio de intereses, no necesariamente monetarios. 4. Los sistemas políticos no pueden pasar por encima de la dignidad humana. Este último aspecto, sobre todo ha sido olvidado en la región latinoamericana, región azotada históricamente por las dictaduras.

Iniciar una posible descripción general sobre las nuevas masculinidades sería ilógico, porque la que pudiese dar no representaría a la mayoría o al promedio; el único escenario en el que si pudiese hablar de mayorías me lo brindaría la religión católica. Mi entorno ha estado rodeado de mi familia y las familias y amistades de mis familiares; crecimos bajo la presión religiosa interesada en separar la vida y la muerte como discusión y acción constante en preservar la primera de forma natural y recibir la segunda igualmente. En consecuencia, el desequilibrio de poder ligado a la creencia de que la diversidad humana era un pecado derivó desde quien sustentaba el poder, la acción de matar al otro como camino hacia el éxito y la redención. Es claro en la historia que el hombre se mató por guerras y mató a las mujeres, niños y ancianos sin mediar palabra; esas formas moldearon esas mayorías (países fundados en la religión católica). Actualmente, un porcentaje importante de hombres que reconocemos nuestro daño histórico en la dignidad de la Mujer, pero con una manera diversa de crecer y ayudar en ese proceso social conjunto y paulatino, nos hacemos o nos hacen llamar nuevas masculinidades. Debemos saber que nuestro origen, nuestra cotidianidad influye directamente en el desarrollo de capacidades naturales necesarias para poder comportarnos como nuevos masculinos, y por tanto se requiere de una acción organizada para lograr ser mayoría en las mayorías.

Políticamente, mientras las brujas y trabajadoras eran quemadas por su acción dignificante y sacrificada, se permitía el crecimiento urbano bajo modelos productivos más eficientes y nuevas formas de relacionamiento social. En la necesaria participación laboral de la mujer, fueron sometidas a un maltrato constante derivado de la inseguridad masculina salvaje y su dogma recurrente de que la propiedad era sinónimo de mujer (hoy sigue pasando mucho). La mujer en ese nuevo escenario logró construir, paso a paso y con mucha sangre, el movimiento feminista que hoy son la base en la construcción de nuevas masculinidades.

Debo decir que los movimientos feministas también están llenos de vida y en ese sentido de diversidad; un pequeño porcentaje de ellas crees que es ojo por ojo. Además, también debo decir que existe un mensaje transformador del nuevo papa, partiendo de la verdad en la memoria histórica. Pero, su lucha por dominar los abismos del poder sustentado en la avaricia que caminan por sus pasillos, no es nada sencillo. Precisamente el patriarcado referenciado constantemente por el poder feminista se ha colgado generalmente sobre las escrituras, los tableros, los cuadros, las conmemoraciones y todos sus símbolos. El mismo patriarcado evidencia el poder subyacente de la mujer al querer someterla desde historias y lenguajes limitantes de su libertad y despojadoras de su dignidad y esencia.

Este reconocimiento de quien escribe con el sujeto de victimario, incluye necesariamente unas profundas reflexiones sobre nuestro rol social, ambiental, cultural, económico y político. También, necesariamente una deconstrucción constante de las estructuras simbólicas arraigadas de manera recurrente y normalizadas. Precisamente, las nuevas masculinidades se involucran interna y externamente con el proceso de asumirse victimario, pedir-se perdón, despojarse constantemente y rodearse de los movimientos que han llegado a transformar la vida humana, uno de ellos es el movimiento feminista y las nuevas masculinidades.

La mujer debe tener en su identidad y esencia el reconocimiento respetuoso del resto de la sociedad, y ese reconocimiento debe derivar en el bienestar de su vida diaria en todos los entornos. Ya se han logrado subir importantes escalones gracias al trabajo de lideresas y tejedoras en todos los aspectos y entornos que podamos imaginarnos. Su coraje es ejemplar y las nuevas masculinidades debemos adherir y reaprender sus mayores reflexiones y construcciones. Siempre con una mirada crítico-constructiva y empática.

Para ser más exactos: la mujer debe ser priorizada en todas las políticas públicas, eso es poner el enfoque de género en práctica. Los que siguen pensando que el enfoque de género es volver homosexuales o transexuales a los niños y jóvenes, lamento decirles que los engañaron en la campaña del plebiscito, así como prometieron bajar impuestos y subir salarios, así igualito. El ingreso y el empleo formal de la mujer debe ser equitativo; sus responsabilidades suelen ser mayores y muchas de ellas no son reconocidas. Esto quiere decir que todo el sistema de seguridad social debe reestructurarse para que las mujeres más vulnerables en millones de hogares colombianos sean arropadas por la institucionalidad y las políticas públicas. Estoy completamente convencido que velar por los derechos de los niños requiere de velar primero por los derechos de sus madres y abuelas.

El empleo y el ingreso deben ser integralmente acompañados de entornos educativos, de recreación y deporte, cultura y todas sus expresiones, para ellas y sus hijos. La formación profesional y los empleos de primer nivel deben ser diferencialmente apalancados por la puesta en práctica de los avances legislativos logrados durante los últimos años. Cuando me refiero sobre el empleo para las mujeres, también hablo de la necesaria formalización de las mujeres web cam, instagramer y otras actividades derivadas de la dinámica social sexual que ha objetificado a la mujer; por un lado no puede entenderse solo que la formalización significa que paguen impuestos en un Estado de desconfianza generalizada hacia el gobierno. Por el contrario, su articulación como gremio productivo y políticamente representativo debe llevar a una formalización que lleve al mejoramiento de todo el entorno de esas mujeres y les permita formarse en la universalidad del conocimiento que “ofrecen” las universidades.

Finalmente, deben existir espacios de encuentro, encuentro entre la diversidad social y de género, que deriven en el equilibrio equitativo de intereses, por supuesto, siendo conscientes que la acción política ciudadana, organizada e inspirada, serán el fundamento. Aquí las nuevas masculinidades estamos listos.

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